Santiago Domínguez (CEO Mestrelab): "Somos la siguiente gran revolución, sería estúpido perdérselo"
"Buscamos de todo. Gente de nuestras mismas áreas, pero decir eso es muy amplio: biólogos, bioquímicos, químicos, informáticos, matemáticos, físicos… Nuestros equipos son una combinación de estos perfiles” nos explica Santiago Domínguez, CEO de Mestrelab.
Con el plan de crear un centenar de empleos en su nuevo centro de I+D+i en Santiago de Compostela, la empresa gallega Mestrelab Research ya es uno de los actores relevantes en un sector que será coprotagonista de la próxima gran revolución económica, la biotecnología.
Una de sus alma mater, Santiago Domínguez, CEO, atiende a Galiciapress desde Londres, donde trabaja para perfilar los siguientes pasos en el crecimiento de la compañía compostelana.
La importancia de que Galicia vaya a ser sede de la Aesia, el peso del sector biotecnológico en la comunidad o el papel de las inversiones públicas y privadas en el I+D+i son algunos de los aspectos clave de esta conversación.
La historia de Mestrelab Research podría ser el equivalente a las de esas empresas que fundan unos amigos en un garaje y acaban siendo referentes en Silicon Valley. Sin embargo, esta firma tiene su germen en Santiago de Compostela y con unos investigadores licenciados en la USC que se propusieron revolucionar el sector de la biotecnología, con el afán de perfeccionar y agilizar el trabajo de los laboratorios. El emprendimiento de Javier Sardina, Carlos Cobas y Santiago Domínguez cristalizó en el software Mnova, del que han sacado partido empresas, universidades y centros de investigación de todo el mundo.
Sería imposible citar todas las aplicaciones que ha tenido este sistema , pero en parte gracias a él disponemos de unas vacunas contra la Covid-19 en tiempo récord o obtenemos unos resultados precisos en las investigaciones que desarrolla la NASA. Santiago Domínguez, cofundador y CEO de Mestrelab, explica que el software es “una herramienta que tiene la ventaja de analizar todo tipo de instrumentos y todo tipo de técnicas”.
Es, en muy resumidas cuentas, una navaja suiza que permite a los investigadores emplear una única herramienta en lugar de varias, lo que agiliza y mucho el trabajo en el laboratorio. “Crear un nuevo fármaco puede ser similar a lo que ocurre en una cocina: quieres hacer un compuesto, sigues una receta, pero tienes que probar si salió lo que pretendías. Utilizando estos instrumentos sabes si el resultado es el ideal”, expone Domínguez.
El valor de Mestrelab no ha dejado de crecer y cuenta con centros en España, Estados Unidos, Reino Unido, China o Japón. Sin embargo, su próximo gran proyecto desembarcará en la capital gallega, con un segundo centro de investigación en el Campus Vida que promete crear un centenar de puestos de empleo. La propuesta pasa por convertir a Santiago en "uno de los centros neurálgicos del software de instrumentación de laboratorio a nivel mundial".
“Santiago está bien posicionada. Tiene un entorno académico y de investigación muy potente, especialmente en todo lo tocante a ciencias de la vida”, valoran desde Mestrelab. Domínguez considera que la localización en el Campus Vida es excepcional porque supone contar de cerca con “los centros de investigación, en un entorno muy potente del que sale mucho talento bien preparado”.
“Tener acceso a ese talento, a las colaboraciones, y trabajar con ese entorno nos ofrece mucho valor. Esa calidad de talento e investigación, además de la alta calidad de vida, porque en Santiago se vive extremadamente bien con un coste relativamente razonable, nos permite ofrecer también una calidad alta de empleo”, razona el CEO de la firma, que pone el acento en el hecho de que “lo que importa es el equipo”.
No obstante, el hecho de este desembarco en Santiago no responde solo a las “raíces profundas” de las que presumen en la capital gallega, sino también a la apuesta de Bruker Inc, que posee parte del accionariado de la compañía, en el entramado económico gallego. “Esta decisión de Bruker dice mucho de Galicia. Si podemos llevar este crecimiento a un sitio con presencia para nosotros es muy positivo”, celebra Domínguez.
“BUSCAMOS DE TODO PARA EL CENTRO EN SANTIAGO”
Con todo, la puesta en marcha no será ni mucho menos inmediata. Se establece un tiempo estimado de dos años, durante el que Mestrelab compondrá un equipo multidisciplinar. “Buscamos de todo. Gente de nuestras mismas áreas, pero decir eso es muy amplio: biólogos, bioquímicos, químicos, informáticos, matemáticos, físicos… Nuestros equipos son una combinación de estos perfiles”. La inteligencia artificial, el procesado de señal o el desarrollo de algoritmos serán algunos de los pilares fundamentales de este centro.
Para los investigadores, trabajar en Mestrelab, con clientes que van desde Johnson & Johnson hasta la Universidad de Harvard o la Fuerza Aérea de Estados Unidos, supone entrar de lleno en la élite del sector. “Somos uno de los líderes mundiales en nuestro campo, y eso es algo al alcance de muy pocos. Ofrecemos la oportunidad de trabajar en un entorno flexible y dinámico desde el punto de vista de la investigación, para seguir desarrollando tecnologías innovadoras e investigación puntera con aplicación práctica”, agrega la empresa.
