Ángela Banzas presenta 'El aliento de las llamas': "Quiero poder echar la vista atrás y decir que, al menos, lo intenté"

"Ángela, no dejes de escribir". Ángela Banzas recibe el mensaje con rubor y agradecimiento infinito. Es la madre del que escribe la que firma ese escueto telegrama que a la autora parece llegarle al corazón. No es el primer mensaje de este tipo que recibe ni en su trayectoria ni durante el día. Viene de presentar su última novela, 'El aliento de las llamas', que sucede a 'El silencio de las olas' (Suma, 2021), 'La conjura de la niebla' (Suma, 2022) y 'La sombra de la rosa' (Suma, 2023). Cuatro libros, uno por año desde su debut, y todos comparten el éxito de crítica y ventas. Con el zurrón lleno de cariño tras la puesta de largo de su último título en el Pazo de Mariñán, Banzas se enfrenta a una gira de presentación larga, que la llevará este mismo jueves a firmar ejemplares en la FNAC de A Coruña, a las 19 horas, para el viernes 4 de octubre estar en el Club Faro de Vigo a las 20 horas y el sábado 5 de octubre en la Librería Atlántica de A Guarda, a las 12:30 horas. Serán solo las primeras paradas en una travesía en la que descubrirá -si no lo sabe ya- que son muchas las madres que quieren que siga escribiendo.

Vienes de presentar el libro en un sitio con tanta leyenda como el Pazo de Mariñán. Lo primero de todo, ¿cómo fue la acogida? ¿Qué te estás encontrando con todas esas personas que ya se sumaron al nuevo trabajo? 

Por el momento lo ha leído muy poquita gente: amigos, gente de mi círculo de confianza, algún librero… Toda la gente que se ha ido acercando dice que les ha gustado mucho, me trasladan mucha emoción. Porque en esta novela, aunque también hay misterio y la ambientación, por supuesto, es gallega, es una novela a lo mejor más de narrativa, nos toca más emocionalmente. Yo buscaba eso, el equilibrio entre que te atrape, que te envuelva, la ambientación, Galicia, jugar un poco con la realidad y la ficción dentro de la novela, que si fantasmas, que si no fantasmas... Y también, sobre todo, darle voz a las mujeres para que te acaricie la novela, y la lleves a ese campo de la empatía.
 

No es ni mucho menos una casualidad la localización para la presentación del libro. ¿Por qué es tan relevante este paraje para presentar ‘El aliento de las llamas’?

Buscaba un pazo y me encontré con el Pazo Mariñán, que no conocía y que es espectacular, con unos jardines preciosos, y además de tener esos elementos propios de cualquier pazo, como la naturaleza, la piedra, el agua, esos estímulos para los sentidos, sobre todo nuestra niebla y en la zona más alta de A Coruña todavía más. 

Pero allí me encontré con dos elementos que activaron mi imaginación de manera efervescente. Una es una placa de mármol que hay en este pazo, frente a un embarcadero y dice: ‘La nada aquí’. Me puse a trabajar sobre esa idea, pero también con otro misterio: hay una composición de siete camellias más una en el centro, y se llama así, la ‘Siete más una’. Pregunté y no sabían por qué era así, pero yo con mi imaginación tenía que buscarle respuesta. Ahí tenía por un lado el misterio y por otro la profundidad de los mensajes, y me llevó todo a pensar en el paso del tiempo. Es un libro dividido en tres partes: La nada aquí, Ahora es todo, y Aliento de las llamas, que simboliza un poco un mensaje más feminista, de esperanza en el futuro. 
 

A lo que no renuncias es a traer la historia de nuevo a Galicia. Tendemos a pensar que todo ocurre en Madrid o Barcelona, pero Bergondo es un lugar tan bueno como cualquier otro para meter una historia. 

