Afectados de phishing contra Abanca: "No tengo que regalarle mi dinero al señor venezolano porque él no gaste en seguridad”
El goteo de clientes de Abanca afectados por las ciberestafas derivadas del hackeo que sufrió la entidad y con la que ciberdelincuentes se hicieron con datos sensibles de sus usuarios no cesa. El caso de Josefina Rial, que relata para Galiciapress, es un claro ejemplo del proceder tanto de los ciberdelincuentes, que emplearon un número de teléfono oficial de Abanca para la estafa, como del banco que preside Juan Carlos Escotet, que se niega a rembolsar el dinero sustraído a los afectados y los responsabiliza por haber entregado datos personales a los delincuentes.
La de Josefina Rial es una historia que podría tener como protagonista a cualquier otro cliente de Abanca, pero que por motivos que solo puede saber la entidad bancaria, tiene a esta septuagenaria de Sigüeiro en pie de guerra contra el banco que preside el empresario venezolano Juan Carlos Escotet. Hay que remontarse hasta septiembre del año pasado para entender los motivos por los que esta jubilada, ex funcionaria de la Xunta, “está de uñas”, como ella misma reconoce, contra el banco que surgió de la fusión de las antiguas cajas de ahorros y que le adeuda algo menos de 500 euros tras muchas décadas siendo clienta.
UN TELÉFONO OFICIAL COMO GANCHO
“Una tarde de septiembre me llama un 981 y me dicen que son de Abanca, que han detectado un movimiento en mi cuenta y que han comprado cuatro viajes por más de 3.000 euros”, relata la afectada, que ya en un primer momento desconfió de la llamada. Josefina puso la llamada en espera y pidió a un conocido suyo que buscase el número de teléfono que salía en la pantalla, momento en el que comprobaron que se trataba de un número perteneciente a la sede central de Abanca en A Coruña.
Al tratarse de un teléfono oficial, Josefina atendió a la llamada, donde “con muy buenas formas y mucha atención” indicaron a la pensionista cómo debía proceder para anular los cuatro movimientos que, presuntamente, habían realizado. “Era el número de la sede de Abanca. ¡Como para no fiarse!”, lamenta la septuagenaria, que realizó los procesos que le indicaron en la llamada durante cerca de una hora para tratar de revertir esas transacciones que alguien había hecho desde su cuenta.
“Era todo ficticio. Me dijeron que me anulaban el primer viaje, que era a Buenos Aires, con un vuelo desde Madrid y en el mejor hotel. 464 euros en el primer movimiento. Me mandan un código al teléfono, yo se lo daba a ellos y ya lo anulaban”, recuerda la víctima, que tuvo que hacer lo mismo cuatro veces.
Tras esto, Josefina se personó al día siguiente a primera hora en su entidad bancaria, donde le confirmaron que todo se había tratado de un fraude y que esos 464 euros los habían transferido por Bizum desde su cuenta. En esa misma consulta, en la sucursal se desentienden de su caso y dicen no hacerse cargo de lo sucedido, algo que ya ha ocurrido en otras ocasiones con las decenas y decenas de afectados por casos de phishing como el que sufrió Josefina. “¿Cómo no va a tener que ver si me llaman desde el número de la oficina central? Llevo en Abanca prácticamente toda la vida, ¿y no tienen la seguridad suficiente para que no les clonen ese número?”, se pregunta.
DENUNCIA Y MÁS DINERO ESTAFADO
Su siguiente paso fue dirigirse a la Guardia Civil de Santiago, donde interpuso la demanda por la estafa que había sufrido. Al ser por encima de los 400 euros, la denuncia tuvo que tramitarla en Milladoiro, donde se encuentran los agentes pertenecientes al ‘Equipo Arrob@’ de la Guardia Civil, encargados de los ciberdelitos.
Con el caso ya en manos de las autoridades, Josefina se entera el 1 de noviembre que han querido hurtarle mucho más dinero: el dinero de los otros tres viajes no había sido sustraído, sino que había sido financiado por El Corte Inglés. Gracias a un familiar descubre que en total han sido unos 3.000 euros en distintas operaciones.
Después de conseguir anular las compras y la tarjeta, y tras comprobar que dos de los movimientos fraudulentos habían sido franquiciadas y reflejadas en los movimientos de su cuenta, Josefina acude en esta ocasión a El Corte Inglés, donde el trato es diametralmente distinto. “A mí desde Abanca no me dijeron nada de otros movimientos, sino los hubiera denunciado también en la Guardia Civil”, insiste.
