La inesperada dimisión de Carlos Tavares como CEO de Stellantis ha desatado una ola de incertidumbre en Galicia. La situación ha generado preocupación entre los trabajadores y la industria auxiliar, que dependen en gran medida de la actividad de la fábrica, mientras el gobierno gallego deja claro que no puede haber más ayudas sin compromisos de mantenimiento del empleo, también en la industria auxiliar, que esta semana vivirá una huelga.
La Central Unitaria de Traballadores (CUT) sugiere que este fallo puede suponer "un punto de inflexión" en la dirección de la factoría olívica.
Hace más de un año que el CEO de la multinacional prometió que la fábrica de Balaídos construirá un nuevo vehículo eléctrico y que la capital de Aragón acogería una gigafactoría de baterías. Tras recibir las subvenciones de los fondos Next Generation, el empresario ha terminado su reunión en Moncloa sin confirmar ninguna de estas dos inversiones. Algo que aumenta el nerviosismo de los trabajadores viendo, además, los problemas que experimenta el grupo.
Georgia Melloni acusa a la multinacional de falta de respeto y desvía fondos previstos para el coche eléctrico a la industria de defensa. La empresa especula con el posible cierre de plantas ante el nerviosismo de los sindicatos. Los últimos datos de ventas, como era previsible, confirman que los vehículos eléctricos no están despegando, lo que ha colacado al CEO Carlos Tavares en la rampa de salida e incrementa las dudas sobre qué nuevos modelos se producirán en Vigo.
El sindicato censura a la dirección, que no le facilita el nombre del proveedor de los componentes que impiden, por su falta, mantener el ritmo de producción en la planta.
Galicia se juega muchísimo en la renovación de la cúpula directiva de los próximos años en Stellantis, el mayor empleador privado del país. La salida del portugués Carlos Tavares, cuestionado por su apuesta por el coche eléctrico y sus recortes, puede provocar la llegada de un italiano o un americano, mercados donde la multinacional está recibiendo duros golpes.
Vigo, donde la multinacional tiene su fábrica más grande de la Península, fue el primer lugar donde se juntaron los perjudicados. Ahora la Asociación de Afectados por Stellantis (Afestel) ha anunciado protestas en Barcelona, Sevilla, Zaragoza y otras localidades.
Barcelona, Sevilla, Zaragoza o Madrid son algunas de las ciudades que celebrarán distintas movilizaciones de la Asociación de Afectados Stellantis (AFESTEL) a lo largo de los meses de noviembre y diciembre para demandar soluciones a Stellantis por los motores defectuosos Puretech de marcas como Opel, Peugeot o Citroën.
En 2023 el portugués era el ejecutivo estrella del sector mundial del automóvil, ganándose un bonus récord concedido por los accionistas -eso sí, con oposición de algunos supervisores interno de la propia compañía, molestos con tales dispendios cuando el grupo estaba despidiendo trabajadores-. En menos de un año su fortuna ha dado un vuelco. La gran manifestación contra los recortes en Italia el viernes, el anuncio en el consejo de administración esta semana de que Tavares se irá en un par de años y las palabras del ejecutivo advirtiendo de cierres de fábricas en Europa confirman que vienen tiempos complicados para los trabajadores de la multinacional. Por ejemplo, para los de Vigo, que todavía no saben oficialmente qué modelo sustituirá en las líneas de producción el maduro y cuestionado Peugeot 2008.
Ya hay dos concesionarios gallegos de la red de Stellantis que figuran como comercializadores de los vehículos importados masivamente desde China, una estrategia que puede tener repercusiones en fábricas como Stellantis Vigo
La compañía filtra a la prensa local los modelos que espera fabricar en Balaídos en la nueva plataforma STLA en un entorno de nerviosismo ante el avance de los coches chinos y la salida del CEO por los malos resultados de ese año.
La planta de GKN Driveline Vigo, ubicada en Vigo, España, es una de las fábricas más importantes de la compañía en Europa. Esta planta se dedica principalmente a la producción de sistemas de transmisión y componentes para automóviles, con un enfoque en el mercado europeo y mundial. Aquí se fabrican elementos como ejes de transmisión, diferenciales y juntas homocinéticas, que son esenciales para la transmisión de potencia en vehículos.
La multinacional Stellantis, que pasa por un momento delicado debido a los rumores de la salida de su CEO Carlos Tavares y con amenazas de huelga en Italia y Estados Unidos, suma otro problema, una disputa legal que podía tener consecuencias en una de las líneas estratégicas diseñadas por el directivo, la alianza con la china Leapmotor.
El CEO de la multinacional responde a los accionistas que piden su cabeza y a los sindicatos que promueven huelgas atacando. El portugués adelanta cambios organizativos profundos antes del Consejo de Administración de esta semana, en el que se pedirá su cabeza.
La compañía argumenta que no está satisfecha con el ritmo de venta en Norteamérica y culpa a Tavares y a su política de reducción de costes.
Después de asegurarse el dinero del PERTE de la descarbonización, el fabricante filtra que la nueva línea de ensamblaje de coches pequeños -que en teoría se instalará en Vigo- producirá vehículos de gasolina y otros combustibles fósiles, cuando inicialmente el plan solo era producir coches eléctricos.
En la planta de Stellantis en Balaídos,Vigo, un trabajador ha sido sancionado con una suspensión de empleo y sueldo durante 45 días por insultar a un compañero de trabajo. La empresa decidió aplicar esta medida después de que el empleado calificara a su colega de “marioneta de los jefes” en una discusión en la fábrica.
Los trabajadores, afectados por este "reajuste de actividad" en la planta de Vigo, pasan de trabajar en el sistema 1 a hacerlo en el sistema 2 por la previsión de una bajada de produción.
La CUT cuestiona la medida propuesta por la dirección de la planta de Vigo, que achaca a la "sobreproducción" del grupo que provoca que, durante seis meses "nos quedemos mirando al aire".
La política económica de Agrupación Nacional está orientada a repatriar las principales firmas automovilísticas sobre las que el Estado tiene una participación accionarial. En el caso de Stellantis han sido muchos los mensajes, tanto de la ultraderecha como de fuerzas moderadas, las que piden al CEO del grupo, Carlos Tavares, que refuerce su apuesta en el país galo, en detrimento de fábricas como la de Vigo.