¿Está la solución para Stellantis Vigo enterrada en el Monte Galiñeiro? Geólogos indagan sus tierras raras
El yacimiento de tierras raras del Monte Galiñeiro es uno de los más importantes de España y, para los geólogos, la llave para el impulso de muchas industrias españolas, dependientes de este recurso escaso y que monopoliza el mercado chino. Sin embargo, llegar hasta esta veta resulta polémico por los efectos que ello puede tener sobre el medioambiente y el entorno. Pablo Núñez, delegado en Galicia del Ilustre Colegio Oficial de Geólogos, explica para Galiciapress los pormenores del potencial oculto en las entrañas de O Galiñeiro.
El yacimiento de tierras raras del Monte Galiñeiro es uno de los más importantes de España y, para los geólogos, la llave para el impulso de muchas industrias españolas, dependientes de este recurso escaso y que monopoliza el mercado chino.
Sin embargo, llegar hasta esta veta resulta polémico por los efectos que ello puede tener sobre el medioambiente y el entorno. Pablo Núñez, delegado en Galicia del Ilustre Colegio Oficial de Geólogos, explica para Galiciapress los pormenores del potencial oculto en las entrañas de O Galiñeiro.
Para el ICOG, hacen falta más estudios que permitan conocer qué es lo que hay en Gondomar, pero por ahora su apuesta es la de una mina subterránea, con un impacto mínimo en el patrimonio natural. Se tratan, estiman, de recursos capitales para la descarbonización y la economía nacional, pero advierte que el camino desde que se hace una exploración hasta que cristaliza en una mina "es muy largo".
Pablo Núñez (izq.) junto a Manuel Regueiro (centro) y Francisco Conde (dcha.) | Foto: ICOG
Stellantis Vigo lleva meses arrastrando un problema en su producción por la crisis de los semiconductores, lo que está afectando al empleo de la planta. Cientos de trabajadores viven colgados del teléfono, pendientes de una llamada que les confirme si mañana trabajan o no. Los componentes procedentes de Asia son los que, si llegan a Balaídos, deciden que haya o no trabajo. Pero, ¿y si no hiciera falta mirar a Oriente para mantener la actividad en la factoría olívica? ¿Y si la automoción gallega y nacional dirigiese sus ojos a Gondomar, al lado de Vigo, más concretamente a la cima del Monte Galiñeiro? ¿Y si los problemas de la economía gallega y los retos del futuro, como la descarbonización, estuviesen ocultos pero a nuestra alcance?
Alguien que conoce bien esos terrenos es Pablo Núñez, representante del Ilustre Colegio Oficial de Geólogos (ICOG) y coordinador de los comités de Información de la Junta Directiva de la Cámara Oficial Mineira de Galicia. Núñez es uno de los muchos expertos que abogan por realizar más estudios en el entorno para conocer qué es lo que tenemos entre manos exactamente, ya que algunos consideran O Galiñeiro uno de los dos únicos yacimientos de tierras raras de España.
Primer error. “No hay solo dos”, replica Núñez, “pero el de O Galiñeiro y el de Ciudad Real simplemente son los más conocidos”. “Galicia tiene posibilidad de tener algún yacimiento más, no tenemos dudas. Un ejemplo lo tenemos en Salvaterra do Miño, en un yacimiento de áridos”, matizan desde el ICOG, lo que pone de manifiesto el potencial que todavía esconde nuestra comunidad y del que somos ajenos.
DIRECTRICES DE LA UNIÓN EUROPEA PARA LA DESCARBONIZACIÓN
Un estudio detallado podría poner a la comunidad a la vanguardia en muchos sectores, ya que las tierras raras son un elemento fundamental para la industria tecnológica. “En este siglo son indispensables para cualquier tecnología común: móviles, coches eléctricos, aerogeneradores, ordenadores, máquinas de resonancias para diagnósticos médicos…”, enumera Núñez.
Pero, sobre todo, resultan “un elemento clave para reducir el consumo de combustibles fósiles y caminar hacia la descarbonización”. Por este motivo, desde la Unión Europea reclaman más implicación de los Estados miembros para que hablen con sus servicios geológicos y exploren su geografía en busca de estos componentes para lograr una cierta independencia de terceros países.
Una línea semejante a la de multinacionales y empresas, como Stellantis, lastrada por los caprichos de un mercado como es el de los semiconductores con continuos achaques que lastran la economía y el empleo. En ese sentido, apuestan por espolear modelos autosuficientes, como el de Tesla, con sus propias minas de litio o cobalto -que, por otra banda, no dejan de estar bajo la lupa de organizaciones como Amnistía Internacional-.
Monte Galiñeiro | Foto: Turismo.gal
Explotar estos recursos no nos emanciparía de China, el principal productor, pero sí sería un colchón más que interesante. Núñez considera que, a falta de estudios actualizados, podrían extraerse en torno a 1.600 toneladas de tierras raras al año. Ocurre lo mismo con “otros posibles yacimientos”, para los que el ICOG solo se puede agarrar a estudios antiguos. “Habría que investigar e inspeccionar un poco más para ver si es explotable o no ese yacimiento. En el caso de O Galiñeiro no lo sabemos, no tenemos la información suficiente”, recalca.
