Rueda prevé que la mina de Touro tendrá "repercusión en el empleo y la industria", pero solo "si cumple la normativa"
El presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, traslada las valoraciones sobre el proyecto minero a los técnicos de la Xunta y evita hacer consideraciones personales ante las preguntas de Galiciapress.
110 millones de toneladas. Esa es la cifra mágica de rocas potencialmente generadoras de drenaje ácido (PAG) que han aventurado los promotores de la reapertura del complejo minero de Touro y O Pino que se extraerán durante los trabajos para obtener cobre. Así lo constatan en el documento 'Manejo Selectivo de los Estériles de Mina - Clasificación NAG - PAG', donde dan buena cuenta del efecto que puede tener esta mina que la Xunta de Galicia está evaluando para conceder, si procede, la autorización para comenzar a explotar la cantera durante casi tres lustros.
Pese a la evidente huella medioambiental de este proyecto, el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, no quiso hacer una valoración sobre estos efectos. “No me corresponde a mí hacer una valoración, sino a los técnicos. Son los que están evaluando la documentación presentada para este proyecto”, declaró a las preguntas de Galiciapress.
En la misma línea, resumió que todo depende de los informes que presenten los técincos de la Xunta de Galicia, que ya en su día tumbaron la intentona de Atalaya Mining y Cobre San Rafael para obtener la luz verde del Gobierno de Galicia. “Si es viable desde el punto de vista medioambiental irá adelante, y si no, no. Esa es la valoración que tengo que hacer: remitirme a la valoración de los técnicos, que ya hicieron una valoración en su momento, y que al volver a presentarse, espero que con las condiciones necesarias para volver a evaluarlo y tomar una decisión”.
MINA SÍ, PERO NADA MÁS
No obstante, una de las grandes incógnitas que rodea al proyecto minero es el verdadero impacto económico que puede tener en Galicia. Los opositores a la mina denuncian, además de su impacto medioambiental, su efecto sobre las economías de la zona, donde el sector primario y el turismo tienen un peso relevante.
De hecho, los propios informes de los promotores de la mina reconocen su impacto, al menos en el plano visual, del proyecto sobre el Camino de Santiago, ya que la cantera será visible desde el propio trazado jacobeo. Esta repercusión en el patrimonio histórico de Galicia entronca directamente con el hecho de que la producción del material extraído de la mina no será tratado en la comunidad gallega ni tampoco en España, sino que serán terceros países los que se beneficien de toda la industria que rodea al tratamiento del cobre para que luego pueda ser utilizado en otras industrias.
Desde la Xunta de Galicia, en cambio, no parecen especialmente preocupados por que estos hipotéticos puestos de empleo no se queden en la comunidad gallega. “Si saliese adelante el proyecto, la repercusión en Galicia con respecto al empleo y a la producción industrial tendría que producirse, como cualquier proyecto industrial en Galicia, consideró Rueda, que no obstante quiso “insistir” en que el plan “no puede salir adelante si no cumple todas las estrictas normativas que tiene que cumplir”.
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