# Claves de la semana

N. González, eurodiputado: "De la DANA tenemos que aprender; la arquitectura institucional no se cambia corriendo"

Antes de dar el salto a Bruselas, donde cumple su segunda legislatura como eurodiputado socialista, Nicolás González (Lalín, 1972) trabajó durante casi 20 años como enfermero, fundamentalmente en el campo de la urgencia y la emergencia. Docente e investigador, su experiencia en un campo como el de la gestión y estudio de catástrofes. En un momento en el que las redes sociales fueron un nido de desinformación durante la crisis de la DANA de Valencia, González se dedicó a hacer pedagogía en redes sobre las fases de la asistencia en una catástrofe de estas características. Galiciapress charla con el europarlamentario con motivo de la desinformación existente, las competencias que corresponden a cada administración en estas circunstancias, el cambio climático o los mecanísmos que existen en la Unión Europea para ayudar en la reconstrucción de las zonas afectadas.

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 Nicolás González Casares

 

En los últimos días hemos presenciado cómo las redes sociales también se convertían en un auténtico barrizal, con informaciones interesadas en cuentas, vamos a decir, muy sospechosas. Afortunadamente, la suya parece arrojar algo de luz sobre un asunto tan complicado como el de la crisis de la DANA. ¿Cómo ha vivido todo este caos desde las redes?

Con preocupación, sobre todo cuando ves que se utiliza mucho la mentira, los bulos, información interesada, fundamentalmente también por actores que lo único que buscan es influenciar a la población, polarizar y contar cosas que no son ciertas. Precisamente para enfrentarnos socialmente en momentos de crisis. Les gusta el caos y viven del caos, por lo tanto generan más caos. Estas influencias, normalmente de grupos ultra, fundamentalmente de ultraderecha, también tienen ciertas influencias extranjeras. En Bruselas sabemos bien cómo funcionan y nos llama mucho la atención lo que sucedió. Esto algún día habrá que atajarlo. Es terrible lo que vivimos. 

 

Su experiencia profesional lo ha hecho conocedor de un campo como es el de la gestión y estudio de catástrofes. Ha puesto como ejemplo las publicaciones de Álvarez Leiva, pero, ¿se puede estar preparado para algo como lo ocurrido en Valencia o supera todo lo imaginable?

Toda catástrofe y toda gestión necesita prevención. Aquí hay que tener primero prevención de las catástrofes además de preparación. La preparación se entrena entrenando a los diferentes servicios de emergencia, no solo en su propia asistencia, sino también en la coordinación entre los diferentes servicios. Es importante que existan primero estos servicios, porque hay que recordar en Valencia uno de ellos fue suprimido, y que se conozcan y se coordinen entre sí, máxime cuando trabajan en el mismo terreno van a tener que hacer frente a emergencias complejas muchas veces en ese terreno. 
 

 

Es cierto que cada una de estas catástrofes, tanto naturales como no naturales, son diferentes entre sí. Hay unas pautas de actuación y una, digamos, teoría de catástrofes y, en mi caso sanitario, una medicina de catástrofes perfectamente conocida donde se va acumulando también conocimiento a lo largo del tiempo. Es una disciplina relativamente nueva, pero con unas pautas que incluyen fundamentalmente la preparación y la prevención, así como planes y planificaciones. Todas estas cuestiones para mí son tremendamente importantes. 
 

Ha pasado ya una semana desde el suceso, pero las necesidades siguen siendo muchas. Por sus conocimientos, ¿en qué se debería enfocar la asistencia en estos momentos y cómo puede ayudar la población, si es que puede ayudar en algo?

A veces es difícil de entender, pero lo primero es el rescate. Hay que priorizar los rescates de aquellos que están con vida y los rescates de aquellos que hay que buscar porque están desaparecidos. Eso es prioritario. Hay otras necesidades que se van solapando: suministros, llegar a los sitios, limpiar, reparar las vías...también es muy importante. Se van sucediendo estas prioridades a lo largo del tiempo.

