El hackeo en Abanca desencadenó las ciberestafas a sus clientes: "Abanca hace que nos sintamos culpables cuando somos víctimas"
La Plataforma de Afectados polos Roubos de Datos Bancarios se manifestó esta semana en Santiago de Compostela para demandar a Abanca que solucione los descubiertos de todos los afectados por un intrincado caso de phishing que ha engañado a muchos clientes de la entidad, que han perdido miles de euros. Abanca dice que es una negligencia de los clientes; los afectados que todo empezó por el robo de datos sensibles en los archivos de Abanca. Eduardo Sebio, portavoz de la plataforma, charla con Galiciapress para comentar la situación de los perjudicados, las respuestas de la empresa y el futuro de la organización, que pasa por el inicio de muchos procesos judiciales.
La Asociación Justicia para la Guardia Civil (JUCIL) informó esta semana, con datos del Ministerio del Interior, el aumento de la criminalidad en provincias como Pontevedra o Lugo en capítulos como los robos, las agresiones sexuales o delitos de lesiones. Llama poderosamente la atención el aumento de los ciberdelitos, un tipo de crimen moderno pero que deja miles de afectados. El simple hackeo para el robo de información en una empresa puede consecuencias graves como las que están sufriendo en sus carnes muchos clientes de Abanca, víctimas de casos de phishing con ciberdelincuentes aprovechándose de los usuarios.
El dinero sustraído se cuenta por miles y el número de afectados no se conoce, pero ya hay una plataforma que se ha articulado para reclamar a la entidad bancaria que devuelva a sus clientes el dinero robado al considerar que todo se debe a un fallo de seguridad de Abanca. Se trata de la Plataforma de Afectados polos Roubos de Datos Bancarios, que esta semana se manifestó ante una de las entidades de Abanca en Santiago de Compostela para hacer pública su situación desesperada.
EMPIEZA EL BOCA A BOCA
La protesta celebrada en la capital gallega fue la primera piedra de toque para este colectivo que tiene en Eduardo Sebio a su portavoz, que celebra la “buena acogida” que tuvo esta manifestación. “Nos juntamos sobre medio centenar de personas, pero vinieron muchos medios y afortunadamente despertó mucho interés, ha tenido eco”, festeja Sebio.
Desde la organización son conscientes de que su mejor arma en estos momentos está en la publicidad que se pueda hacer de esta organización, con un recorrido corto y que nació del boca a boca entre los afectados, que poco a poco han ido sumando socios. “Esta fue nuestra puesta de largo. Poco a poco intentamos sumar a gente porque muchos de los afectados guardan silencio. Algunos por vergüenza o culpabilidad por ser engañados y no quieren participar”, lamentan desde la plataforma, sabedores de que existe todavía “miedo a reclamar” esta clase de estafas.
Por otro lado, los damnificados saben que “los costes de estas denuncias en caso de perder pueden ser elevadas, algunos no se arriesgan y las reclamaciones caen en saco roto”. Pese a todo, desde el colectivo hacen un llamamiento a todos los afectados a interesarse por la labor de la organización e invitan a escribir al mail estafabancagal@gmail.com, desde donde están centralizando las comunicaciones. “La gente se nos acerca, nos muestra simpatía y se interesa contándonos sus casos, pero sin hacer pública su identidad, en parte por ese sentimiento de culpa”.
Sobre el número de perjudicados, Sebio no se atreve a dar una cifra porque “solo lo puede saber Abanca”, pero el banco no reconoce tal error, por lo que no hay datos oficiales de afectados. “Hay que protestar, porque si no lo hacemos es como si no existiese el problema. Pero está ahí”, recuerda.
¿UNA ACTUACIÓN NEGLIGENTE O UN FALLO DE SEGURIDAD?
Sebio censura a Abanca por su postura, que se niega a devolver el dinero sustraído a sus clientes, alegando que estos robos suceden por “una actuación negligente” de sus clientes. “Hacen que la gente se sienta culpable por haber dado sus claves, cuando eso no se debe hacer. Pero esto ocurre después de que accedan a datos personales que han robado a los bancos”, critica el portavoz.
En esa línea, los miembros de la asociación hacen hincapié en la sofisticada técnica de los ladrones. Los estafadores suplantan la identidad del banco y piden las claves a los clientes, pero estos reconocen las llamadas, buscan el número y, efectivamente, este número corresponde en ocasiones a uno del propio banco, lo que hace que algunos clientes bajen la guardia y consideren que es una línea segura.
“Pedimos que los bancos se hagan responsables de estafas que suceden por su negligencia, porque esos datos que utilizan los delincuentes y que solo los puede tener el banco”, justifica Sebio, que por ahora ha mantenido reuniones con la entidad que se ha escudado “en que no son los únicos, que pasa a todos los bancos”. Bancos que, por otra banda, sí están devolviendo el dinero a sus clientes afectados, no así Abanca.
“Pues nada, mal de muchos consuelo de tontos”, ironiza Sebio, mientras puntualiza que la firma presidida por Juan Carlos Escotet es la firma mayoritaria en la comunidad gallega “con un gran número de casos”.
LA BRECHA DIGITAL
Este caso evidencia, una vez más, la brecha digital que ha provocado la banca electrónica en una buena parte de la población, ya sea por ser gente mayor o personas que no dominan las nuevas tecnologías y que, por tanto, son vulnerables ante estos casos de phishing y otras ciberestafas.
“Apostaron por la vía de la tecnología, ahorrándose el servicio presencial con la banca electrónica. Para los bancos es un gran ahorro suprimiendo oficinas y dirigiendo esfuerzos a la atención telefónica. Pero esta es una atención insegura para los clientes y para la gente mayor ya es difícil de por sí manejarse, porque todavía vemos a pensionistas que van al banco a retirar el dinero a la oficina”.
En esta ocasión, algunos afectados han perdido decenas de miles de euros, lo que provoca que no puedan recurrir a esos ahorros para, por ejemplo, contratar un abogado. “La vía jurídica a parte de ser costosa es lenta y larga. Puede pasar tiempo y durante ese tiempo la gente tiene que estar sin ese dinero que le pertenece, lo que crea muchos problemas angustiosos. La gente siente mucha impotencia y psicológicamente es duro por la intranquilidad que provoca”, incide.
Pese a todo, la tabla de salvación a la que se agarran son las sentencias judiciales que han salido hasta ahora y que han dado la razón a los demandantes, obligando al banco a asumir la devolución y las costas del proceso. Por ahora, recurrir a una demanda colectiva no es una opción y tratarán cada demanda de manera individual.
“Intentan hacerse el sueco con los problemas de seguridad, pero tienen que invertir en ciberseguridad”, reclama Sebio, considerando que hay un profundo boquete en el banco de datos de Abanca, al que acceden los ciberdelincuentes. “Llegamos a ver casos tan surrealistas como que la propia Abanca concede un crédito para tapar el agujero que ellos mismos te han provocado con la estafa”, ejemplifica.
En las próximas semanas la organización avanzará en su vertebración para que su voz llegue más lejos estableciendo más contactos con las víctimas. Por ahora, preparan una nueva protesta en noviembre que todavía está pendiente de fecha y para la que espera contar con un seguimiento más amplio. “Las víctimas no se tienen que sentir culpables ni tener miedo. Son víctimas y este es un derecho que tienen reconocido porque nos han engañado y tienen que devolvernos el dinero”, zanja Sebio, avanzando que llegarán por la vía judicial “hasta la última de las consecuencias”.
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