​¿Cuántos lobos hay en Galicia? La Xunta estima 90 manadas de hasta 8 ejemplares; con suerte, la mitad, dicen conservacionistas

A día de hoy, con un censo desactualizado y sin cifras oficiales, todos los informes sobre la población del lobo se refieren a “estimaciones” a la hora de inventariar a la especie. Sin embargo, pese a no conocer la dimensión del problema, gobiernos autonómicos como el gallego siguen siendo contrarios a la protección del lobo que prohíbe su caza.

Miembros de la asociación 'Grupo Lobo Galicia' y de los sindicatos Unións Agrarias y del Sindicato Labrego Galego atienden a Galiciapress en esta última entrega de la serie de reportajes sobre el lobo ibérico para tratar de arrojar algo de luz en este baile de cifras en plena batalla legal por la inclusión de la especie en el LESPRE.

Mientras que las administraciones hablan de manadas de “siete u ocho ejemplares” -siempre apoyados sobre indicios y cifras hoy desactualizadas- los ecologistas, con su trabajo de campo, reducen esa población a “entre tres y cinco ejemplares”. Así, se reduce prácticamente a la mitad el número estimado de lobos en la comunidad.

Lobo Ibérico | Foto: EP

Se dice de Galicia que es el país del millón de vacas. No sabemos quién ha contado todas esas cabezas, pero en cualquier caso, las reses, tanto si son un millón como si no, viven bajo la amenaza constante de los lobos. ¿De cuantos lobos? No se sabe. Lo cierto es que si quisiéramos saber el número total de lobos en España solo nos encontraríamos con “aproximaciones”, que son los guarismos en los que se mueven tanto la Xunta como el Gobierno de España. Cálculos aproximados que intentan abocetar una realidad que se fundamenta en el “creemos que”. Unos cimientos insuficientes cuando el debate es si de debe permitir abatir o no a una especie que el siglo pasado estuvo al borde de la extinción.

MÁS LOBOS QUE EN TODA FRANCIA

Sobre el número de ejemplares, el último censo del lobo ibérico en Galicia que refiere la Xunta “estimaba” la existencia “de 90 manadas reproductoras de lobos”, de las cuales al menos catorce eran “compartidas” con Portugal, Asturias y Castilla y León. “Teniendo en cuenta la presencia de indicios” la distribución de la especie, según el Gobierno de Galicia, representaba el “72,17% del territorio” y sus manadas se componen de entre siete u ocho ejemplares. “En cualquiera caso, la Xunta ya está elaborando un nuevo censo, lo que permitirá actualizar estos datos, ya que en los últimos años se detectó un aumento”, manifiestan desde Mediaombiente.

Según estas cuentas, Galicia está cerca de quintuplicar el número de manadas que contabilizaba Francia en 2012, un dato en el que se han apoyado sindicatos y políticos para explicar su postura a favor del control cinegético de la especie. No obstante, este dato bien podría hablar muy mal de la protección que el país galo ejerce sobre este animal, que en España estuvo a punto de desaparecer en los años 70, cuando divulgadores como Félix Rodríguez de la Fuente iniciaron campañas para evitar su extinción en la peninsula. Hoy, y siempre según las estimaciones que acerca Medioambiente, España ronda las 300 manadas.

Pero los ataques de lobo al ganado son el principal motivo para esta lucha sin cuartel entre defensores y opositores a la caza de este animal. “Según los datos provisionales de la Consellería, en el período que contempla la orden —desde el 1 de octubre de 2020— se produjeron en Galicia 1.167 avisos por daños de lobo y 2.024 reses se vieron afectadas. En total, desde 2016 hasta la actualidad, se produjeron 7.217 avisos que corresponden a más de 12.815 reses, con una tendencia similar en cada una de las anualidades”, indican desde la Consellería de Medioambiente.

El presidente de Cantabria Miguel Ángel Revilla, cifraba recientemente en 19 las manadas en su comunidad, lo que supone, según sus cuentas, unos 200 ejemplares en el territorio -más o menos los que quedaban cuando la especie estaba al borde de la extinción- y una decena de ejemplares por manada, responsables según Revilla de 4.000 ataques en los últimos cuatro años. Esas cifras suponen casi tres ataques al día y que cada lobo se cobra, al año, cinco reses. Unas cifras que parecen realmente desorbitadas.