Esas “soluciones con un impacto en la vida de las personas” son su mejor carta de presentación. De hecho, Mestrelab lo que hará es engordar el ya de por sí nutrido campo de la biotecnología, ya que Galicia es la segunda comunidad con más empresas en este ámbito, un aspecto del que se congratula Domínguez.
“En Galicia el sector biotecnológico está en fase incipiente, pero va muy bien. Estamos creando muchas empresas. Eso nos dice que estamos muy bien en la fase de transferencia, de cara al emprendimiento”, analiza, si bien considera que falta dar el paso a que “escalen las empresas, tienen que crecer y no solo crearse”.
“Nosotros podemos aportar mucho y desde muchos puntos de vista, por las herramientas que creamos y comercializamos, y por contar con un conocimiento en software de laboratorio puntero. Esto coloca a Santiago en el mapa en el sector y permite atraer talento de fuera”, apostilla. Mestrelab propone generar “un efecto arrastre” del que se podrán beneficiar muchas otras firmas del tejido empresarial gallego.
“ES UNA REVOLUCIÓN TECNOLÓGICA”
No obstante, no será la biotecnología el único sector en auge. La Inteligencia Artificial, tan comentada en estos tiempos por ser Galicia la futura sede de la Agencia Estatal de Supervisión de Inteligencia Artificial, promete ser un campo capital para la economía gallega en los próximos años, posicionando a la comunidad como un referente europeo, como aspira la Xunta.
La designación de A Coruña como sede de la Aesia es “muy positivo” para el juicio de Domínguez, porque ofrecerá “un entorno en el que colaborar, en el que desarrollar soluciones, y acceso a talento mejor formado y más especializado”. “Nosotros aportamos lo mismo. Aportamos colaboración y aplicabilidad. Cuando tiene valor es cuando se aplican a soluciones reales”, enfatiza.
"El biotech va a ser la siguiente gran revolución industrial. Sería estúpido perdérselo como inversor. Somos la siguiente gran revolución”
El alcance en los próximos años promete ser vertiginoso, especialmente tras el impulso que ha experimentado el sector como consecuencia directa de la pandemia, donde su papel ha sido crucial. Del trabajo de Mestrelab se han beneficiado los laboratorios de Pfizer, Astrazeneca o Moderna, capitales para desarrollar una vacuna contra la Covid-19 en un tiempo récord. Sin embargo, las inversiones tras la pandemia se han ralentizado un poco por la crisis económica y la inestabilidad producto de la guerra de Ucrania.
“Es cierto que la industria biotecnológica no está viendo la inversión tan reducida como otros sectores. La pandemia ha llevado el mensaje al inversor de nuestra importancia”, consideran desde la cúpula de Mestrelab. El cambio climático, dice Domínguez, es otro ejemplo palpable. “Si no invertimos hoy sabemos los problemas que habrá mañana”, anuncia.
“Estamos en medio de una revolución tecnológica en el sector biotech. Va a ser la siguiente gran revolución industrial. Sería estúpido perdérselo como inversor. Somos la siguiente gran revolución”, sostiene.
Con esa idea, los esfuerzos de Mestrelab están ahora enfocados a “automatizar y digitalizar el laboratorio”. “Los procesos son lentos porque toda la ingente cantidad de datos que genera la investigación no cuenta con la capacidad suficiente para analizarla de forma automática. Queremos que el científico sea más eficiente acelerando la investigación. Las vacunas demostraron que se puede hacer todo mucho más rápido de lo que se hacía tradicionalmente. Si se comparte información, se queman etapas…es necesario hacerlo, y aprendimos mucho en ese proceso”, estima.
MÁS INVERSIÓN PÚBLICA Y PRIVADA
Pero para que todas las piezas encajen en el rompecabezas, es fundamental estimular todavía más el I+D+i en España. La Xunta se volcó con el proyecto de Mestrelab y el centro compostelano contará con una inversión pública de 4,2 millones de euros, sumando una movilización total (público-privada) de 9,8 millones. Domínguez subraya la importancia y la “fortuna” de que su competitividad les facilite el favor de la Xunta, pero es ambicioso a la hora de reclamar más interés por parte de las administraciones públicas y el capital privado.
“A nivel nacional necesitamos incrementar la cantidad de dinero al I+d+i, otros países invierten mucho más que España. La I+d+i genera mucha riqueza, genera calidad, invertir en investigación y buscar y generar ecosistemas muy simbióticos en los que el todo es más que la suma de las partes. Es nuestra asignatura pendiente”, reprende.
También reclama que se incentive más la inversión privada, siguiendo el ejemplo de Estados Unidos, Israel o Reino Unido, donde se dedica “un porcentaje mayor para que sus economías sean más competitivas”. “Será difícil competir desde España sin que estos dos elementos vayan de la mano”, vaticina Domínguez. Hace falta un cambio. Nos va el futuro en ello.
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