El boom de la reproducción asistida: “Venden los 40 como los nuevos 30, pero en medicina reproductiva los 40 son los 40"
El ginecólogo Adolfo de Prados, del Equipo Juana Crespo especializada en reproducción asistida y en casos complejos, atiende a Galiciapress para detallar el aumento de consultas y valorar planes como el que ha puesto en marcha la Xunta de Galicia para que las gallegas puedan planificar mejor su maternidad preservando sus óvulos.
España, y Galicia en particular, se enfrenta a un gran problema a corto y medio plazo: el envejecimiento poblacional y las bajas tasas de natalidad. Hay muchos condicionantes que explican estos dos fenómenos, pero la realidad es que cada vez son más las parejas que deciden esperar a tener estabilidad económica para luego lanzarse a la maternidad. Con la vida tan cara, es cada vez más difícil traer niños al mundo y poder darles una seguridad si la vivienda o el empleo de calidad siguen siendo inaccesibles. Por eso, las clínicas de reproducción asistida viven hoy un auténtico boom pues cada vez son más y más las parejas que intentan concebir de manera tradicional pero que no logran quedarse embarazados, ya que a algunas edades las posibilidades de éxito son cada vez más bajas.
En el Equipo Juana Crespo están especializados en atender casos difíciles y el ginecólogo Adolfo de Prados es uno de los profesionales que asesora a todas esas parejas que, tras intentarlo durante mucho tiempo, recurren a la medicina para saber si existen dificultades que desconocen o si la reproducción asistida puede ser la mejor opción. Según sus propios estudios, en torno a una de cada cinco parejas tiene problemas para concebir de forma natural y en los últimos tres años “se está produciendo un incremento del 10% anual” en las consultas para someterse a estos tratamientos.
“Estamos separando la edad biológica y la edad social. Posponemos la maternidad por muchos motivos y estamos dejando de embarazarnos en la época en la que biológicamente nos deberíamos embarazar, que es durante los 20. Esta forma de posponer nuestro proyecto de familia al final hace que este incremento se base fundamentalmente en casos de mayor complejidad a la que estábamos acostumbrados hacía cuestión de 10 años”, detalla el doctor.
En esa línea, subraya que la información que nos llega hoy resulta contradictoria, al menos, a nivel biológico: “Nos venden que los 40 son los nuevos 30, pero en medicina reproductiva los 40 son los 40 y los 30 son los 30”. Así, y aunque han resuelto casos complicados en personas en edades que superan las etapas de mayor fertilidad, de Prados puntualiza que cada caso tiene sus propias complejidades y que, al final, hablan de individuos.
“Más que hablar de un pack de pruebas que precise una persona, hablaríamos de un estudio acorde a las necesidades de esa persona”, indica, considerando que la calidad de los gametos decrece con el paso de los años, a medida que envejecen los aparatos reproductores. Por eso, resulta fundamental un cambio social para ser más previsores y “planificar” a largo plazo, a ojos del ginecólogo..
“Si nosotros tenemos claro que por motivos sociales, carrera profesional o lo que nosotros consideremos, queremos posponer la maternidad, tenemos que planificar nuestro proyecto de familia para saber si cuando queramos ser padres, madres, vamos a tener problemas y eso es lo que nos va a marcar. Tenemos que preservar, tenemos que planificar para poder disociar la edad biológica de formar una familia y la edad social a la que la queremos hacer”, expone, consciente de que la estabilidad económica es hoy tal vez el principal motivo por el que la edad media de la primera maternidad en España se ha establecido hoy en los 33 años. En adelante, la dificultad de afrontar los tratamientos aumenta, con precios que varían según las características de cada caso, siendo factores como la edad o la calidad del útero o el nivel ovárico y seminal los que marcan este aspecto.
“Justo alcanzar esta estabilidad económica nos va a suponer un incremento en el coste de tratamiento”, razona de prados, pues “es mejor planificar y hacer una preserva de ovocitos, es decir, guardar ovocitos o hacer una congelación de semen en caso de vayamos a posponer la maternidad y paternidad más allá de los 45 años”.
FALTA INFORMACIÓN Y CONCIENCIACIÓN
En este escenario, también se están dando cada vez más casos de infertilidad a ciertas edades. “La posibilidad de embarazarnos en casa a partir de los 40 años es un 5% por mes”, cifra de Prados, al tiempo que recuerda que estamos “expuestos a todo lo que hacemos”.
¿Pueden influir la dieta o incluso el uso de los aparatos electrónicos a la hora de concebir? “Puede sumar o restar, pero no va a ser determinante”, responde el galeno, que reconoce que “la exposición a los aparatos electrónicos afecta, por ejemplo, en el caso de una tontería como puede ser llevar el teléfono en el bolsillo en el caso de los varone”, aunque esto “no va a hacer que un semen que está normal se convierta en un semen alterado por utilizar esto”.
La pregunta puede resultar incluso ridícula, pero lo cierto es que evidencia la falta de información que existe entre la ciudadanía en un asunto como la reproducción, sobre el que de Prados lamenta que, a muchos niveles, sigue siendo “tabú”. “Hablar de infertilidad sigue siendo difícil. La gente no se abre o no expresa sus problemas de fertilidad como expresa un problema en una rodilla. Esto hace que al final se viva todo en casa, en silencio”, critica.