A renglón seguido, no puede esconder su optimismo por un enclave que “apunta bien”, pero al que “hay que confirmar”. En ese supuesto, España no pasaría a ser una potencia mundial, pero sí permitiría “reducir mucho la dependencia” para no tener que “parar parte de nuestra industria” en un contexto de crisis de estos componentes.
“Cada tres años la Unión Europea actualiza el listado de materias primas fundamentales, y las tierras raras están en lo alto porque el comercio está controlado por un país. Es evidente que con yacimientos propios reduciríamos esa dependencia y estaríamos en posición de tener fábricas de elementos tan importantes como los semiconductores, generando así empleo industrial y disponiendo los componentes de primera mano”, razona Núñez.
SIN MANCHARSE LAS MANOS
Este último punto es interesante porque, además, esto otorgaría a estas explotaciones el sello de conflict free, lo que resultaría un atractivo para otros países, que hoy tienen que recurrir a explotaciones del Congo, por ejemplo, donde estos recursos han generado muchos combates y desigualdades sin respetar los derechos humanos. La cuestión de fondo en este sentido es: ¿debe España contribuir a estas vulneraciones cuando dispone de esos mismos recursos?
“No es lo mismo abrir una mina en España que hacerlo en Zambia, por ejemplo”, resume Núñez. “Allí no sabemos si se cumple la seguridad de los trabajadores, al menos no como sí se cumple en Europa, el respeto por el medioambiente es escrupuloso... Es hipócrita pensar que queremos todas las cosas que nos hacen fácil la vida pero que la explotación la hagan otros. No es como se debe hacer. Debemos operar bajo leyes estrictas, como así son las normativas gallega y europea”, critica.
“De la extracción de las industrias minerales viven más de 350.000 personas en la Unión, pero hay más de 30 millones de puestos de trabajos que dependen del suministro de estas materias primas. Si se rompen esas cadenas de suministro en Europa, tenemos un problema serio”, advierte Núñez.
"LA MINA, DE HABERLA, SERÍA SUBTERRÁNEA"
La propuesta choca frontalmente contra los grupos ecologistas y vecinales que destierran cualquier posibilidad de explotar O Galiñeiro. Su valor paisajístico y ecológico está por encima de cualquier empresa que pueda proponerse. Muchos temen que ocurra un desastre medioambiental, algo parecido a lo que ocurre en Touro en los entornos de la vieja mina, pero Núñez, conocedor de la importancia de O Galiñeiro, descarta esa idea, ya que no hablamos de una mina a cielo abierto, sino de una galería subterránea.
Núñez enfatiza en que, de cualquier manera, nadie está trabajando en el entorno ni hay un proyecto concreto encima de la mesa, “solo estamos hablando de esa presencia de tierras raras”. “De haberlo, siempre debería ser un proyecto de minería subterránea. Con su valor paisajístico, es evidente que no se puede hacer una explotación a cielo abierto. Varios proyectos en Galicia se desarrollan en antiguas minas de los años 70 u 80 y que contemplan el aprovechamiento de los activos y la recuperación de los pasivos. No es el caso de O Galiñeiro, según nuestro punto de vista”, observan desde el ICOG.
Las tierras raras estarían localizadas “debajo del monte” y en un depósito “no demasiado grande”, pero a falta de un estudio más exhaustivo, tan solo pueden referirse a esta propuesta como la más conveniente, imitando a “operaciones que ya se realizan en Europa en entornos protegidos que no afectan al patrimonio de estas zonas”.
“Pueden coexistir los dos mundos. Pero hay que seguir investigando, seguir conociendo para, así, desarrollar un proyecto geológico serio”, hace hincapié Núñez.
"EL CAMINO A UNA MINA ES MUY LARGO"
El de Gondomar no parece un caso aislado, pero ocurre lo mismo en otras zonas, ya que en estos momentos los expertos solo se agarran a “indicios” y “pistas”. “Hay zonas de la provincia de Ourense con su potencial…pero lo cierto es que no están tan localizadas”, explica el delegado, volviendo al ejemplo de Salvaterra y su aprovechamiento de la monacita o incluso el oro, aunque en pequeñas cantidades en los dos casos.
El ICOG pretende con estas evidencias demandar una mayor implicación de las administraciones para que “empresas solventes puedan llevar a cabo estos estudios”, pero recuerda que “apenas el 1 o el 2% de los proyectos de exploración acaban siendo minas”.
“El camino a una mina es larguísimo y necesita una base de conocimiento de varios años. Y O Galiñeiro ni siquiera es un proyecto en estos momentos, y sería necesaria una inversión de 10 o 15 millones para poder hacer las cosas bien”, acentúa Núñez. “Todo parte del conocimiento y a partir de ahí decidir”, concluye. Saber sí es una mina inagotable.
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