​Profesionales del sector apoyan la tesis de Frinsa: “No puede ser que solo una lata esté contaminada en un lote de más de 3.000”

Galiciapress contacta con profesionales de la industria conservera tras la crisis sanitaria declarada por la Agencia Española- de Seguridad Alimentaria y Nutrición, que ha puesto el foco sobre todo el sector a raíz de los resultados positivos por la toxina botulínica en el análisis de una lata de atún fabricada en la compañía Frinsa del Noroeste. Esta situación pone en riesgo la economía gallega, especialmente la de la comarca de Barbanza, muy dependiente de las conserveras y el marisqueo.

Mujeres limpiando pescado en una conservera 

En Rianxo, A Pobra do Caramiñal, Boiro y Ribeira la industria conservera es el principal motor de la economía de la zona junto con el turismo, y ahora empresas como Ortiz, Ignacio Montes, Jealsa o Escurís -algunas de ellas productoras para las marcas blancas de los principales supermercados- esperan con expectación novedades en torno a la investigación del brote, ya que de ellas pueden depender muchos de sus contratos.

PROCESO DE ESTERILIZADO

En el municipio pobrense se encuentra el puerto atunero más importante de Europa y desde sus muelles parten la mayoría de los túnidos que llegan a las empresas para ser procesados y enlatados para su posterior venta. Y son los trabajadores de muchas de esas empresas los que apoyan la versión de Frinsa, que sostiene que la contaminación de la lata no se produjo en sus instalaciones, sino por un mal tratamiento en la conservación o manipulación del alimento por parte de los consumidores, que ingirieron el producto en una ensaladilla casera junto a otros ingredientes.

Miles de toneladas de atunes llegan anualmente a los puertos gallegos 

“No tiene sentido que si analizan todo el lote solo esté contaminada una lata. O están todas mal o no puede haber solo una que salga mal del proceso de esterilización”, explica una trabajadora de una conservera con más de 30 años de experiencia en el sector en una empresa con procesos similares a los de Frinsa en el tratamiento del atún. La esterilización de los productos y los envases tiene lugar en las autoclaves, unas máquinas encargadas de eliminar todos los patógenos que pueden contener los alimentos o los envases utilizando vapor de agua a presión y alta temperatura.

“Tanto el producto como las latas se introducen de forma separada en los autoclaves dentro de varios carros para que se esterilicen, cada uno con una temperatura y un tiempo de esterilización determinado”, explica, recalcando que el tiempo y temperatura de la esterilización depende de muchos factores, como el producto o la cantidad del mismo. “No se esterilizan igual las latas con abertura de hojalata que las de abre fácil, igual que tampoco es lo mismo la esterilización de productos en aceite de girasol (como es el caso de la lata investigada) que en escabeche o tomate, ya que estos últimos son considerados ‘agresivos’ por sus componentes”, subraya.

“Una vez esterilizadas se cogen muestras de cada uno de los carros, tanto de las latas como del producto, para analizarlas en el laboratorio. Si una sola de las muestras da positivo por alguna bacteria o agente peligroso se bloquea ese lote”, comenta. Además, una vez listas las latas, se lleva una de ellas a la denominada ‘muestroteca’, un lugar donde se guardan de forma ordenada las latas correspondientes a cada lote para que, en caso de una alerta sanitaria como la actual, se pueda identificar de forma inmediata el producto que puede estar contaminado. Las latas permanecen en la ‘muestroteca’ hasta que vence la fecha de caducidad del producto, momento en el que sobrepasa el tiempo de consumo preferente que marca la propia empresa.

El producto, comercializado exclusivamente en los supermercados DIA, ha sido retirado de las nueve Comunidades Autónomas en donde fue distribuido y no se han encontrado más consumidores afectados a parte de los cuatro que dieron la voz de alarma en Castilla y León, de los cuales tres ya han sido dados de alta. La investigación sobre las causas del positivo siguen su curso y la Xunta, que puso en marcha los protocolos para la detección y análisis de los productos el pasado 10 de agosto, ya ha inspeccionado la fábrica en dos ocasiones en las que la empresa superó los análisis, constatando que el proceso productivo cumple todos los procesos de calidad y sanidad sin registrar incidencias.

UNA AMENAZA INVISIBLE

Por otro lado, en el caso del botulismo, el producto no habría dado ningún tipo de pista de estar contaminado, ya que la toxina no altera ni el sabor ni el olor del producto, mientras que otros agentes contaminantes sí alteran el producto. “Si una lata se conserva mal o se esteriliza mal se abomba, lo que evidencia que no es apta para el consumo, pero en un caso de botulismo es imposible saberlo”, justifican desde el sector conservero. “Pero si el botulismo se debe a un fallo de la fábrica tendría que estar infectada toda la partida, no solo una lata en este caso, por eso la contaminación tuvo que llegar después de su venta”, afirma.

Latas de la empresa investigada

Otro aspecto que reafirma la hipótesis de Frinsa de que la contaminación del producto se produjo fuera de sus instalaciones es el hecho de que ese lote determinado se trató en una nave donde solo se produce atún, descartando así una contaminación cruzada.

Además, entre los consumidores también consideran que la versión ofrecida por Frinsa es plausible, ya que admiten que es en nuestras concinas “donde más riesgo de contaminación hay”. “En pleno verano dejamos la ensaladilla una hora fuera de la nevera, mezclamos productos crudos con cocidos...Pero a la hora de generar una alerta sanitaria le pintamos la cara al fabricante”, señalaba un consumidor a raíz de la noticia por la alerta sanitaria y la histeria que ha generado, beneficiada en gran medida por el brote de listerioriosis causada por la carne mechada comercializada en Andalucía y que ha provocado cerca de 200 casos de listeria, alguno de ellos provocando la muerte de los afectados. Cifras muy lejanas a los cuatro afectados por este caso de botulismo al que los investigadores todavía siguen la pista.