El mundo entero estaba pendiente este lunes, 9 de mayo, del discurso del presidente ruso Vladimir Putin el Día de la Victoria, en conmemoración de la derrota de la Alemania nazi en 1945.
Ha tenido como escenario la Plaza Roja de Moscú, con la presencia de 11.000 soldados vestidos con sus mejores uniformes de gala que querían escenificar la grandeza del imperio del nuevo zar que pretende el resurgir de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, como si los tiempos no hubieran cambiado. El acto ha pretendido ser una demostración de fuerza.
Con ese escenario que puede llegar a impresionar - ese era su objetivo- el discurso del nuevo zar ha sido más cauteloso de lo previsible, lo que se interpreta como un rayo de esperanza en esta tormentosa guerra . Es importante señalar lo que ha dicho el mandatario ruso, pero, sobre todo, lo que no ha dicho, que es lo más importante: no ha hecho ninguna referencia a la energía nuclear, ni anunció ninguna nueva escalada - invasión a otros países-, ni habló del triunfo en la invasión de Ucrania, Si en cambio reconoció por primera el coste en vidas humanas - económico también es alto- que ha tenido el ejército ruso en la invasión.
Pese a la pomposidad de la puesta en escena del festejo, por cierto, con cierto olor a naftalina, Putin no recurrió a la retorica nacionalista, ni siquiera utilizó un tono triunfalista. Empezó su discurso hablando del paralelismo entre los veteranos y los soldados que luchaban en Donbass, para rápidamente explicar los motivos que le llevaron a invadir Ucrania, con una versión muy propia de él. Como era de esperar, la OTAN fue uno de sus objetivos dialécticos a la que acusó de tener unos “planes” diferentes para Rusia. Y era necesario plantar cara a los enemigos, que son los países que forman parte del organismo.
Amén de la OTAN, el gran enemigo para Putin ha vuelto a ser EEUU, como en la etapa de la Guerra Fría que algunos creen que ha vuelto de nuevo. Nadie recuerda que en un lugar tan significativo como la Plaza Roja, un presidente ruso haya realizado un ataque tan directo como el efectuado por Putin. Parece que el dictador paranoico consideraba necesario de cara a su ejército, seguidores y países amigos el mostrar públicamente el menosprecio que siente por EEUU. Era lo que algunos esperaban de la intervención para no menoscabar su debilidad estratégica y económica, que es lo que más le preocupa en estos momentos. Para justificar su belicismo, Putin recordó cómo los enemigos de Rusia intentaron utilizar a grupos terroristas internacionales para desestabilizar el país en todos los ámbitos.
Lo que todos esperaban con temor y angustia: una declaración de guerra, no se ha producido, ni ninguna declaración de movilización general, ni declaración triunfalista. Lo que se puede interpretar como un desgaste que le ha producido el elevado número de muertes de sus soldados. El coste económico y social le está afectando más de lo que en un principio había previsto.
¿Estarán pensando en retirarse de Ucrania tras un pacto que no les deje como perdedores?.Todo es posible, sobre todo cuando el dinero que tiene fuera de Rusia - muchos millones de dólares- puedan llegar a perderlo. Según el jefe de la diplomacia de la Unión Europa, Josep Borrell, el dinero de Putin y de sus oligarcas se podrían utilizar para la reconstrucción de Ucrania.
Pasada esta fecha tan esperada y viendo lo sucedido, este 9 de mayo tan esperado puede que la situación cambie las cosas. Esperemos que pueda ser así, ya hay demasiadas personas muertes, un país destruido y más de cinco millones que han tenido que marchar fuera de Ucrania.
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