No es que sea tan bueno como cualquier otro, es que para mí Galicia tiene todo lo mejor, es ideal para ambientar mis historias. Galicia está en auge para grandes plumas, pero cuando tú además eres gallego, como en mi caso y con la mirada gallega que llevo de serie, esa forma de sentir y todo, mis personajes cobran mucha más vida, porque son personajes que doto de esa tridimensionalidad, de esa carnalidad. Es verdad que pasan muchas cosas en Madrid y Barcelona, pero aquí tenemos una riqueza cultural, paisajística, que es abrumadora. 

De hecho me preguntan: “¿Te quedarás sin ideas?”. No, tengo muchas en la cabeza, y cada vez que visito un lugar, siempre que haya algún enigma del que se pueda tirar y, sobre todo, por cómo trabajamos nosotros, por nuestra forma de ser, incluso con la retranca, todo eso lo utilizo dentro de las novelas, los dobles sentidos, el simbolismo, el decir una cosa pero irónicamente y estar refiriéndote a otra…todo me lo da esta tierra.
 

Tampoco desaprovechas la oportunidad para proponer un nuevo viaje temporal a 1889, prácticamente a las puertas del siglo XX. ¿Cuánto tiempo de documentación necesitaste para trasladarnos a ese tiempo? 

Siempre digo que el proceso de documentación ni se abre ni se cierra. Es algo vivo. Las novelas en algún momento las tienes que cerrar, y todo lo que quieres decir lo tienes que acotar en 400 o 500 páginas, pero cuando me estoy documentando me digo ¿cuándo empecé yo realmente a documentarme sobre esta novela? Porque yo llevo leyendo sobre esa época, sobre mujeres, con literatas como Doña Emilia Pardo Bazán. ¡La primera vez que leí algo de Pardo Bazán, probablemente fue en el colegio, imagínate! Entonces, ¿cuándo he empezado realmente a documentarme? 
 

En este último año he estado muy centrada, pero ya no solamente sobre el pazo, sino sobre todos los conceptos que hay dentro del pazo, sino también en el tema del feminismo, en todos los símbolos, hablo de esos narcisos que representan el narcisismo, me lo he llevado un poco al Don Juan Tenorio, a las mujeres que lucharon por entrar en la RAE y que padecieron también por ser mujeres especialmente apasionadas, a las que se las censuraba por su forma de sentir porque en ellas se juntaba dedicarse a la escritura y querer amar en condiciones de igualdad. Eran mujeres más señaladas. Sobre todo esto he tratado de profundizar más este año, pero son cosas que me preocupan, que me inquietan, y parece ser, por cómo está el mundo, que me seguirán preocupando.

"ES UN HOMENAJE A TODAS LAS MUJERES"

Mencionas a Pardo Bazán, y por lo que he podido ver, hay una especie de trasunto también de esa figura en la novela. 

Sí, pero la he desdoblado en dos figuras. Por un lado, me he quedado en lo que es el personaje principal, que es Elvira Pardo Losada, que es la escritora. Ella tiene la curiosidad, y en ella está este papel de quien ha sido rechazada para ingresar en la RAE, y como le pasaba a muchas escritoras de finales del XIX que no eran afortunadas o correspondidas en el amor como a ellas les gustaría, justamente porque no eran convencionales. 

Por un lado Elvira y por el otro a la Condesa de Figueroa, que para mí es como una especie de Pardo Bazán con más experiencia, la Pardo Bazán mujer con más coraje, con más gallardía y con mucho más peso, fruto de esa experiencia. 
 

También habla un poco de las mujeres gallegas en general. De esa entereza que demostraron madres y abuelas durante tanto tiempo para sacar adelante las cosas.

Muchísimo. Admiro muchísimo a las mujeres literatas, parto un poco de ellas, pero en el fondo el libro es un homenaje hacia todas las mujeres. Porque aquí también hablo de las mujeres del campo, y hago un poco referencia a ellas porque tienen muchísimo mérito aquellas que tenían que aprender a callar, aquellas a las que el tiempo les negó esas oportunidades pero no se rendían, trabajaban, para poder ofrecerle la oportunidad a sus hijas, a sus hijos, a sus nietos, a sus nietas, que ahí ya no solo es una cuestión de género.