 

En la fase de rescate llegará un momento en donde se pierda la ventana de operatividad y seguirá siendo importante encontrar a los desaparecidos, pero ya nos tendremos que centrar más en las cuestiones de vías, de salubridad, de atención a las personas, de buscar la normalidad, por ejemplo, como que los niños vayan al colegio. Esto va teniendo unas diferentes fases, creo que eso es importante también que la población lo conozca, porque para alguien que ha perdido su casa todo es prioritario, desde luego que es prioritario. Para alguien que busca a su ser querido o que no sabe que ha sido de él tenemos que entender que eso es una prioridad aún mayor. Es muy difícil explicar esto en medio de una catástrofe porque todo el mundo tiene necesidades tremendas y el sufrimiento es mayúsculo, por tanto, hay que saber también que los servicios de emergencia tienen sus prioridades pero que la ciudadanía establece unas necesidades, ya que todo el mundo se siente desamparado en esos primeros momentos. 
 

En redes ha hecho mucha pedagogía del asunto, especialmente aclarando un aspecto como es el de las competencias y las responsabilidades que tocan a cada administración, las cadenas de mando, etc. Esta misma semana preguntamos a Alfonso Rueda por las intenciones de la Xunta de pedir las competencias en materia meteorológica para que MeteoGalicia gestione las alertas que hoy manda la AEMET. ¿Cree que es positivo que sean las comunidades las que tengan este poder o lo ocurrido refuerza la idea de que, en situaciones extremas, debe obedecer a un mando único para una mejor gestión?

Podríamos discutir muchas cosas sobre competencias, pero la competencia real de gestión de emergencias está en la comunidad autónoma. Eso es lo primero. Y una comunidad autónoma, cuando tiene una competencia, como tiene la Comunidad Valenciana en este caso, debe asumir esas competencias, debe desarrollar esas competencias y debe actuar conforme a esas competencias.Galicia lo ha hecho. Tiene una Axencia Galega de Emerxencias y tenemos diferentes servicios que están más o menos bien coordinados. Hemos creado una estructura y hemos desarrollado estas competencias. Eso es lo responsable. Luego se puede discutir si las alertas pueden venir de un sitio o de otro, pero una tormenta no va a parar justo en la frontera de una comunidad autónoma. Podemos discutir mucho sobre esto. 
 

 

Pero la arquitectura institucional que nos hemos dado en la gestión de emergencias es muy importante y no se puede cambiar de un minuto para otro. Ahora, cuando uno tiene una responsabilidad debe asumirla, desarrollarla y gestionarla. Y eso yo creo que es lo responsable en términos políticos.  ¿Por qué se discute la competencia de emergencia de la Comunidad Valenciana? Creo, principalmente, por el error original de Mazón en las primeras horas de no dar la alerta. Eso es lo que crea desconfianza sobre el mando en la Comunidad Valenciana. Han existido otras cuestiones y no han generado debate. 
 

Incluso me gustaría que alguien me explicase por qué sería mejor la atención de otra forma. ¿Qué hubiera mejorado en esas primeras horas que el mando fuese estatal? Una vez que Mazón toma la decisión de enviar la alerta y empieza a contar la catástrofe a través de las riadas, ¿hay alguien capaz de explicar en qué iba a mejorar? Yo tengo más confianza en Grande-Marlaska que en Mazón como gestor de una catástrofe, sin duda. Pero primero de todo tengo confianza en las estructuras que nos hemos dado a través de las leyes. 

 

"QUIEN NO CONDENA LAS AGRESIONES NO ES UN DEMÓCRATA"

El pasado domingo en Paiporta el rey conversaba con un grupo de jóvenes y les decía que no se creyesen todas las informaciones porque había “muchos interesados en que haya caos”. Queda por saber quienes son esos interesados y si, acaso, forman parte de las administraciones públicas…

Es todo un debate y volvemos a lo del principio de bulos y desinformación. Claro que hay actores interesados, y estoy seguro que en Paiporta los que crearon todo el jaleo no son los vecinos indignados que protestaban por lo que creían que debían recibir en ese momento y que era una atención adecuada y que no la estaban recibiendo. Creo que lo que la protesta está manipulando totalmente por elementos de la extremaderecha que lo buscan es el caos. Son los mismos que han intoxicado en las redes, hecho bulos y han manipulado a la población.

