"Escotet es la quinta mayor fortuna de España a costa de recortar salarios a empleados de Abanca", denuncia CIG
El secretario sindical de la CIG en Abanca, Clodomiro Montero, ofrece para Galiciapress una radiografía de la situación de una entidad bancaria que celebra beneficios de récord año a año pero luego recorta en aspectos como al seguridad, algo que puede estar detrás de la ola de atracos a las sucursales del banco que nació por la fusión de las antiguas cajas de ahorros.
Las calles de A Coruña se llenaron ayer jueves con miles de manifestantes mientras muchas oficinas de Abanca permanecían cerradas. Los trabajadores del banco estaban denunciando en la calle la precariedad que los acosa y que los llevaron a corear lemas como 'Botas y Escotet nos debéis el IPC', 'Con los recortes de Abanca el salario no me alcanza' o 'Escucha Escotet, escucha Botas, estamos de recortes hasta las pelotas'.
Clodomiro Montero, secretario sindical de la CIG en Abanca, celebra los resultados de la huelga que secundaron su sindicato y ASCA, "con un seguimiento de un 90% de las oficinas de la red cerradas y un éxito en la manifestación, con más de un millar de personas según las cifras de la Policía Local". Sin embargo, el banco rebaja hasta un "5 o 10%" la afectación por la huelga.
"Los compañeros nos agradecían haber convocado la huelga de una vez por todas, porque al final la situación resultaba insostenible", apostilla Montero, en clara alusión a la postura adoptada por otros sindicatos que prefirieron desmarcarse de los paros argumentando que no era el momento idóneo para celebrar la huelga. "Cada sindicato hizo su valoración, pero el éxito de la huelga demuestra que los compañeros y compañeras no pueden más, agotados por tanta opresión, tanta carga de trabajo y con unos salarios congelados desde 2010 y con recortes en la entidad con los horarios más amplios del sector", enumeran desde la CIG.
Montero ve que "hay motivos para ir a la huelga" ante una entidad "cerrada en banda" a sentarse a negociar para mejorar la situación de sus trabajadores. "Enviaron un correo a última hora en la víspera de la huelga donde decían que se comprometían a hablar. No tuvimos respuesta a los diversos intentos para negociar y para evitar la huelga, y todavía hoy seguimos sin noticias", lamenta Montero, que espera que la jornada de paro sirva para que Abanca "lo reconsidere y se siente a negociar antes de entrar en un conflicto que no será positivo para ninguna de las partes".
"EL BANQUERO MÁS RICO DE ESPAÑA" Y "CONTRATOS DE 800 EUROS"
Los salarios son una de las principales motivaciones para ir a la huelga, ya que desde la CIG indican que un trabajador de Abanca "gana hoy lo mismo que en 2010, pero el encarecimiento de la vida en estos 14 años nos ha restado mucho poder adquisitivo".
"Los salarios no llegan. Compañeros con contratos temporales, que cobran 800 euros al mes y desplazados en muchos casos de la ciudad en la que residen. Compañeros que llevan tres lustros en la empresa cobran 1.500 euros. Es insostenible cuando hablamos de una empresa que desde que se privatizó dio 1.400 millones de beneficios para una persona y que gracias a eso Juan Carlos Escotet es hoy la quinta fortuna de España y el banquero más rico del país, según Forbes", censura Montero, que alega que ha logrado esa posición a base de "recortar salarios e incrementar horarios para multiplicar beneficios".
A renglón seguido, desde la CIG puntualizan que esas cuentas de récord que celebran anualmente en Abanca no van acompañadas de pluses o bonos a los trabajadores al ver cumplidos los objetivos financieros. "Nada", insiste Montero, que cifra en un "25% del poder adquisitivo perdido desde 2010". "No puede ser que tengan estos beneficios y pretendan mantener las medidas que aplican desde los sucesivos EREs que se han dado desde 2010, con despidos encadenados y medidas que se suponían excepcionales y justificadas por la crisis de la empresa de aquellos momentos", reprenden.
"Que no quieran sentarse a negociar para revertir las medidas demuestra que todo se trataba en enviar el dinero de nuestras nóminas a la cuenta de resultados", reitera.
TURNOS DE TARDE, OBJETIVOS QUE CAMBIAN CADA POCO...
La precariedad en los contratos se puede ver en los trabajadores temporales, "con contratos en prácticas para cubrir puestos estructurales", pero los turnos de las sucursales provocan problemas para la conciliación de muchos trabajadores. "No tenemos los horarios de convenio. Trabajamos dos o cuatro tardes a la semana, con horarios que no se cumplen y horas extras que no se reconocen, ni se pagan ni se cotizan en la Seguridad Social", comenta Montero.
Este cóctel de abusos laborales contribuye a crear un "clima laboral tóxico" sobre el que hace especial hincapié la CIG, condicionado también por las presiones para alcanzar los objetivos marcados, habituales en cualquier entidad bancaria, pero que en Abanca "cambian".
"Se establecen objetivos de obligado cumplimiento y cuando los alcanzas los vuelven a modificar y te dicen que lo hecho no vale para nada, presionando y presionando más y más para que vendas, con cada vez más carga de trabajo en las oficinas por los recortes de personal. Y no llegamos", se queja amargamente Montero.
UNA OLEADA DE ROBOS, ¿POR LOS RECORTES EN SEGURIDAD?
Si ya la situación laboral es compleja en Abanca de por sí, a todo esto hay que añadir la oleada de atracos que sufre la entidad, especialmente en Pontevedra y Ourense, donde han sido ya un buen número de oficinas bancarias objeto de robos por parte de ladrones que tienen a las sucursales de Abanca como objetivo principal.
¿Los motivos? Desde la CIG lo tienen claro: es una consecuencia directa de los recortes. "Tiene mucho que ver con la reducción de costes en seguridad para incrementar beneficios. Lo que provoca es que se exponga a los trabajadores a riesgos añadidos", critica Montero, que recuerda que en estos episodios ya se dieron heridos y que en el pasado "hubo atracos que acabaron con muertos".
"Estamos muy preocupados. Es un tema con el que no se puede jugar. Nos recortan en seguridad, pero durante la huelga pusieron vigilantes en oficinas cerradas en las que no había nada. No hay dinero para invertir en seguridad, pero durante la huelga sí ponen vigilantes. Es un auténtico sinsentido que manifiesta la política laboral de Abanca: no importa tirar el dinero en tonterías, pero no interesa tener empatía con la plantilla".
Si Abanca mantiene la postura adoptada hasta ahora, desde la CIG no descartan mantener la presión y anunciar más movilizaciones y más días de huelga. "Si no negocian el conflicto va a seguir. Esperamos de verdad que recapaciten, porque un conflcito de larga duración en un banco no es bueno para nada. Que reconsideren la posición y nos llamen", confía Montero.
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