La tragedia rozó un colegio de A Pobra por culpa de Herminia y la decisión de la Xunta de no suspender las clases
Los estudiantes no regresarán hoy al CEP Pilar Maestu Sierra de A Pobra do Caramiñal, donde sigue pesando la alerta roja por temporal costero, como en toda la cornisa atlántica. El centro escolar de Cadreche suspendió sus clases ayer al salir volando la cubierta del campo de fútbol aledaño al colegio, que a punto estuvo de llevarse por delante a una madre y a su hijo. Pese a esto, los estudiantes de otros centros tendrán que acudir a las aulas, aunque el riesgo que entraña el temporal es evidente. Galiciapress charla con la directora del colegio pobrense, como el sindicato STEG, con la Consellería de Educación y con el propio Alfonso Rueda para concer la postura de cada uno de ellos y si existe o no un protocolo para esta clase de situaciones.
Sucedió todo en cuestión de segundos, como una exhalación. Literalmente como una exhalación o un soplido, pues la cubierta del campo de fútbol de Cadreche, en A Pobra do Caramiñal, se levantó como si fuese una hoja de papel, y pese a sus dimensiones fue arrastrada por los vientos huracanados con los que Herminia peinó a la cornisa atlántica este lunes. Eran las 9:40 horas, más o menos, cuando M. llevaba a su hijo de 7 años a clase en el CEP Pilar Maestu Sierra, justo el preciso momento en el que la cubierta salió volando y a punto estuvo de llevársela a ella y al pequeño por delante. “No nos aplastó de milagro”, relataba a este diario todavía con el susto en el cuerpo.
Afortunadamente solo hubo que lamentar daños materiales y la cubierta, que acabó empotrada contra el coche de la afectada, pudo ser retirada para liberar el vehículo, pero la tragedia sobrevoló, y nunca mejor dicho, al colegio de Cadreche, como popularmente se conoce a este centro barbanzano, que tuvo que suspender las clases en la jornada de ayer.
“DEBO VELAR POR LA SEGURIDAD DE TODOS”
Fue un dictamen final tomado por el equipo directivo del propio centro, que la directora, Silvia Folgueira, achaca a la “responsabilidad”, toda vez que la decisión de celebrar las clases o no pese al temporal quedó en manos de las direcciones de los centros educativos gallegos, aunque las rachas de viento en algunos puntos superaron incluso los 140 km/h.
“Fue un susto importante. Y tarda en pasarse ese susto”, reconoce Folgueira, que sin embargo celebra que la mañana transcurriese “sin más contratiempos” una vez que todos los estudiantes pudieron abandonar el centro y regresar a sus hogares. La dirección, una vez puso los hechos en conocimiento de la Policía Local, trató de llamar a InspecciónEducativa para informar de lo ocurrido y cuando por fin pudo contactar con ellos la remitieron a Jefatura Territorial.
En este punto la dirección del centro pobrense lamenta el poco apoyo recibido por parte de las autoridades educativas y recalca en el comunicado que se hizo llegar a las familias que la suspensión de las clases respondía al “deber de velar por la seguridad de todas y todos”, ya que “desde la Consellería no se hizo el trabajo que entiendo debería hacerse, descargando toda responsabilidad en la dirección del centro”.
“Intenté llamar a Inspección y no conseguí respuesta. La decisión de suspender fue automática porque me parecía que era la mejor dirección que podíamos tomar a la vista de la situación en la que estábamos. Entendí que era una situación de riesgo y entre mis responsabilidades está velar por la seguridad de los miembros de la comunidad educativa, por el peligro que podía suponer a la salida del centro. Lo consulté con el claustro y todos estuvieron de acuerdo”, expone la directora, al tiempo que puntualiza que en el interior del edificio la seguridad era total y que el riesgo potencial estaba en la zona donde cayeron las placas del estadio, precisamente en la acera por donde acceden los colegiales al centro escolar.
“Ante una alerta creo que debería ser una decisión que debería venir desde la Consellería, no dejar la toma de las decisiones en las direcciones de los colegios. Pero esto lleva tiempo siendo así, no fue esta la única ocasión”, lamenta Folgueira, que apostilla que no recibieron notificación alguna por parte de la Consellería ni cuentan con un protocolo específico, como demandan algunos sindicatos.
Desde el Concello da Pobra se desplazaron al punto del suceso el alcalde, José Carlos Vidal, y la edila de Cultura, Patricia Lojo, que evaluaron los desperfectos en el lugar. Los esfuerzos de las autoridades se centraron en tratar de asegurar la zona y evitar que se pudiesen producir más desprendimiento en la cubierta. Folgueira, por su parte, garantizó que la información a las familias era “exhaustiva” y que se les trasladaba de manera puntual. En cualquier caso, este martes los estudiantes de Cadreche no reiniciarán las clases, una decisión que se prorrogará mientras dure la alerta roja en la costa arousana.