 

 

Yo no he visto nada más desagradable en estos días que gente casi deseándo y diciendo que cuando abriese el parking del Centro Comercial de Bonaire habría cientos de muertos…todo jugando con la ansiedad, la tristeza y la desgracia de la población para generar más y más caos. Tenemos que aprender, porque esto va a suceder más veces, ya no es solo un problema en la gestión de una catástrofe, es un problema para la democracia. 
 

Cabe mencionar las agresiones que sufrieron, entre otros, el presidente Pedro Sánchez. Algunos partidos y actores políticos ni siquiera se pronunciaron sobre este episodio, otros lo han hecho bastante tarde. ¿Qué le parece?

Quien no condena la agresión a los representantes del Estado no es un demócrata. Para mí no son demócratas. Sobre todo en una situación de crisis. Hemos visto que estaba todo bastante bien orquestado. El que no lo haga se retrata. Primero se retrata quién lo hace, quién orquesta, pero ya sabemos que con eso no podemos contar para una democracia sana. Pero con aquellos que sí se debe contar para una democracia sana deben ser más veloces y más diligentes en sus reacciones en cuanto a estos sucesos. 
 

También en redes hiciste aclaraciones sobre la ‘Fase de Caos’, las infraestructuras y la movilización de recursos. Todo esto entronca con las declaraciones del jefe de la UME, que hablaba de la disposición de los militares pero la imposibilidad de movilizarlos de una manera inmediata, o de las actuaciones del Ministerio de Transportes de Óscar Puente, que parece uno de los más activos en estos momentos. Parece que hay mucho trabajo entre bambalinas y que el ruido en ocasiones no nos deja ver…

Yo lo que espero es que los vecinos de Valencia afectados sí empiecen a ver cómo las ayudas llegan. Entramos en una fase donde la desproporción entre las necesidades y la oferta de ayuda es terrible, es una gran desproporción. Creo que eso se va a empezar a equilibrar. Sigue habiendo mucha gente desatendida, pero la gente se verá cada vez más arropada por las administraciones públicas, porque al final es el sector público el que está haciendo un grandísimo trabajo. Sin ellos las primeras horas son muy difíciles de gestionar. 

 

En cuanto a la UME, el general Francisco Javier Marcos lo ha dejado claro: él no puede poner de repente 20.000 soldados en Valencia porque lo que genera es un caos. Algo que se aprende en emergencias en la gestión de catástrofes es que de los equipos que van a intervenir en una zona, que salen de su zona de confort y van a otra a intervenir, lo primero es que tienen que ser autónomos, porque no puede llegar a un sitio en el no hay agua 8.000 soldados pidiendo agua para beber o fuel para los camiones, o luz para cubrir necesidades…la logística tiene que ir por delante. Esa logística tiene que ser también suministro de asistencia. El ejemplo está en el buque Galicia, desplazado para que los militares puedan alojarse en él. Evidentemente, dar el sostén a toda la emergencia lleva mucho tiempo. La UME se despliega muy rápido, pero el grueso tarda tiempo, y mover un camión grúa, si tiene que hacer 400 kilómetros, puede llevar tiempo.  
 

¿CÓMO PUEDE AYUDAR LA UE?

Ya en el plano europeo, ¿cómo puede ayudar el Parlamento Europeo para recuperar la normalidad? ¿Cómo están siendo o van a ser los días de un eurodiputado en torno a este caso?

Hay tres elementos, fundamentalmente. El primero es el mecanismo de protección civil, que permite generar recursos para corregir la falta de medios materiales en la gestión de una emergencia o que pueda verse complementada. Pero España, teniendo la UME que tenemos, no creo que vaya a necesitar ese mecanismo de protección civil que sí necesitan otros países, como ocurrió no hace tanto en Hungría en el pasado también durante unas inundaciones. 


