¿Adiós a Altri? Por qué el no de Besteiro puede implicar su muerte debido a sus emisiones

La viabilidad de Greenfiber es más dudoso que nunca. El líder del PSOE en Galicia, tras meses de titubeos, se posicionó por vez primera ayer en contra de la celulosa de Palas de Rei.

El principal argumento de José Ramón Gomez Besteiro es que la pastera que planean Altri (Portugal) y Grenalia (Galicia) no es compatible con la política de descarbonización que promueven los fondos Next Generation de la Unión Europea.

El socialista recordó que los empresarios esperan que el maná europeo cubra un tercio de la inversión. Los promotores han reconocido que sin dinero de Bruselas, no es viable.

“"Al margen de que el proyecto no nos guste, declaraciones y afirmaciones de que este proyecto saldrá si hay financiación pública por importe de 250 millones, es decir, casi un 25% del proyecto industrial, a mí me parece que va a ser imposible. Porque creo que por los parámetros de descarbonización y de innovación, de las ayudas europeas, ese proyecto no va a tener mucha salida por esa vía", dijo ayer el líder del PSdeG en una entrevista en la SER.

La llave de los fondos Next Generation en España la tiene el Gobierno Central. En este caso, el Ministerio de Industria, dirigido por el PSOE. 
 

Por lo tanto, la toma de postura en público de Besteiro da a entender que el PSOE no está por la labor de subvencionar Altri. De nada le servirá a los empresarios el apoyo que le viene mostrando el PP y la Xunta, porque parece muy dudoso que San Caetano tenga músculo financiero suficiente para tapar el hueco que dejarían las subvenciones europeas.

En todo caso, el quid de la cuestión es si Greenfiber, que así han bautizado los promotores la pastera, es compatible con los criterios de los Next Generation.

Por ahora, al repsecto, solo hay un informe y es de parte. El presentado esta primavera ante la UE por Ulloa Viva, con el apoyo de docenas de ayuntamientos, entidades ecologistas, sindicatos agrarios y otros.

Así, el informe, que se puede descargar al final de estas páginas, subraya que el proyecto de la celulosa no cumple con los objetivos de mitigación del cambio climático, que son fundamentales para acceder a fondos europeos de recuperación. En lugar de reducir las emisiones, la fábrica incrementará el uso de combustibles fósiles, como gas natural y diésel, lo que aumentará las emisiones de gases de efecto invernadero. Se destaca la contradicción entre la presentación del proyecto como sostenible y su dependencia de estos combustibles, lo que pone en duda sus credenciales ecológicas.

Además, la fábrica generará un tráfico intenso de vehículos pesados, con más de 500 camiones diarios, lo que contribuirá a aumentar significativamente las emisiones de CO2 en la zona. 

Otro punto controvertido es el origen de la madera. La plantación masiva de eucaliptos para abastecer a la fábrica indigan a los ecologistas, ya que este monocultivo intensivo degrada los suelos y afecta negativamente al secuestro de carbono. Sin embargo, la Xunta estima que no habrá que plantar más eucalipto. Opinión que ha sido rebatida por expertos forestales en el reciente informe del Consello da Cultura. 

La Plataforma Ulloa Viva concluye que, lejos de ser un proyecto alineado con la descarbonización, la fábrica de Altri agravará los problemas climáticos y ambientales, afectando tanto a los ecosistemas locales como a los compromisos climáticos de España​.

Así, por ejemplo, explica que Altri pide 250 millones en concepto de descarbonización, lo que agortaría la línea para descarbonización industrial en toda España.

Sucede, además, que la fuente de energía para la factoría serán energías fósiles, que son las que precisamente los Next Generation pretende combatir.

“El proyecto admite que se utilizará combustible no renovable en algunos procesos productivos (caldera de recuperación, horno de cal, caldera de biomasa, caldera de emergencia y “flare”), lo cual desmonta la imagen de proyecto sustentable que pretende trasladar a la ciudadanía y a la administración pública; a lo que además habría que añadir el uso de gasóleo en maquinaria de movimiento de materias primas y otros vehículos internos, que se abastecerán en dos tanques de gasóleo de 15m3 cada uno, ubicados cerca del parque de materias primas”, señalan los ecologistas.

Pese a la evidente importancia política de las palabras de Besteiro, no es el PSOE, ni siquiera en última instancia el Gobierno de España, quien debe juzgar si el proyecto de Altri viola los objetivos de descarbonización. Es una tarea que le corresponde a la Comisión Europa.

Al respecto, hay que señalar que son ya varias las preguntas persentadas por eurodiputados de izquierdas. Por ejemplo, Idoa Villanueva preguntó esta primavera que “pretende conseguir 250 millones de euros públicos a través del PERTE de descarbonización industrial” cuando “ reconoce la emisión de contaminantes ambientales —como los óxidos de nitrógeno, dióxido de azufre y otras partículas—” por lo que cuestiona que Greenfiber pueda cumplir uno de los principios que rigen las ayudas, el Principio de no causar perjuicio significativo al medio ambiente (DNSH).
 

La respuesta de la Comisión fue ambivalente. Primero, lavarse las manos, porque no ha recibido ninguna solicitud de pago de España que requiera la evaluación de la fábrica de celulosa y lyocell en Palas de Rei (Galicia, España). Eso sí, dejó claro que “el cumplimiento de los objetivos relacionados con los PERTE, así como los requisitos del principio DNSH y el cumplimiento de la legislación medioambiental vigente serán evaluados formalmente por la Comisión en el marco de las solicitudes de pago pertinentes”.

En definitiva, que Bruselas no pagará a España las subvenciones para Altri si percibe que tiene un impacto negativo sobre la descarbonización y el medio ambiente. De la toma de postura de ayer de Besteiro, se pude deducir que el PSOE y el PSdeG no están por la labor de apoyar un proyecto que saben puede ser rechazado en Bruselas. 
 

Así las cosas, ahora mismo parece complicado que Altri salga adelante, salvo que la Xunta -que claramente está a favor de la iniciativa como prueba el hecho de que va filtrando uno a uno los informes favorables aunque no sean vinculantes, algo que jamás ha pasado- ponga el dinero de su bolsillo o que aparezca otro empresario dispuesto a arriesgar 250 millones en una industria con credenciales ambientales cuestionables. Son dos hipótesis que ahora mismo, parecen remotas.