¿Puede perjudicar la victoria de Le Pen a Stellantis Vigo? La planta de Balaídos pendiente de las elecciones francesas

Este domingo toda Europa estará pendiente de lo que ocurra en la segunda vuelta de las elecciones legislativas francesas, donde los últimos sondeos colocan a Marie Le Pen muy cerca de la mayoría absoluta, con estimaciones de unos 310 diputados, 21 por encima de esa mayoría. Este hipotético triunfo de la ultraderecha tiene unas consecuencias imprevistas a nivel continental y puede sacudir los mercados. Una de las industrias que mira con especial atención estas elecciones es la automovilística y, más concretamente, el Grupo Stellantis, sobre el que Francia tiene mucho que decir. La reacción a una victoria de Rassemblement National (Agrupación Nacional) puede tener su eco incluso en Vigo, donde la continuidad de la factoría, a medio plazo, podría verse comprometida. 

REPATRIAR LA INDUSTRIA AUTOMOVILÍSTICA

La política proteccionista de la extrema derecha francesa puede jugar a la contra de la fábrica viguesa, con Citroën y Peugeot como emblemas de los modelos franceses. Le Pen ha abogado siempre por reforzar esta industria en el país y ha tenido en el modelo de Stellantis una de sus críticas más feroces. 

De hecho, desde Agrupación Nacional ya criticaron en su día el “escandaloso”, como así lo calificaron, salario del CEO del Grupo Stellantis, Carlos Tavares. "Una de las maneras de reducir este pago, que suele ser desproporcionado con la vida económica, es tal vez admitir a los trabajadores como accionistas", propuso entonces Le Pen. 

La fuerte presencia en Francia de las marcas herederas del Grupo PSA, que todavía cuenta con un número relevante de factorías en el país galo, pueden ser un instrumento de presión para retirar a la compañía de otros mercados y centralizar la producción en Francia. Esta ha sido siempre una de las aspiraciones del gobierno francés, que forzó la maquinaria en distintas ocasiones para deslocalizar las fábricas de la marca y traerlas de vuelta a su territorio. 

Macron persiguió durante años esa repatriación de empresas y el ministro de Economía, Bruno Le Maire, nunca ha escondido su voluntad de iniciar una reconquista al considerar que “la industria automovilística francesa se ha deslocalizado demasiado”. Esta es una tesis que parece compartir Le Pen y no beneficiaría a plantas como la de Balaídos, en gran medida por ser el Estado francés el que cuenta con un 6% del accionariado de la compañía, resultado de la fusión del Grupo PSA con Fiat Chrysler Automobiles en enero de 2021.
 

FRENO AL VEHÍCULO ELÉCTRICO 

Además, propuestas de estas elecciones como retirar la prohibición de venta de automóviles con motor de combustión a partir de 2035 puede ser una de las bazas de Le Pen, ya que esto supondría para Stelantis ralentizar -que no detener- las inversiones que tiene en marcha de cara a impulsar el mercado de los coches eléctricos, que todavía no ha terminado de despegar en España.

De hecho, la líder de RN siempre ha defendido que la transición energética debe realizarse pero de una manera “mucho más lenta” frente a decisiones que ha calificado como “violentas” sobre las clases populares. La “ecología punitiva”, como definió en uno de los debates electorales de 2022, por culpar a la ciudadanía de “no comprarse un coche eléctrico aunque no tengan recursos para ello”, es uno de los mensajes que mejor ha calado en el electorado y entre los empresarios.
 

El del vehículo eléctrico es otro tema recurrente en la política francesa y que toca directamente a España. Hace solo un año Le Maire demandó a Stellantis que aumentase la producción de vehículos eléctricos en el país abriendo el abanico a producir también modelos pequeños, como los Peugeot 208-e que se fabrican hoy en España, y no solo los coches eléctricos de alta gama que sí llegan del otro lado de la frontera. 
 

¿UNA FUSIÓN STELLANTIS-RENAULT?

Las ayudas públicas francesas para Stellantis y la carrera con las marcas chinas, que hoy marcan el paso, son un elemento de presión más para convencer a Tavares de llevar la fabricación a suelo francés y asumir un reto que hoy el CEO de Stellantis todavía elude, admitiendo que “la estructura China está mejor adaptada” que la europea. 
 

El mejor precedente en este sentido han sido los intentos, hasta ahora infructuosos, del Gobierno de Francia para buscar una fusión entre dos grandes grupos: Stellantis y Renault. Esta alianza tiene como objetivo ser la gran competencia con el vehículo eléctrico chino y su participación en las dos compañías -el Estado posee el 15% de Renault- podría ser clave para que cristalice esta operación, sobre la que ya sondearon a las dos firmas en febrero con la oposición de Stellantis y el silencio de Renault como respuesta. 
 

Como contrapartida, en Francia han aplicado una serie de medidas que benefician la producción local y tratan de poner coto a la importación asiática. Por ahora la fusión entre los dos grupos está muy lejos, pero de agigantarse la velocidad con la que China se adueña del mercado, esta opción podría ganar más empaque y el sello “fabriqué en France” hacerse realidad. 

Por otra banda, si añadimos a todo esto la promesa de Jordan Bardella, el candidato de Agrupación Nacional, de lograr para Francia un modelo similar al de la “excepción ibérica” en materia energética, el precio de la luz podría ser otro reclamo para que las empresas regresen o deriven el trabajo a Francia, donde los costes de producción se reducirían al ser el coste de la energía más bajo. 

REDUCIR COSTES, EL GRAN OBJETIVO DE TAVARES

Por ahora, Tavares siempre se ha mostrado contrario a la “relocalización forzada” y ya ha tenido sus rencillas con gobiernos extremistas como el italiano de Meloni, que reprendió a Stellantis por la falta de inversiones en el país, con Fiat, Alfa Romeo o Maserati, líneas de tradición italiana hoy dentro del Grupo Stellantis, en el centro de la disputa. 

En cualquier caso, la gran meta de Tavares siempre ha sido la de reducir costes y buscar nuevas regiones donde la fabricación resulte tan eficiente como barata. Hasta ahora la de Balaídos siempre ha sido como una de las plantas más rentables del grupo, aunque eso no se ha traducido en beneficios para los operarios, algo que ha molestado a sindicatos como la CUT, que demandan unas mejores condiciones laborales en la factoría olívica que vayan acordes al buen nivel demostrado por la plantilla. 
 

Pese a ello, en Vigo siguen siendo noticia los "reajustes de actividad" que ha puesto en marcha la compañía, también como consecuencia de la competencia con el mercado chino que ha provocado "una bajada en la cadencia de producción". Por ahora, y sin saber el número de trabajadores afectados, los primeros acuerdo con la mayoría de la comisión negociadora indican que "se priorizará la voluntariedad" en esas movilidades de turnos y/o sistemas.

Por esto, si el próximo Gobierno de Francia le promete reducir los costes, tal vez Tavares replantee su plan de negocio, ya que también en España ha condicionado siempre su continuidad a que el flujo de ayudas estatales siga haciendo girar el molino de la producción de coches, ya sean Citroën, Peugeot o Fiat y en la planta que sea, pero donde salga más barato.