Pero otros dos elementos importantes tienen que ver con las ayudas que vamos a necesitar en términos de fondos para recuperar esas zonas. Hablamos del fondo de solidaridad, donde podríamos conseguir dinero a través de ese fondo solidaridad de fondos europeos, fundamentalmente para la recuperación y reconstrucción de zonas afectadas. Se podría porque hemos hecho posible recientemente que las DANAS puedan entrar en ese grupo de catástrofes naturales que pudieran recibir este tipo de ayudas, pero ahora hay que reclamarlo, porque está claro que es un instrumento para apoyar la recuperación de catástrofes naturales, no para la asistencia directa.

 

El otro elemento que que es importante, algo por lo que se va a luchar, que es el reglamento RESTORE, porque el ‘Reglamento RESTORE’, un reglamento que permite que fondos de cohesión se puedan reprogramar, incluso adelantar, para que se puedan dedicar específicamente a una emergencia que se ha producido. En eso hemos pedido que las instituciones europeas vayan por la vía de urgencia, porque estamos en este momento discutiéndolo, para que Valencia pueda recibir de estos fondos. 
 

Lo que deja en evidencia todo esto es la urgencia de actuar contra el cambio climático. Europa tiene la llave y tomar decisiones claras en esta materia. Estos días, por ejemplo, pusiste el foco en los combustibles fósiles y la última vez que hablamos, antes de las elecciones europeas, me decía que ya hay políticas aprobadas, pero queda ponerlas en marcha. ¿Ya están en marcha?

Lo que ha puesto de relieve es algo que ya veníamos diciendo y que venían diciendo los científicos: el cambio climático está sucediendo y genera problemas. Hasta genera problemas de salud pública. Y sí, siempre hubo DANAS, siempre hubo temporales. El problema que se está denotando y que ven los científicos es que cada vez son más frecuentes y los fenómenos meteorológicos son más acusados, más salvajes. Es decir, una sequía es más extrema, pero también un temporal, como el que hemos visto, es mucho más extremo que los previos y se repite con más frecuencia. No va a ir a menos; tenemos que trabajar en la mitigación, reducir nuestras emisiones. Eso lo vamos haciendo y lo tenemos que ir haciendo de una manera cada vez más ambiciosa.
 

 

Y la otra parte es trabajar en la adaptación: hay una nueva realidad de cambio climático y nos tenemos que ir adaptando. Y esa adaptación significa que, por ejemplo, nuestras ciudades tienen que estar pensadas bajo esas premisas de que estamos hablando de cambio climático, las zonas inundables, no construir, tener precauciones, soluciones basadas en la naturaleza, como bosques que puedan, en caso de inundaciones, ser capaces de atrapar las rías. Son cosas que existen, se pueden hacer, así como recuperar ecosistemas que están dañados y que el propio daño en ese ecosistema supone un riesgo mayor o de inundación o de otros fenómenos naturales que puedan ser exacerbados. Yo creo que esto tenemos que verlo cuanto antes y trabajar.

 

Está la Ley de Restauración de Naturaleza y todas las normas que nos podemos dar en hacer que nuestros medios de vida estén mejor adaptados al cambio climático. A nadie se le ocurriría en Galicia construir al lado de un río cuando sabemos hasta dónde suben los ríos y cómo suben. Tenemos un conocimiento, lo máximo que poníamos a favor de los ríos tradicionalmente eran los molinos y ya eran fundamentalmente inundables. Por lo tanto, ese conocimiento también debemos aplicarlo ahora que sabemos que esos riesgos son mayores y tienen que estar en la planificación, pero también tienen que estar en la acción de las instituciones políticas, crear leyes que mejoren esa adaptación y que nos hagan más fuertes ante el desafío que tiene el cambio climático.

 

También cabe decir que el negacionismo y el retardismo se están mostrando como un peligro para la población, un peligro real para la población. Estas fuerzas extremistas buscan tapar una realidad, que no hablemos de que el cambio climático está sucediendo y es lesivo para nuestras vidas.

 

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