La empresa de la mina de Touro propone ahora estudiar el impacto en la Ría de Arousa

Los críticos con la mina han logrado movilizar parte del importantísimo sector marisquero de la Ría, alertando del peligro de las filtraciones. La multinacional responde contratando un estudio científico a un organismo público oficial.

Charla crítica coa mina de Cabo de Cruz

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la empresa que impulsa el proyecto de la mina de Touro, Cobre San Rafael S.L., filial de la multinacional Atalaya Minning, prometen la elaboración de un estudio para definir la influencia de la explotación minera en la composición de metales, materia orgánica y nutrientes de las aguas y los sedimentos del río Ulla y su afluencia en la ría de Arousa.

EL MAYOR RECURSO PESQUERO DEL PAÍS EN

En concreto, según informa la empresa en un comunicado, el trabajo estará dirigido por el Instituto de Investigaciones Marinas (IIM) del CSIC, liderado por el profesor de investigación Ricardo Prego, y se realizará a partir del mes de abril en puntos de control fijados en el recorrido fluvial del Ulla, desde la presa de Portodemouros hasta la cabecera de la ría.

El proyecto, tal y como explica Cobre San Rafael, servirá para conocer el estado hidroquímico actual del río Ulla y de su desembocadura en la ría de Arousa --donde se aloja "la principal industria pesquera y marisquera de Galicia"--, con especial atención a las aportaciones de los afluentes Deza, Sar, Brandelos, Beseña, Lañas y la presa de Portodemouros.

De este modo, el estudio creará una base de datos como referencia para establecer la influencia real de la minería sobre la calidad de las aguas fluviales, además de poder detectar cambios futuros en la calidad del agua que el Ulla vierte en la ría, así como el origen de estas alteraciones.

LOS CRÍTICOS LOGRAN MOVILIZAR A LOS MARISCADORES DE AROUSA

Cobre San Rafael promete que los trabajos en la mina de Touro comprenderán 15 años de una operación "responsable y comprometida con el medioambiente", con las "últimas tecnologías del sector" y "sin utilizar sustancias tóxicas ni peligrosas". 

Unas promesas que no convencen a gran parte de los vecinos, que llevan meses movilizándose contra la reapertura. Uno de los argumentos de los críticos es, precisamente, que las grandes balsas de la nueva explotación suponen un enorme riesgo tanto para las granjas próximas como para la pesca y el marisqueo en Arousa.

Como ejemplo del potencial problema señalan a la situación actual. Balsas mucho menores de la actual mina -la cantera y la anterior mina de cobre- tienen filtraciones y desbordes regularmente, contaminando los ríos locales de modo evidente, con agua de color metálico.  ¿Quien garantiza que algo similar no sucederá con las nuevas balsas?

Las asociaciones locales han llevado estos argumentos a las cofradías de trabajadores del mar de Arousa, consiguiendo importantes asistencias a sus charlas en lugares como O Grove. Ahora la empresa mueve ficha para contrarrestar este impacto, contratando un estudio cientrífico.

Una investigación de parte, pues quien tiene la última palabra es, al fin y al cabo, la Xunta, que sigue estudiando si le da luz verde. 

PROMESAS DE UNA RESTAURACIÓN TOTAL

Atalaya promete que, de forma paralela a la explotación minera, restaurará las instalaciones. "No dejará huecos mineros al final de la misma, sino superficies limpias, seguras y reintegradas en el paisaje, listas para su aprovechamiento en desarrollos alternativos", asegura. Así, Cobre San Rafael sostiene que el proyecto supone "una gran oportunidad de dinamizar social y económicamente la comarca", puesto que el empleo "alcanzará las 400 personas" del entorno "más cercano" de la zona.