Pide acoger a pobres, refugiados y marginados utilizando el fenómeno de Internet en una calle comercial.
La noticia ha causado algo más que alarma social. No por sospechado su efecto ha sido menor. La propagación mediática ha incrementado --más si cabe-- el desencanto de las gentes respecto a la justicia en el pago de los impuestos. Ha sido otra constatación del axioma que proclama que en todas partes hay “ricos y pobres”, o “listos y tontos”.