“Y también tenemos un gran problema a nivel de la sociedad, que se está planteando como que la fertilidad es eterna. No paramos de ver como gente famosa tiene su primer hijo a los 45, a los 43, a los 48, sin contar realmente todo lo que necesitan o han necesitado hacer para llegar ahí. Eso nos da una sensación de falsa seguridad o de confianza extrema en los tratamientos de fertilidad”, abunda sobre ese nivel de “desinformación” que se está dando, pero que poco a poco parece que se corrige con cada vez más jóvenes que hablan de sus dificultades para concebir, si bien “a los 28 años, 30 años, nadie se está planteando si a los 40 tendrá o no problemas”, puesto que las preocupaciones en ese momento son otras.
EL MODELO DE LA XUNTA, UN MODELO A IMITAR
Lo cierto es que la influencia de las celebrities y las redes sociales parece ser muy alta en la sociedad actual, pues resulta que para muchas “influs” su maternidad se ha convertido en un evento y hasta parte de su proceso de creación de contenido. En Equipo Juana Crespo encuentran cierto peligro en esta clase de publicaciones, pues insisten en que “en cada caso los pequeños detalles marcan la diferencia”.
“Cada pareja es única, cada paciente es único, y muchas veces el mostrar al final lo que interesa a cada persona a través de redes sociales puede llevar a jugar en contra y pensar que si esta persona se ha embarazado haciéndose un tratamiento de fertilidad a los 44 años, yo con 36 no voy a tener ningún problema, pues me espero dos años más. Y el problema es que cada caso es un mundo, que no sabemos los detalles de ese tratamiento a los 44 años y que al final tenemos que nosotros planificar nuestro proyecto de familia sin basarnos en lo que hagan los demás”, sentencia de Prados.
Por este motivo, iniciativas como la que aborda la Xunta de Galicia con un proyecto pionero en el que abren la posibilidad para que las gallegas de entre 30 y 35 sin patologías que afecten a su fertilidad puedan congelar óvulos en la sanidad pública. Para el ginecólogo es una propuesta “prometedora” que permite hacer esa preserva que tendrá un impacto “beneficioso en la sanidad pública y en toda nuestra sociedad”.
“Siendo joven, va a ahorrar costes en tratamientos futuros. Lo que con 34 años te cuesta un tratamiento, con 38 te puede costar tres. Al final, aunque algunos puedan pensar que esto es desaprovechar recursos, realmente busca optimizarlos. Espero que en los próximos años el resto de gobiernos se unan a esta medida”, confía. Con todo, a mayores, de Prados cree que abrir esa cobertura a los 45 años “vuelve a generar esa falsa seguridad de que no importa la edad que tengamos que podemos hacer los tratamientos”.
“Igual que está genial planificar la fertilidad en gente joven, creo que deberíamos dejar más claro que a partir de los 40, 41, 42, las posibilidades de éxito se reducen. Hay que informar a los pacientes que no porque la cartera de servicios de sanidad pública incluye tratamientos a los 45, las posibilidades de éxito son igual que si lo hago a los 38”, persiste.
INVESTIGACIÓN E INVERSIÓN
Por suerte, este es un sector que está en continua innovación, pese a ser todavía una línea de investigación muy joven, teniendo en cuenta que la primera persona navidad por fecundación in vitro nació en 1978, hace menos de 50 años. “La medicina reproductiva ha crecido de manera exponencial. A día de hoy se hacen cosas que anteriormente ni se planteaban. Estamos hablando de hacer tratamientos de medicina regenerativa, inyectar plasma con plaquetas con factores de crecimiento a nivel ovárico para mejorar la calidad”, refiere de Prados, que avanza que próximamente publicarán un artículo donde detallan una innovación como lograr un embarazo evolutivo “de una paciente en la que extrajimos células madre de grasa abdominal y las inyectamos a nivel ovario”.
“En la clínica aprendemos todos los días; cada paciente nos supone un reto”, afirman desde la firma médica, donde en torno a dos de cada tres pacientes de la consulta “llega tras más de cuatro tratamientos fracasados previos”. “Esto nos obliga a estar en constante innovación y la inteligencia artificial, por ejemplo, la estamos planteando para intentar hacer una mejor selección del óvulo en el laboratorio. Pero nos movemos más hacia una medicina regenerativa que hacia técnicas de inteligencia artificial”, manifiesta.
España, el segundo país del mundo en tratamientos de reproducción asistida tras Estados Unidos, es una potencia en este sentido, siendo uno de los líderes mundiales en cuanto a investigación “gracias a la ley de reproducción asistida que nos permite hacer muchos tipos de tratamientos”.
“Queda mucho por hacer”, dice de Prados, que no obstante pide que ese dinero no vaya solo a la investigación, sino a “promover la natalidad”. “Hacen falta campañas para que la gente entienda y comprenda que los 40 son los 40 y los 30 son los 30 y que biológicamente la edad de embarazarnos era la de nuestros abuelos que se embarazaban con 20 años”, zanja, recordando la importancia que tienen las revisiones ginecológicas para poder ahondar en estos aspectos y para contar con más información, a fin de evitar que muchos pacientes “lleguen tarde” con el deseo de ser padres pues “las tasas de éxitos en clínicas, por desgracia, no son del 100%, ya que no todo es conseguible”.
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