Charlie Patiño malvive en el Dépor con una hora de juego en toda la temporada

Charlie Patiño acudía a Riazor en los veranos de su infancia junto a su padre para conectar en cierta manera con las raíces gallegas de su familia. El apellido delata a este muchacho nacido en Watford y criado en la academia del Arsenal, donde incluso llegó a romper algún récord de precocidad mientras era uno de los cachorros más prometedores en las inferiores de los 'Three lions'. Con la selección inglesa llegó a portar el brazalete de capitán y a ser considerado como una de los diamantes más relucientes de entre los futbolistas nacidos después del 2000. Por eso, cuando el pasado verano se anunció su fichaje por el Deportivo de La Coruña su contratación fue todo un golpe de efecto en A Coruña, donde esperaban con ilusión el debut de su nueva estrella. Sin embargo, estamos en primavera y Charlie Patiño ni tiene sitio ni respaldo en un Dépor que no le ha concedido las oportunidades que podía esperar el británico.

SIN DEBUTAR EN RIAZOR

Cumplida la Jornada 31, Patiño volvió a ver el encuentro desde el banquillo. Este año todavía no ha pisado el verde. Entre lesiones y decisiones técnicas, el 2025 todavía está por estrenar para el inglés a 20 de marzo. Su último concurso fue en Ourense, en la debacle copera de O Couto donde los blanquiazules cayeron contra un equipo de Primera RFEF. 

En el torneo del K.O. disputó 89 minutos que, sin embargo, son muchos más de los que ha completado en toda la liga. En Segunda ha jugado poco más de una hora de juego repartida en tres partidos. La última vez que jugó fue ante el Almería, con doce minutos testimoniales en la derrota de su equipo. Era el tercer partido de Gilsanz en el banquillo y su primera derrota como técnico tras golear al Cartagena y arañarle un triunfo al Eibar. Desde entonces no ha vuelto a darle la alternativa al futbolista de 21 años. 

Después de foguearse en las filas de Blackpool y Swansea, Patiño llegaba a la ciudad de sus ancestros con la ilusión de triunfar en el fútbol español. Aterrizó en A Coruña con un valor de mercado de 9 millones de euros, pero medio año después se ha desplomado su cotización hasta los 2 millones. Una devaluación que, sin embargo, todavía podría ayudar al Dépor a recuperar lo invertido, ya que parece que Patiño no dispondrá de muchas opciones en un equipo donde Mella, Mario Soriano o Yeremay le cierran la puerta.

Pero ya no es la titularidad lo único que persigue el joven centrocampista, sino unos minutos que le permitan demostrar su potencial. Ante el Castellón Mfulu y Hugo Rama, otro presumible descarte, le ganaron la partida, pero es que Gilsanz ni siquiera consideró agotar todas las ventanas de cambios y buscar en Patiño a un revulsivo que cambiase el 2-2 del luminoso. Parece que ya nada puede hacer para cambiar la opinión del técnico, mientras la grada se olvida poco a poco de un futbolista que pedía a gritos y al que todavía no han visto debutar en Riazor, ya que siempre que ha jugado ha sido como visitante. Patiño sigue conociendo su nuevo estadio igual que cuando era niño: solo como espectador.