La protección del lobo es "una oportunidad" para el acceso a fondos europeos, insisten conservacionistas
En esta primera entrega de una serie de reportajes, Galiciapress charla con Aurora Puentes, doctora en biología y representante de la asociación 'Grupo Lobo Galicia'. La doctora explica la importancia de proteger a una especie protegida por la normativa europea, que abre la puerta a una "oportunidad económica", y amenazada por los cambios que sufre en su hábitat, resquebrajada por los incendios, los parques eólicos o las carreteras.
La nueva categoría en la que se ha encuadrado al lobo ibérico como una especie protegida de la caza ha desatado una lucha sin cuartel entre políticos, ganaderos, sindicados, ecologistas y conservacionistas, cada uno con sus puntos de vista en torno a un animal que en el siglo pasado estuvo al borde de la extinción y del que no se conoce el verdadero número de ejemplares.
Galiciapress trata de conocer todas estas posturas en una serie de reportajes para explicar el alcance y las consecuencias de esta decisión del Gobierno de España y a la que se oponen la Xunta, sindicatos y cazadores, por lo que sin duda se avecina una batalla legal que puede durar años.
En esta primera entrega, Galiciapress charla con Aurora Puentes, doctora en biología y representante de la asociación 'Grupo Lobo Galicia'. La doctora explica la importancia de proteger a una especie protegida por la normativa europea, que abre la puerta a una "oportunidad económica", y amenazada por los cambios que sufre en su hábitat, resquebrajada por los incendios, los parques eólicos o las carreteras.
Lobo ibérico | Foto: EP
El lobo, el malo de los cuentos infantiles, ya no corre el peligro de que su cabeza cuelgue como trofeo en la pared del cazador, el héroe de esos mismos cuentos. En la vida real, el lobo tenía hasta ahora las de perder frente a las escopetas, calladas desde que el 22 de septiembre el Gobierno de España oficializase la inclusión del lobo en el Listado de Especies Silvestres de Especial Protección (LESPRE).
La decisión de Moncloa se ha encontrado con la oposición de Galicia, Asturias, Cantabria y Castilla y León, las comunidades a las que realmente afecta la medida y que la ven como una amenaza a la economía del sector primario. Desde la Consellería de Medioambiente de la Xunta recuerdan que su Plan de Gestión del lobo, que data de 2009, “propició” en la última década “ un equilibro perfecto entre la protección del lobo y la protección de los ganaderos y mismo sirvió de espejo para el resto de las Comunidades Autónomas”.
No lo ven así las asociaciones ecologistas, animalistas y medioambientalistas que celebran una decisión que llevaban años persiguiendo. Desde la asociación 'Grupo Lobo Galicia' no dudan en calificar la decisión de incluir al lobo en el LESPRE de “hito histórico” tras años de batalla desde la propuesta de la Asociación para la Conservación y el Estudio del Lobo Ibérico (ASCEL) y el respaldo tanto de las asociaciones conservacionistas como de buena parte de la sociedad.
¿UNA OPORTUNIDAD ECONÓMICA GRACIAS A LA UE?
“La protección del lobo en Galicia traerá cambios importantes y positivos en su gestión, aunque a priori no se aprecie. El nuevo estatus obligará a la administración gallega a replantearse los pasos dados hasta la fecha por y para la conservación del lobo y esperamos que se vea como una oportunidad y no como un problema, al poder acudir a fondos europeos para cubrir los gastos de conservación de una especie emblemática como es nuestro cánido salvaje”, indica la doctora en biología Aurora Puentes, integrante de la asociación.
Puentes puntualiza que, la protección del lobo, es una “obligación derivada del contexto legal internacional, de conformidad con el Convenio de Berna y Directiva Comunitaria”. Estos fondos europeos pueden ser justo el salvavidas que esperan los ganaderos gallegos, amenazados por el fin de las ayudas, tal y como anunció la Xunta recientemente ya que, según el criterio del Gobierno autonómico, el cambio de nivel en la protección del lobo imposibilita el cobre de ayudas en el escenario actual. Es, por tanto, una oportunidad también económica, aunque ese no sea su aspecto más destacado.
Es justo la protección comunitaria la que hace difícil explicar por qué se ha tardado tanto en dejar de considerar al lobo en España como una especie cinegética al norte del Duero -al sur hace años que goza de una mayor protección-. El cambio de paradigma permite así dejar atrás el “mal menor” que era considerar al lobo una especie cinegética “para que cada batida de caza estuviera controlada” y como intento de frenar el furtivismo.
“Debemos tener presente que la constitución de la Unión Europea planifica la gestión de las especies silvestres a escala supranacional, por lo que España y las CCAA adaptaron la legislación europea, pero con reservas, dejando al lobo sin la protección adecuada, y encontrándonos ante un incumplimiento flagrante de las obligaciones derivadas del Convenio de Berna y de la Directiva de Hábitats 92/43/CE”, explican desde Grupo Lobo.
Al respecto, encumbran la labor de los trabajos del catedrático Agustín Garcá Ureta, un trabajo que abrió “el camino legislativo para salir de nuestros incumplimientos”. El cambio de mentalidad de la sociedad a favor de la protección del entorno natural y un mayor activismo medioambiental han sido también elementos decisivos en este recorrido hasta lograr una mayor protección de la especie. Un cambio que se inició con las campañas de documentalistas, naturalistas y científicos que pusieron el acento en la situación del lobo, un proceso “lento” pero “bastante contundente”.
