Un escenario inédito en Cataluña

El resultado de las recientes elecciones autonómicas dejaron en Cataluña un mapa partidario muy distinto al de las últimas décadas, tal que algunos observadores y analistas hablan de cambio de ciclo algo que, resultando un poco aventurado, no deja de tener su base empírica ya que quedó dibujado un escenario novedoso, inédito. 

Un escenario en el que, por primera vez, el PSC gana de forma muy clara las elecciones gracias a un espectacular incremento tanto en el número de votos (de 654.766 a 872.959) como de diputados (de 33 a 42). Una victoria del PSC que permitiría, llegado el caso, formar un gobierno de izquierdas mayoritario en Cataluña (PSC+ERC+Comunes: 68 diputados). Una alternativa por la que apuesta claramente un político de ERC tan relevante como Joan Tarda que le pide a su partido “facilitar la investidura de Illa y construir camino”.

También, por vez primera, las fuerzas soberanistas (JxCat, ERC, CUP) no serán una mayoría parlamentaria (59 diputados: a 9 de la mayoría) a causa de los destrozos tanto de ERC (pierde 13 diputados y 180.000 votos) como de la CUP (60.000 votos y 5 diputados menos). Este cambio supone también que, por caso, Puigdemont (JxCat) quedó muy lejos de su objetivo estratégico, que no era otro que volver a ser President de la Generalitat y que Pere Aragonès (ERC) recibió un castigo en toda regla por su gestión. Quien queda en una situación más delicada es sin dudas ERC cuyo futuro, atendiendo sus endémicas convulsiones internas, no está nada claro. 

Este resultado divergente debería reflejarse por parte de las fuerzas soberanistas (JxCat, ERC, CUP) en una revisión de la estrategia seguida en estos años, pues quedaron muy lejos de sus objetivos programados. Un cambio de estrategia que, sin dudas, debería ir acompañado de una cambio en los liderazgos, pero que dado los precedentes y la dinámica actual de los partidos políticos el parto no será fácil ni rápido. A favor de esta necesidad juega la evidencia de que una repetición electoral las colocaría en una situación aún más desfavorable en relación al PSC.

Con respeto al resto de las fuerzas políticas que lograron representación parlamentaria conviene destacar que los Comunes siguen en caída libre (perdió 2 diputados y 15.000 votos), aunque sería imprescindible para un gobierno de izquierdas, y que Cataluña no es inmune a la dinámica europea de ascenso de las fuerzas de derecha extrema (28 diputados y 700.000 votos entre PP, Vox y Aliança.Cat).

Un ascenso este último que, en clave española, no puede ocultar que luego de estas elecciones autonómicas las derechas extremas (PP, Vox) están hoy más lejos que ayer, pero seguramente menos que mañana, de derribar al gobierno español de progreso. Por que, ¿cabe gobernar España siendo una opción minoritaria en el País Vasco y en Cataluña? Tendremos un nuevo test en las próximas elecciones al Parlamento europeo.