Por eso valoro muchísimo esa fortaleza femenina de decir: “Yo no lo voy a hacer, sé que no voy a poder y a lo mejor moriré siendo analfabeta, pero voy a trabajar duramente porque quiero esto para dar una oportunidad a los que vienen detrás”. 

En otras novelas, como en ‘La Sombra de la Rosa’, decías que Antía era una parte de ti, como cada personaje, ¿qué se lleva Elvira en esta ocasión? 

No solo Elvira, sino todos los personajes. Aquí son muchas las voces femeninas y todos los personajes se llevan una parte de mí. Es quizá de las novelas más emocional, con un componente más personal, porque he intentado hacer ese trabajo de meterme dentro de su piel y de querer sentir y entender. Además hablo de los narcisos,  de los narcisistas y del trastorno narcisista, aunque no como trastorno, pero que existe mucho narcisista, desde el Don Juan Tenorio hasta nuestros días, y se todo lo contrario, que es la empatía, y desarrollar ese bonito concepto que es la sororidad. Necesitamos empatía y entender que si tú aceptas que tienes errores, cuando otros los cometen contigo  aceptarlos mejor. Es un poco ampliar esa visión. Todas las mujeres tienen algo de mí, pero porque también me han hecho pensar. No quiere decir que yo haya vivido alguna de esas vidas, afortunadamente, pero de todas me he alimentado y me he servido, y lo he sentido como propio, en mis carnes. 

BUENOS TIEMPOS PARA LA LITERATURA

Antes mencionabas un tema como es el de renunciar a los sueños. Vaya por delante que nunca es tarde para empezar, pero en tu caso publicaste la primera novela casi a los 40 años. Dar ese paso, dedicarse a la literatura, renunciar a otras cosas…no creo que sea una decisión sencilla, al fin y al cabo, y más cuando el mundo de los libros es tan complicado, tan competitivo. 

Mi punto de inflexión fue con la maternidad, curiosamente. Creo que es un tema recurrente dentro de mis novelas, como la fortaleza femenina. Echo la vista atrás y en cuatro novelas veo elementos comunes, sirve para conocerme a mí misma y ver donde pongo el foco. Pues con la maternidad me dije: “Tengo que intentarlo”. En ese momento justo, que es cuando necesitabas tener más estabilidad económica, financiera, más seguridad… Pero me lo podía permitir, y como si fuese cualquier otro proyecto, pensé en dedicar este tiempo y estos recursos a emprender este proyecto. ¡Y no pasa nada si no se publica! Porque yo siempre he escrito y voy a seguir escribiendo, pase lo que pase, otra cosa es poder vivir de eso.
 

Creo que es muy importante que cuando llegue ese momento, cuando lleguen mis momentos finales, poder echar la vista atrás y decir: “Bueno, esto ha salido bien, esto ha salido mal. Pero, al menos, lo intenté”. Porque, ¿qué era lo peor que podría pasar? ¿Que no me lo quiera publicar nadie? También es una herencia para mis hijos. Porque para mí es una forma también de recoger mis raíces y entregárselas, que me conozcan un poco mejor y entregárselas a ellos. Fue un poco el germen de ‘El silencio de las olas’.
 

De todas formas, sois muchas, y cada vez más, las escritoras que en los últimos años están dando un giro a esta literatura, sobre todo de Galicia. Y pienso en ti, en Arantza Portabales, Berta Dávila, Ledicia Costas, cada una en su estilo, pero es indudable la mirada femenina y fresca de la que hablabas. Me pregunto si es una mirada que ya existía y se pasó por alto o si responde un poco a los tiempos. Antes mencionabas la sororidad, la igualdad, temas que están de actualidad.