EDUCACIÓN MEDIOAMBIENTAL Y PREVENCIÓN DE DAÑOS
No obstante, no está todo el trabajo hecho: “Habrá que esperar a que se apruebe la Estrategia de conservación del lobo ibérico, para ver de qué manera se definen las autorizaciones de control por daños, aunque suponemos que siempre serán la última opción y que esta inclusión será un avance importante para la conservación de la especie”, señala.
Atendiendo a los datos de Grupo Lobo en torno a los controles aprobados por la Xunta y el número de ejemplares abatidos desde 2010, para la asociación “política basada en batidas ha resultado ser un fracaso”.
Desde la asociación proponen cuatro puntos como elementos capitales para una mejor relación con el lobo y cambiar así el sistema de batidas. El primero de ellos es una eficiente “educación medioambiental” en un rural como el gallego, donde el lobo sigue siendo visto como una plaga a la que perseguir y eliminar, chocando frontalmente con la percepción de aquellos que consideran al lobo un “símbolo de resiliencia y naturaleza salvaje”.
Por otro lado, la asociación insiste en la importancia de aplicar una correcta “prevención de daños”. “El roblema de los daños es sumamente complejo, es realmente el problema”, subraya Puentes, “ya que no solo hay una pérdida económica, sino un conflicto social que realmente no guarda proporción con la magnitud de los daños”. “En Galicia se pueden mejorar tanto las medidas preventivas como la gestión del manejo del ganado, algo que con el nuevo estatus deberá abordarse con rigor y seriedad desde la administración”, indica.
UN HÁBITAT AMENAZADA POR EL SER HUMANO Y LOS FURTIVOS
A renglón seguido, la doctora remarca la importancia de la conservación del hábitat del lobo en Galicia, unos espacios amenazados por la actividad humana. “Es imposible separar de la protección de una especie en su medio, salvo que se quiera mantener enjaulada”, razona Puentes. La biologa lamenta la “destrucción generalizada y a gran escala” que existe en Galicia sobre sus ecosistemas naturales y hábitats autóctonos. Incendios -“problema ambiental más grave por la extensión de destrucción que generan y el tiempo que se precisa para recuperar el entorno”-, eucaliptización, parques eólicos...todos estos elementos son los que empujan al lobo a buscar “una solución de supervivencia”, como es el adentrarse en espacios urbanos o “depredar más animales domésticos por ausencia de presas silvestres”.
“La construcción de carreteras de distintas categorías ha fragmentado su hábitat como en ninguna otra Comunidad Autónoma, dada la dispersión de núcleos de población a los que hay que dotar de un acceso seguro. Estas numerosas vías de comunicación hacen también que aumente la posibilidad de atropellar a algún ejemplar de lobo”, advierte.
Es importante tener en cuenta que el cambio del ecosistema, tomando por ejemplo la recuperación de terrenos quemados, tiene un efecto inmediato sobre el lobo. “Si la vegetación cambia, los herbívoros cambiarán, al igual que los restantes eslabones de las redes alimentarias. Todo ello repercute de forma grave sobre los grandes depredadores y en muchas áreas, si se le une los ataques de furtivos, puede ser causa de su desaparición”, comentan.
Estos cambios en la cadena trófica es la que provoca que el lobo, “una especie bastante oportunista, generalista y amoldable a los cambios”, tenga que desplazarse en manadas a otras zonas donde encontrar el alimento que le falta en su hábitat. Estas emigraciones son más evidentes en una Galicia que destaca por su dispersión geográfica, por lo que el lobo tiene todavía más difícil huir de los encuentros con el ser humano. “Como todo animal estará donde haya alimento, agua y refugio, también donde tenga una cierta calma que permita su reproducción. De forma ideal estaría en las mismas zonas que prefieren los herbívoros, con pasto y bosque, sitios que hemos ocupado nosotros”.
Es tal vez en este choque de mundos donde aparece el furtivismo, “una auténtica lacra en Galicia, dónde el lobo y otras especies se matan ilegalmente con diferentes métodos”. “Observamos en Galicia una tasa de reclutamiento cercana a cero en los grupos de lobos estudiados, la reproducción no da lugar a nuevos individuos debido a la mortalidad producida por causas naturales y también por causas en absoluto naturales y totalmente repudiables”, precisa Puentes. Gracias al nuevo estatus, el furtivismo tendrá “consideraciones penales” mucho más graves que las actuales.
Lobo abatido por furtivos | Foto: EP
“Es triste ver que muchas de estas obligaciones, que ya se encontraban recogidas en el Plan de Gestión del Lobo de 2009, nunca se acometieran, a excepción de la aprobación de batidas por parte de la administración gallega”, critica.
“Después de lo comentado parece que no queda sitio para nuestro cánido salvaje, pero ahí está, sobreviviendo como una no tan rara joya natural, enriqueciendo nuestra biodiversidad y ejerciendo el control que debe sobre otros animales, que es lo que sabe hacer, su función. Los humanos debemos utilizar la inteligencia tecnológica que tenemos para evitar que sus necesidades choquen y alteren las nuestras”, concluye.
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