Debo confesar que tuve que leer la noticia varias veces y en diferentes medios para asegurarme así de que era cierta. Que el líder del Partido Popular (PP), Pablo Casado, fuese a Bruselas a intentar que las autoridades comunitarias finalmente no incluyesen a España entre los estados europeos que recibirán las ayudas aprobadas para combatirla pandemia (140.000 millones de euros) me parecía tan absolutamente increíble que, en mi ingenuidad, me entraron serias dudas de que tal despropósito pudiese ser posible. No me podía creer que los dirigentes del Partido Popular (PP) estuvieran haciendo esas maniobras en Europa.
Para verificarlo acudí a los diarios de cabecera de las derechas españolas. La Razón señalaba que en una reunión con líderes europeos de derechas, entre los que había dirigentes comunitarios como por caso la presidenta de la Comisión Europea, Pablo Casado presidente del PP "propuso la creación de una Agencia Independiente para controlarlos fondos europeos poniendo al frente a una personalidad independiente, como hicieron otros países, para evitar el clientelismo y la ineficacia". En el ABC "el líder del PP.... alertará en Bruselas de unas cuentas públicas que su juicio abren el camino de la recesión y de la bancarrota en España". Finalmente El Mundo sacaba en titulares que "Pablo Casado se moviliza para apartar a Pedro Sánchez de la gestión de los fondos y ofrece a la UE un papel de observador". Diarios que también nos informarían de cómo el presidente del PP se juntaba con los embajadores de los 27 en España para mostrar su desconfianza en el ejecutivo de Pedro Sánchez para gestionar los 140.000 millones del fondo de recuperación.
Delante de este desvarío político cabe preguntarse si alguno otro jefe de la oposición en los estados de la Unión Europea hizo algo parecido. Después de consultar distintas fuentes a respuesta es negativa: ningún otro. Ningún otro dirigente político europeo buscó erosionar a su gobierno delante de los socios comunitarios. Una evidencia que deja bien a las claras el talante y las formas políticas de las derechas españolas. Unas derechas que parecen seguir el guion de que "cuanto peor para ti, mejor para mí... beneficio político".
Con este tipo de comportamientos tan irresponsables las derechas españolas, en este caso el Partido Popular (PP), ponen en evidencia que, de ninguna forma, están preocupadas por el tremendo impacto que la pandemia del COVID-19 está teniendo sobre las familias y las empresas no financieras. Un impacto en la actividad y en los ingresos de estos agentes tal que precisan urgentemente de las ayudas públicas para evitar la bancarrota y la ruina. Para evitar que el paro y la pobreza se disparen. Un impacto que, conviene repetirlo, no afecta ni a los agentes financieros ni las grandes empresas porque estas están recibiendo fondos sin límite del BCE al bies de la llamada "expansión cuantitativa". Un comportamiento que parece confirmar lo subrayado anteriormente de que los dirigentes del Partido Popular en su demencial estrategia piensan que si consiguen sus propósitos los ciudadanos de los pueblos de España culparán al actual gobierno del desastre, lo que les facilitaría volver a gobernar.
Que no están preocupados por el impacto que la pandemia está teniendo sobre muchísimas familias y empresas también se pone de manifiesto en la reiterada oposición y crítica a la mayoría de las medidas que el gobierno español aprueba para combatirla. No importa que en este "combate" entren en contradicción consigo mismos. Todo está justificado si se consigue desestabilizar al gobierno español, tensionar la política y crear crispación social. La última muestra acabamos de tenerla recientemente cuando un número importante de Comunidades Autónomas solicitaron al gobierno español que declarase el estado de alarma, medida que finalmente el gobierno aprobaría gracias a contar con 194 votos favorables, entre ellos lo del BNG. Votación en la que el Partido Popular se abstuvo pues "no quiere ni poner en riesgo las garantías sanitarias ni tampoco avalar el atropello legal de un estado de alarma tan prolongado". De nuevo el Partido Popular siembra divisiones y resta eficacia las medidas.
Cabe recordar que en esta dinámica el Partido Popular (PP) primero se opuso al mando único y la prórroga de los estados de alarma, luego manipuló informes de la Dirección Nacional de Seguridad y cuestionó datos del gobierno y siempre, utilizando formas y métodos de trileros, buscando embarullar y provocar enfrentamientos sociales. Comportamientos y actitudes que llegaron a provocar, por caso, que partidos de indiscutible talante democrático mostrasen su desagrado con una manera de proceder que consideran vergonzoso.
¿Qué quieren estas derechas? Cada vez está más claro. Revertir con métodos antidemocráticos el resultado de las últimas elecciones y derribar como sea al actual y legítimo gobierno sin preocuparle, de ninguna manera, las consecuencias para la democracia, la libertad, la economía y el bienestar de la mayoría de los ciudadanos de esta nación de naciones que es España.
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