UN COMITÉ DE ALERTAS
La pregunta que se hacen todos es por qué en una jornada donde se superaron las 1.4000 incidencias la Consellería de Educación no estimó oportuno suspender las clases como medida preventiva. Sobre esto el presidente del Gobierno de Galicia, Alfonso Rueda, rebajó la decisión al consenso de los técnicos que componen el comité de alertas.
“El domingo estuvieron hablando los técnicos de Meteogalicia con los de la AEMET y se tomó la determinación de no suspender las clases. Si se hubiese tomado otra determinación se hubiese comunicado, pero no fue así y es la situación normal. En todo caso es un comité de alertas el que toma esa decisión. No la tomó y por eso hoy -refiriéndose a ayer lunes- había clase”, despachó Rueda consultado por Galiciapress.
Desde la Xunta llevan meses demandando al Gobierno de España la transferencia de las competencias en materia meteorológica para emitir alertas y tener más capacidad de decisión aunque en aspectos como el de la celebración o no de las jornadas lectivas ya tiene competencias. De hecho, la propia Consellería de Educación argumenta a este diario que “la Xunta no delegó la decisión de suspender las clases en los equipos directivos”.
“En Galicia contamos con la Comisión Escolar de Alertas, un ente de carácter técnico formado por varios departamentos de la Xunta con competencias en emergencias, meteorología, educación y movilidad. Cuando existe alguna alerta meteorológica, esta comisión toma las decisiones correspondientes y las comunica”, explican, en la línea de lo expuesto por el propio Rueda.
A renglón seguido, abundaron que durante el fin de semana “los técnicos monitorizaron en todo momento la situación en función de la alerta existente, que para este lunes es de nivel amarillo en el territorio”. “Si las clases se suspendieran o fuera necesario tomar alguna medida, se habría informado”, aseguran, si bien la información no es del todo precisa, ya que la alerta roja en la costa y la localización de centros como el IES A Pobra, pegado a la playa, obliga a dudar de que la consideración para que este y otros centros fuese de alerta amarilla y no roja.
De hecho, precisamente en el instituto pobrense, como en el colegio de Cadreche, se suspendieron las clases. Fueron los únicos que no celebraron la jornada lectiva de los más de mil repartidos por toda Galicia, según indica la Consellería de Educación a este diario. “En este tipo de situaciones, los equipos directivos cuentan con las direcciones territoriales de la Consellería, con el servicio de Inspección Educativa (cada centro cuenta con un inspector) y con la Unidad Técnica (que se encarga de las infraestructuras de los centros)”, concluye el comunicado de Educación.
UN PROTOCOLO ESTANDARIZADO Y PÚBLICO
Sin embargo, las explicaciones de la Xunta no parecen satisfacer ni a muchos centros escolares ni a organizaciones como el Sindicato de Traballadoras e Traballadores do Ensino de Galicia (STEG), que ya durante el paso de la borrasca Kirk en octubre denunció la ausencia de un protocolo para minimizar los riesgos en esta clase de situaciones. De hecho, durante Kirk uno de los muros del pabellón de una escuela de Porto do Son se derrumbó por el impacto del temporal, pocas horas antes de que los escolares estuviesen en la zona donde en ese momento cayeron los cascotes.
“Desde STEG rechazamos de nuevo que la decisión de cerrar un centro por adversidades meteorológicas tenga que recaer en las direcciones de los centros educativos”, insisten desde el sindicato, que entiende que esto provoca “inquietud e incertidumbre” tanto en los alumnos como en las familias y los docentes.
Así, piden que la Xunta “asuma su responsabilidad” y piden a Román Rodríguez, titular de área de Educación, Ciencia, Universidades e FP, que remedie esta situación de “descontrol absoluto” cuando el conselleiro afirma que se trata de una eventualidad “absolutamente protocolarizada” y que este es “absolutamente conocido”, algo que niegan los propios centros escolares.
“Desde STEG solicitamos por sede electrónica, sin respuesta, conocer este protocolo”, profundiza el sindicato. Por esto, insisten en la necesidad de estandarizar este protocolo, que se haga público y que sea la Comisión Escolar de Alertas la que tome medidas, “no dejar la decisión de los cierres de los centros en las direcciones porque no es su competencia valorar los datos y las alertas de AEMET o Meteogalicia para suspender las clases”, a lo que suman “la complejidad y peligrosidad, en caso de adversidad meteorológica, del transporte escolar en Galicia”.
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