Las embarcaciones que participaban en la prueba dieron la voz de alarma al ver que el animal no podía liberarse
No hay forma de saber si Manoliño era o no el arroaz que se puso a jugar con un pez en la orilla de la praia da Illa, en A Pobra, pero por su comportamiento, todo parece indicar que podría tratarse de él.
Los miembros del CEMMA valoran las posibles actuaciones para tratar de retirarle el arpón, que supone un riesgo para la salud del cetáceo.
Ante la mirada atónita de la gente reunida en el pantalán, los dos animales disfrutaron en amor y armonía de un chapuzón.