LOS ECOLOGISTAS NO COMPARTEN LAS CIFRAS

Los datos de la Xunta cifraban en cambio estos grupos en manadas compuestas por entre siete u ocho ejemplares en Galicia. Sin embargo, desde 'Grupo Lobo Galicia', dedicado a la conservación de la especie y a la educación ambiental entre otros cometidos, los números no coinciden. Entre sus trabajos de campo está el inventariar la fauna, lo que los ha llevado a constatar que el tamaño medio de los grupos es de “entre tres y cinco lobos”, prácticamente la mitad de lo que acercan desde San Caetano. “Suponemos que las cifras oficiales se refieren a la época reproductora y como la especie cuenta con una mortalidad significativa, los números oficiales no se ajustan a la realidad”, agregan.

“Resulta sumamente complejo realizar un censo de una especie con una dinámica poblacional tan elástica como la del lobo ibérico y cuya movilidad se mide en kilómetros”, explica la doctora en biología Aurora Puentes, integrante de la asociación, a la vez que afirma que, según el último censo nacional, los datos indican que el crecimiento de la especie está “estancado” o en regresión en provincias como Valladolid y Burgos o en el País Vasco.

“Dicho esto, debemos entender que, si bien para cuantificar el estado de conservación de una especie se debe tener en cuenta el número de individuos y para eso los censos resultan muy útiles, no se deben olvidar las amenazas a las que se enfrenta la especie, para evaluar correctamente la viabilidad de la conservación de la misma a largo plazo”, razona el colectivo.

En ese sentido, la destrucción de su hábitat o el furtivismo son algunas de las muchas amenazas a las que se enfrenta la especie, así como por el “cuello de botella genético” que provoca una “escasa variabilidad genéritca” potenciada por la incapacidad de “acudir al encuentro genético del lobo italiano”. “La endogamia y la hibridación son riesgos presentes que deben evitarse, permitiendo su reproducción anual y alejando al lobo ibérico de los controles poblacionales por no estarjustificados”, recalca Puentes.

DE “NO HAY DATOS SUFICIENTES” AL “EL LOBO NO ESTÁ EN PELIGRO”

Los sindicatos también consideran que con las cifras oficiales de hoy día no es suficiente para tomar una decisión de ese calibre. El Sindicato Labrego Galego insisto en que han reclamado a la Xunta que se actualice el censo en más de una ocasión “para saber exactamente la que nos estamos enfrentando”. “El problema está precisamente en que no sabemos la que nos estamos enfrentando, es el problema no es tan solo que sea peligroso permitir cazar un animal sin saber qué población existe, es también prohibir su caza sin saber qué población hay”, razonan.

“No se puede legislar con castillos en el aire”, resumen, al tiempo que culpa al gobierno autonómico y al central de esta situación. “Si de verdad se quiere conservar el lobo, evitar conflictos, defender la ganadería en extensivo y conservar el medioambiente, se tiene que legislar desde la realidad y con un fuerte consenso social, escuchando a todas las partes y hablando con datos reales. Hasta ahora esto no se hace hasta el punto de que se esta pretendiendo legislar, o ganar el debate de si caza sí caza no, sin saber de manera real que población de lobo tenemos, donde se concentra...”, lamentan.

En Unións Agrarias, por el contrario, no lo perciben de esa manera al afirmar que el lobo “no está en peligro de extinción en Galicia” ya que cuenta con una población “superior por ejemplo a la de toda Francia”. “Si no hay censo de lobos es porque se vería que las manadas están aumentando”, sugieren.

“En el rural gallego nadie aboga por la persecución de este animal, ni su exterminio, sino por medidas realistas de gestión que permitan asegurar a la convivencia de poblaciones abundantes de lobos con la ganadería y la producción de carne de calidad en extensivo, siendo preciso fórmulas en las que sea el conjunto de la sociedad quien solidariamente corra con los gastos y lo cueste de mantener estos animales”, comentan desde UU.AA.

En lo que sí coinciden los dos sindicatos es en lo que supone la protección del lobo, ya que es ante todo “un coste” y es “deber de toda la ciudadanía” sufragarlo. “El problema es que actualmente se nos esta pidiendo a las explotaciones ganaderas que corramos con este gasto, y en muchas zonas con fuerte presencia de lobo hay explotaciones que están atravesando una muy difícil situación económica, es mas en una época donde están incrementándose los precios y el precio que percibe el productor no aumentó”, concluyen desde el SLG.

Reserva en Castilla y León | Foto: EP