El fin del uso obligatorio de las mascarillas y los numerosos heridos que provoca la invasión de Rusia a Ucrania son dos de los factores clave.
El Gobierno de Putín trata de castigar a la población civil. Foto: EP Kiev y Járkov han sido las ciudades más afectadas al tratarse de las dos principales ciudades del país, pero también regiones como Zaporiyia, Dnipró u Odesa han sido víctimas de los ataques. “En lugar de luchar en el campo de batalla, Rusia lucha contra civiles”, critica el Gobierno de Ucrani a través de su ministro de Exteriores. Sigue leyendo la noticia en Catalunyapress.
Hay impactos en otras urbes como Odessa, Nikolaev o Kharkov. Ucrania bombardeó en los últimos días también infraestructuras energéticas en Rusia. La escalada prosigue con la exhibición de la llegada de militares rusos a Bielorusia.
Las noticias sobre la guerra de Ucrania, hoy es el segundo día seguido de ataques con misiles rusos sobre ciudades, se viven con especial angustia en uno de los lugares más remotos de Galicia y de España, Cariño. Allí, cerca de Cabo Ortegal, están instalados un ciento de ucranianos, en su gran mayoría trabajadores de una empresa de Internet, AVTOPRO, y sus familias. Galiciapress conversó con Olga Strelnyk, su responsable de recursos humanos y desarrollo de negocio.
España, como miembro de la OTAN, participa junto a otros países en las labores de disuasión ante la amenaza rusa. Los 'cazas' españoles del Ejército del Aire han finalizado la campaña de Policía Aérea de este año con un total de 38 operaciones 'Alpha Scramble'.
La invasión de Rusia a Ucrania también se combate en las redes, con ambos bandos difundiendo propaganda para tratar de ganarse el favor de la opinión pública internacional. En esta ocasión, los pro-rusos ponen el foco en el envío de armas desde España.
Ha tenido como escenario la Plaza Roja de Moscú, con la presencia de 11.000 soldados vestidos con sus mejores uniformes de gala que querían escenificar la grandeza del imperio del nuevo zar que pretende el resurgir de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, como si los tiempos no hubieran cambiado. El acto ha pretendido ser una demostración de fuerza.
Los movimientos de las tropas rusas en el Donbass sugieren un recrudecimiento de los ataques contra las fuerzas militares ucranianas, que resisten en Mariupol entre otras ciudades.
Una gran multitud se reunió en la capital de Rusia para velar por el Moskva, el mayor buque de guerra destruído desde la Segunda Guerra Mundial. Los rusos reaccionan bombardeando por todo el país, incluída una planta cerca de Kiev que fabricaba, dicen, componentes para misiles como los Neptuno que acabaron con el buque insignia de la flota del Mar Negro. La lucha se ha recrudecido en Mariupol y la esperada ofensiva en el este todavía no ha empezado.
En las guerras la clase trabajadora es la carne de cañón, es quien sufre la crisis económica, y es quien paga los gastos de la guerra. Que Putin es de ultraderecha ya lo sabemos y no es discutible, pero Ucrania es nazi-fascista, Polonia y Hungría también son la ultraderecha, la misma ultraderecha que crece como la espuma en Francia, España, y prácticamente en toda Europa. Ejemplos de demócratas, o más bien ejemplares, como Boris Johnson, Ursula y Borrell vistan a Zelenski en Kiev. Ellos están al frente de esa Europa hipócrita y decadente, que solo ve lo que le interesa ver, mientras da la espalda a los 85.000 niños asesinados en la "actual" guerra del Yemen, tan actual como el genocidio en Palestina, o la ocupación ilegal del Sáhara Occidental. Hipocresía es abrir la puerta y dar facilidades a las refugiadas ucranianas y a sus hijos, mientras se las cerramos a sus parejas o hijos en edad militar de acuerdo con el Ministerio de defensa de Ucrania. Hipocresía es acoger a las refugiadas ucranianas y tratar como basura a los refugiados sirios, afganos o subsaharianos. La misma hipocresía que cuando se callaron ante el asesinato de periodistas por parte del ejército de los EEUU en Irak, entre ellos José Couso un camara español, fue un asesinato cobarde y premeditado para evitar que la prensa informase sobre las masacres, los asesinatos y las torturas que llevaron a cabo los EEUU y sus aliados en Irak. Mucho asco el nivel de inmundicia hipócrita. Con Ucrania, Polonia, Hungría y próximamente Turquía...
El Gobierno de España ha tomado esta determinación, ya adoptada por otros países de Europa, como represalia al Gobierno de Rusia, con el que cada vez quedan menos lazos más allá de la dependencia energética.
No parece que los europeo seamos suficientemente conscientes de los riesgos que estamos corriendo con la guerra en Ucrania.
Conflictos bélicos (Ucrania, Yemen, Siria, Irak, Afganistán, Somalia, Etiopía, Sudán, Gaza, Myanmar....) que ponen en evidencia la irracionalidad y brutalidad de las guerras así como su imposible justificación desde el punto de vista social y humano.
El Comité Galego de Apoio ao Donbáss promueve la movilización del próximo 31 de marzo y critica al gobierno de Zelenski.
Aquí hablamos de crisis, pero con 27 años no puedo más que poner los ojos en blanco y preguntar al político de turno: ¿qué crisis? Como con el coronavirus, las olas se solapan unas a otras y la sensación es que nunca hemos abandonado la primera. Mi generación no conoce otra cosa. Estamos como estábamos, pero peor.
En este recorrido por el derecho internacional conviene hacer referencia a los Principios de Núremberg que forman un conjunto de directrices que sirven para determinar qué constituye un crimen de guerra contra la humanidad y contra la paz y que fueron elaborados por la Comisión de Derecho Internacional de las Naciones Unidas.
Las cifras que deja la guerra en Ucrania todavía no están claras, pero las Naciones Unidas hablan ya de que 1,5 millones de ucranianos han abandonado ya su país por la guerra. A estos hay que sumar los que abandonen Mariupol en las próximas horas, ciudad que hasta ayer tenía todavía 400.000 civiles a la espera de poder desplazarse sin la amenaza de los soldados rusos.
Las negociaciones entre Moscú y Kiev siguen sin grandes avances, pero permitiendo que los ciudadanos de Mariupol y Volnovaja puedan desplazarse para abandonar la zona en la que se recrudece la ofensiva por la ocupación rusa.
La guerra no parece ir según tenía previsto Vladimir Putin. La operación relámpago que había planeado se ha convertido en una guerra que podría prolongarse en el tiempo mientras las negociaciones entre Moscú y Kiev parecen empantanadas. Mientras, la oposición interna al presidente ruso se incrementa, especialmente entre los oligarcas, golpeados por las sanciones económicas.