Thirty Seconds to Mars pone en órbita a O Son Do Camiño, donde triunfa el patrimonio nacional

No queríamos que llegase, pero el tercer y último día de O Son Do Camiño llegó en un abrir y cerrar de ojos. Fueron tres jornadas de música casi sin comparación ya no solo en Galicia, sino que podríamos decir a nivel nacional. Pocos -o ninguno- son capaces de poner sobre el tapete la constelación de estrellas que es capaz de congregar O Son en el Monte do Gozo, donde los camiñers despidieron una nueva edición de su festival fetiche por todo lo alto.

UNA PERRITA Y UN RESTAURADOR

Afortunadamente, y como en los días previos, el tiempo acompañó en un festival que en los últimos años estuvo marcado por algún que otro aguacero que, sin embargo, no impidió al público sacarle todo el jugo al festival. No hizo falta sacar ni ponchos ni chubasqueros, sino más bien todo lo contrario, ya que alguno echó en falta un parasol por momentos. 

Sabiendo que era fin de semana, para este sábado se esperaba una buena acogida desde muy temprano. New Wave Kill y Carlos Ares, que jugaba en casa, fueron los encargados de abrir la jornada de clausura. BB Trickz, el último fenómeno viral del underground nacional, se encargó de calentar los motores y dejar claro que es “la más mala de España”, aunque no tuviese muy claro en qué punto de la geografía nacional se encontraba.

Sus ritmos y sus letras desenfadadas, que responden a la perfección a los tiempos que marca TikTok, contrastan con la apuesta de Baiuca, esforzado en poner la música tradicional en valor a través de un aggiornamento que la hace más accesible a las nuevas generaciones. 

Es en este punto donde tal vez merezca un punto muy positivo O Son Do Camiño, ya no solo por apostar por artistas del país, sino porque merece que se rompa una lanza en favor de un festival muy criticado porque, aparentemente, no incluía artistas femeninas en su cartel. BB Trickz, una joven promesa del panorama nacional, es un ejemplo, pero también Ana Mena, una artista que está en la cresta de la ola, del mismo modo que tanto Baiuca, como Melendi, como Rels B contaban con la presencia inestimable de voces femeninas para sus composiciones o como instrumentalistas. De modo que no, no faltó presencia femenina en O Son, como tampoco faltaron otros años.

¿A CUÁNTOS SUBIÓ JARED LETO A CANTAR?

La mencionada Ana Mena fue, tal vez, la más esperada por las nuevas generaciones. Sus temas, que giran en torno a las dos caras de una misma moneda, con el amor y el desamor como ejes, hicieron botar al Monte de Gozo, aunque, para sorpresa del que firma, su momento más apoteósico llegó cuando se salió de su repertorio. No fueron ni ‘Las 12’ ni ‘Madrid City’ las canciones que pusieron a saltar a miles de personas, sino cuando cantó ‘Obsesión’ y ‘20 de enero’, de La Oreja de van Gogh, un tema que sonó solo 24 horas antes en ese mismo recinto. Mención aparte merece que fue la que puso más empeño en el apartado coreográfico, con un show cuidado y lleno de detalles estéticos.

Después de Ana Mena llegó Tom Odell, que no dudó en subirse a su piano para levantar a un público que por momentos parecía algo adormecido, tal vez por el salto que supone pasar de la malagueña al británico con su estilo melancólico. No obstante, en el momento final, cuando sonaron los acordes de ‘Another Love’, nadie se quedó sentado, aunque había casi más teléfonos móviles que personas mirando al escenario, solo para poder decir que estuvieron en el sitio y en el lugar donde el de Chichester tocó uno de los temas más reproducidos del 2024. 

Melendi mantuvo el pabellón alto con un concierto equilibrado en el que sacó todo su arsenal de himnos generacionales. El asturiano es un tiro a tablero, porque sabes que venderá papeletas y, encima, hará las cosas bien, por lo que todo el mundo se queda contento. Con “Milindri” el éxito está asegurado y todos los camiñers quedaron muy satisfechos con su actuación, especialmente los merengues, que festejaron la consecución de otra 'Orejona' al ritmo de 'Se lo que hicisteis'. 

Pese a todo, el título de ‘Cabeza de cartel’ estaba reservado a Thirty Seconds to Mars. Jared Leto y su formación aterrizaron en Compostela para poner a la capital gallega en órbita. Decenas de miles de personas en las gradas, casi tantas como las que subió el cantante/actor al escenario, ya que en los minutos finales premió a sus incondicionales permitiéndoles estar en el escenario con él, en un gesto que te reconcilia con las grandes estrellas, a veces tan alejadas de su público y que con pequeñas muestras de cariño como ésta te animan a comprar una entrada, solo porque, quién sabe, igual eres tú el que de repente está cantando al lado de un ganador del Oscar. La típica anécdota para romper el hielo en First Dates. Casi se le perdona al bueno de Jared haber hecho el mayor spoiler de la historia del festival al filtrar sin querer el cartel de este 2024. 

Rels B, con su esencia isleña y la confianza del que sabe que convierte en oro todo lo que toca, y Wade, que puso la música electrónica en el escenario principal para despedir el año, fueron los últimos coletazos de una edición de O Son Do Camiño que sirve para demostrar, si es que era necesario, que O Son está más que consolidado, que no hay artista nacional ni internacional que diga que no a su llamada y que, o es impresión mía, o cada año atrae a más y más peregrinos musicales al Monte do Gozo. Otro año y otro éxito de crítica y público. Y, mientras, los festivaleros sueñan con volver a vivir otros tres días mágicos en Santiago. Día 1 post Son. Ya sólo quedan 364.