Las mujeres leemos más, es algo que está demostrado por los observatorios sociológicos, que leemos más que los hombres. Y si somos más lectoras es lógico creer que existan muchas más mujeres que hombres que sienten un poco la pulsión por escribir. Vivimos un buen momento, lo vemos en las editoriales, la cantidad de mujeres, sobre todo de autoras gallegas que hay. Es maravilloso. Mi editor lo decía estos días, la cantidad de manuscritos maravillosos de autoras gallegas que tiene para leer. Algo tendrá Galicia, algo tendremos nosotros.

Pero el hecho de que sean más mujeres creo que también es un poco porque nos estamos lanzando. Pero esas inquietudes estaban ahí, siempre lo han estado. Pienso en las que tuvieron que utilizar pseudónimos masculinos en la época en la que se ambienta esta novela, las que se quedaban en casa y escribían, como la Condesa Figueroa que le recomienda escribir a todas las mujeres, incluso como terapia, y eso se quedaba en un cajón. Lo que pasa es que no tenían la suerte de poder intentarlo. Al final se trata de eso, de tener la oportunidad. Ahora son unos tiempos realmente buenos para las mujeres. 
 

Pero hay otra cosa llamativa: hay más lectoras, hay más escritoras, cada vez están saliendo más, pero. en cambio, esta correspondencia, esta proporción, no tiene cabida, no tiene reflejo, dentro de la Real Academia. Es verdad que todavía hay mucho que trabajar. Cuando trabajo las líneas temporales me permiten ver un poquito cómo se hacía, lo que se ha mejorado y lo que se ha avanzado, pero también lo que nos queda.

En tu caso los lectores ya te relacionan directamente con el mundo del suspense, pero, ¿tienes la tentación de explorar otros géneros?

Será porque no me formé para filología ni hice cursos de escritura y demás. Entonces, cuando escribo, no lo hago pensando en un género. Lo hago un poco desde la intuición de estos tiempos, que además yo sé que son tiempos que se viven desgraciadamente deprisa. Tienes que encontrar ese equilibrio que te decía, el suspense nos ayuda a engancharnos, nos mete en la historia, tiene que entretener. Pero quiero dejar también todos aquellos temas que a mí me interesan, de tal forma que en esas páginas, 400, 500, las que sean, tiene que quedar redondo todo aquello que yo quiero tratar. Tanto la capa más superficial, que es la del suspense, como todos los elementos que quieran meter dentro. Esta novela entiendo que en el mercado editorial le tienen que colocar una etiqueta, porque tú como consumidor tienes que saber a qué te estás llevando. Pero es más narrativa contemporánea o lo que llaman ahora ‘Women's Fiction’. 

Y, en ese sentido, ¿Cómo es tu proceso creativo? Si piensas en imágenes, porque tus novelas, al fin y al cabo, serían perfectamente adaptables a una serie, a una película.

Es verdad que se están moviendo ya cositas para que haya adaptaciones de alguna novela y es algo maravilloso. Eso va más despacio y digamos que yo escribo más deprisa. La verdad es que es fantástico. Yo cuando escribo lo hago utilizando todos mis sentidos, es una forma que tengo yo de vivir el día a día que voy saltando siempre de conceptos. Entonces una idea me lleva a otra, a otra, y voy enlazando, voy enlazando. Yo siempre digo voy de rama en rama y a veces me cuesta un poco...me tengo que centrar. 

Por eso me ayuda a escribir, porque me ayuda a aterrizar las ideas e hilarlo todo. El ejemplo de los pájaros dentro de la novela,  pienso en las ansias de libertad, en el deseo de volar, de querer explorar otros mundos o realidades o tiempos. Y también me lleva a las alas, me lleva a las plumas, las plumas me llevan a la literatura… Y todo eso se va convirtiendo en una trama y todo con su significado. 
 

Libro en el 2021, en el 22, en el 23, ahora en el 24, ¿para 2025 podemos esperar más cosas? 

Yo confío que sí. Y estoy pensando. ¡A cabeciña non para!