Afortunadamente, las compras no fueron en cualquier marca. “El Corte Inglés es El Corte Inglés, no el banco del venezolano -en referencia a su presidente, Juan Carlos Escotet-. Todavía hay clase y formas de hacer las cosas”, dice Josefina, que celebra el hecho de que la cadena de grandes almacenes “reconociese que yo no tuve culpa, que tengo mi tarjeta conmigo, que no la perdí ni se la dí a nadie”. “Soy una exfuncionaria de la Xunta, de Educación, yo no necesito engañar a El Corte Inglés por unos euros ni andar con criminales de este tipo”, reivindica la afectada que dice ponerse “muy nerviosa” cuando recuerda todo lo que está pasando por este desagradable episodio.
“Mira la diferencia de trato entre El Corte Inglés y Abanca. Abanca, siendo yo clienta, con tantas décadas, con todos los seguros de mis casas, todas con luz, con agua, calefacción, hasta cámaras de seguridad…todo lo pago yo todos los meses. ¿Ese es el tratamiento que merezco? ¿Por 464 euros?”, reprocha la afectada.
¿CUÁNTOS AFECTADOS HAY?
Josefina dice sentirse “humillada” y, como otros clientes que han pasado por lo mismo, critica a Abanca por “hacer sentir culpables a las víctimas”. “Gracias a dios yo me puedo permitir algo así, voy a comer igual. Pero no tengo por qué regalarle al señor venezolano mi dinero porque él no gaste en seguridad”.
Ahora, la voluntad de Josefina es formar parte de la Plataforma de Afectados polos Roubos de Datos Bancarios, entidad que reune a muchos de los damnificados por el hackeo que sufrió Abanca y con el que ciberdelincuentes se hicieron con datos sensibles de los clientes de la entidad a los que, posteriormente, engañaron para hacerse con decenas de miles de euros en algunos casos.
El modus operandi es el mismo: llamada de teléfono perteneciente a Abanca y alguien que dice ser de la entidad contacta con el cliente para resolver un incidente. Los afectados, al ver que efectivamente es un número oficial de Abanca, siguen los consejos de la persona al otro lado del teléfono. “Algunos por vergüenza o culpabilidad por ser engañados no quieren participar”, explicaba en su día para Galiciapress Eduardo Sebio, portavoz de la organización, donde saben que todavía existe cierto “miedo a reclamar” esta clase de estafas. Desde Abanca, mientras, señalan a los afectados como responsables, niegan tener nada que ver y no informan sobre la cantidad de información robada por los hackeos.
En el caso de Josefina fueron abogados de Legalitas los que remitieron un escrito Abanca relatando todo el proceso. Ante la negativa del banco, remitieron un nuevo documento y el último capítulo de esta estafa tuvo lugar el pasado viernes, cuando Josefina recibió una carta certificada de los juzgados donde le notificaban el “sobreseimiento provisional y archivo” de su caso.
A Josefina fue precisamente la notificación de que su caso quedaba sobreseído -con posibilidad de apelar- la que la llevó a contactar con esta plataforma y el hecho de que desde Abanca le ocultasen que su circunstancia no era extraordinaria, sino una de las muchas a las que se está enfrentando y por las que está recibiendo sentencias que obligan al banco que preside Juan Carlos Escotet a devolver la cantidad sustraída a los afectados. “En la oficina de Sigüeiro me conocen de sobra. ¿Por qué no me dijeron que ya existía una plataforma con más casos y que ya había gente reclamando? Al menos dímelo”, implora.
Por ahora, Josefina no quiere irse de Abanca porque eso significaría “darles la razón”. “Perdería mis derechos. Además, cerrar la cuenta, llevarme el dinero, abrir otra en otro banco…¿cuánto me costaría? Sería otra forma de perder más dinero por culpa de Abanca”, razona.
“Te culpan de lo ocurrido. ¿Quién es el guapo que tiene la cara de decirme que la culpable soy yo? ¡De culpable nada! ¡El teléfono era de Abanca! Que tuviesen todo mejor preparado a como lo tienen, porque ellos viven de los clientes”, reitera, si bien anuncia que junto con los otros afectados “voy a ir a por ellos, cueste lo que cueste, todos juntos con un abogado especialista, porque esto no se puede permitir que me suceda a mí ni a nadie más, es un daño muy injusto”.
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