Matar a un ruiseñor

Manoel Barbeitos
Economista

 


 

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El juez Hurtado extiende la causa contra el Fiscal general a hechos que el Supremo despreció cuando la abrió


 

Cuando veo lo que le está pasando al Fiscal General del Estado, mi amigo Álvaro García Ortiz, no puedo por menos que acordarme de la maravillosa película “Matar a un ruiseñor” donde el gran Gregory Peck hace un trabajo fantástico que le sirvió para ganar un Óscar por el mismo. Y si me acuerdo de ella no es por que Álvaro tenga algún parecido físico con Atticus, no es el caso, sino por que tienen un concepto de la justicia, de la libertad y de la democracia muy parecido. Porque en su defensa no tienen miedo a enfrentarse con las fuerzas más oscuras de la sociedad en la que les toca vivir.


 

Conozco a Álvaro García Ortiz desde hace ya unas cuantas décadas. Conozco también no pocas de sus actuaciones como Fiscal en Medio Ambiente de la Fiscalía del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia cuando dejó la marca de su capacidad de trabajo, de su rigor intelectual y jurídico y de su apuesta por la verdad y la justicia. Sus informes sobre el desastre del Prestige (actuó en la citada causa desmontando la tesis que, por caso, intentaba culpabilizar en exclusiva al capitán del barco, el griego Apostolos Mangouras, sacando a la luz las múltiples tramas y faltas de regulación en la que se mueve el comercio marítimo de petróleo), también sobre los incendios forestales (desmontando la tesis de la Xunta de Galicia (PP) de que la responsabilidad era de una trama de incendiarios dejando en evidencia los enormes fallos de la política forestal). Actuaciones estas que le valieron ganar la inquina, auténtico odio, de las fuerzas oscuras de Galicia y España que, como estamos comprobando, se pusieron al acecho para encontrar una oportunidad de “pasarle factura”. Oportunidad que parecen haber encontrado ahora.


 

Cuando Álvaro García Ortiz fue nombrado por el gobierno de progreso como Fiscal General del Estado (agosto 2022) los que lo conocemos sabíamos del acierto del nombramiento. De que su gestión en tan relevante pues iba a ser eficaz, rigurosa y muy positiva para la justicia y la democracia en España. También sabía que dado el sumarísimo peso que en el poder judicial tienen los magistrados franquistas su tarea no iba a ser fácil, los obstáculos múltiples y las dificultades mayúsculas pues la unión en su contra de las fuerzas oscuras (políticas, judiciales, mediáticas) no le daría tregua y trabajaría a destajo para llevar adelante su vendetta particular tal como, por caso, está haciendo ahora Donald Trump en los Estados Unidos con el poder judicial de su país.


 

Igual que le sucedió al abogado Atticus Finch, Álvaro García Ortiz saldrá triunfante de los envites y también lo hará la Fiscalía General lo que será una buena nueva para la democracia española que, a pesar de los años transcurridos desde la muerte del dictador, aun esconde importantes déficits por razones de sobra conocidas.


 

P.D.: Mientras, el principal responsable del caso, el señor González Amador investigado por fraude tributario, sigue sin declarar gracias a la beligerancia de la jueza encargada del caso que ya ha cancelado por cuarta vez la comparecencia. Peculiaridades del poder judicial español.

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