Polémico cierre de Sargadelos: García la salvó y ahora, cuando factura millones, la cierra tras multa de 5.000 €
La situación del grupo Sargadelos ha dado un giro rocambolesco. A pesar de estar en plena expansión y sin pérdidas cuando hace unos años rozó la quiebra, el administrador único, Segismundo García, ha decidido cerrar la fábrica de Cervo debido a problemas con la Inspección de Trabajo. ¿Hay motivos económicos para el cierre o es simplemente un berrinche de un empresario que ya ha tenido encontronazos en cuestiones laborales?
La empresa recibió una multa de 5.000 euros por parte de la Inspección Laboral debido a 36 deficiencias detectadas, lo que llevó a García a anunciar hoy el cierre y precintado de la planta. Dada la situación del grupo, que no hace tanto estuvo contra las cuerdas, el anuncio del empresario podría parecer una rabieta.
A pesar de las razones esgrimidas por García, relacionadas con las multas administrativas y los costes de las reformas exigidas, la decisión ha suscitado interrogantes dada la buena salud financiera del grupo.
En términos financieros, la Fábrica de Cerámica de Sargadelos, una de las principales sociedades del grupo, cerró el ejercicio de 2023 -el último auditado- con activos de 4,73 millones de euros y un patrimonio neto que creció casi un 15%, alcanzando los 3,1 millones.
Su cifra de negocio aumentó de 3,43 a 3,57 millones, y el resultado de explotación creció un 32%, llegando a 417.000 euros. El beneficio neto también subió de 229.000 a 321.000 euros. Es decir, la compañía no se está haciendo de oro y arrastra una importante deuda -este año debía devolver varios millones de euros en préstamos- pero lleva tiempo ganando dinero, todo un logro considerando de dónde viene.
Segismundo García es el actual propietario y administrador único de Sargadelos, la emblemática firma gallega de porcelana reconocida por sus diseños en blanco y azul cobalto, símbolos de la cultura gallega. Además de los empleos en juego, su rol icónico en Galicia explica la alarma desatada, con múltiples partidos pidiendo la intervención de las autoridades. Hay que recordar que la fábrica de Cervo está declarada Bien de Interese Cultural.
La vinculación de García con la empresa comenzó hace décadas, cuando adquirió una participación minoritaria.
Recortes y modernización salvaron a Sargadelos
En 2012, Sargadelos enfrentó una crisis financiera brutal, que la llevó a declarar un concurso de acreedores, con deudas cercanas a los siete millones de euros. Esta situación brindó a García la oportunidad de incrementar su participación en la empresa, convirtiéndose en accionista mayoritario y asumiendo el liderazgo en 2014.
García salvóSsargadelos al sanear sus finanzas, eliminando la deuda y obteniendo beneficios desde 2018. Para lograrlo, eso sí, tuvo que tomar medidas drásticas. Por ejemplo, el cierre de numerosas tiendas propias. Una de ellas la de la zona vieja de Santiago de Compostela.
La empresa factura entre 12 y 14 millones de euros anuales y cuenta con una plantilla de alrededor de 240 empleados.
Además de consolidar la producción de porcelana, García ha impulsado la diversificación de productos, incluyendo líneas de joyería, marroquinería, textil y cristalería. También ha creado Cerámicas Industriales Sargadelos, enfocada en productos para el sector metalúrgico.
En cuanto a la expansión internacional, Sargadelos ha abierto una segunda tienda en Madrid y se ha introducidio en mercados internacionales como en Panamá, Perú y Emiratos Árabes Unidos.
Una de las claves del éxito de García es que mantuvo técnicas artesanales pero incorporó tecnología para escalar la producción sin perder calidad.
Segismundo García, un empresario tenaz que denunció ser acosado por un sindicato
García nació en 1951 en A Pontenova, en la región de Lugo, Galicia. Estudió Ciencias de la Información, lo que le proporcionó habilidades en comunicación y gestión. Se describe como un pensador libre, influenciado por su educación jesuita, y creció en un entorno familiar con intereses empresariales, lo que moldeó su carrera.
García comenzó su relación con Sargadelos en la década de 1980, cuando intentó establecer una franquicia de cerámica en A Pontenova, entrevistándose con Isaac Díaz Pardo, uno de los revitalizadores modernos de la histórica empresa.
Por la década de 1990, entró en el accionariado de Sargadelos mediante acuerdos con las familias Vázquez y Díaz Pardo, comprando gradualmente sus acciones. En 2008, en un momento crítico para la empresa, Segismundo García asumió el cargo de consejero delegado del grupo Sargadelos-Cerámicas O Castro.
Su nombramiento fue muy polémico. Se produjo en un contexto de dificultades financieras para la compañía, lo que sugiere que su experiencia y visión empresarial eran consideradas cruciales por una parte de los accionistas para intentar revertir la situación. Sin embargo, su primer periodo al frente de la empresa fue breve, dimitiendo tras siete meses debido a la falta de apoyo para implementar los cambios que consideraba necesarios.
García siguió comprando títulos hasta hacerse con el control de la compañía. En 2019 controlaba el 90% de la empresa, subiendo al 92% en 2022.
En este período de resurgir, García ha mantenido enfrentamientos con algunos sindicatos. “Gestiono o dirijo una representativa firma que, habiendo salido de la ruina hace dos años (y después de haber inyectado los accionistas casi un millón de euros en dos sucesivas ampliaciones de capital), se ve zarandeada, acosada y desacreditada por el sindicato UGT. La firma y mi persona”, escribió en El Progreso 2018 denunciando las “coaciones sindicales” de la citada central.
García ha manifestado en el pasado su intención de que la Fundación Sargadelos gestione la sucesión futura de la empresa, asegurando su continuidad y legado cultural. Sin embargo, su decisión de hoy ha desatado todas las alarmas porque Sargadelos es, además de una de las pocas industrias de A Mariña de Lugo, un legado cultural de toda Galicia.
Comisiones Obreras ve irracional la decisión del patrono
El sindicato CCOO en A Mariña ha expresado su apoyo total a los trabajadores de Sargadelos tras el anuncio del cierre de la fábrica en Cervo. Su portavoz comarcal de Industria, José Antonio Zan, declaró que no consideran comprensible ni razonable que un empresario cierre una fábrica porque la Inspección de Trabajo cumpla con su labor y sancione a la empresa.
Añadió que la ley debe respetarse y que nadie está por encima de ella. El sindicato Comisiones Obreras no cree que sea bueno para la comarca ni para Galicia que un empresario amenace a los trabajadores por una multa de 5.000 euros, y concluyó que lo que se debe hacer es trabajar para evitar esas multas y cumplir con los derechos laborales de todos los trabajadores.
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