Rodrigo Cuevas empadrona al Revenidas en Piloña y Ska-P lo devuelve a los 90
La tercera jornada del Reve tuvo de protagonistas a grupos emergentes como The Rapants o Mondra, pero también a clásicos como Ska-P o Heredeiros da Crus.
Cuando sonó por primera vez 'El vals del obrero' en una cinta de casete, el que escribe iba en pañales. 27 años después el tema de Ska-P todavía es un himno para las generaciones que han venido después y el que les redacta estas líneas puede tachar un sueño por cumplir después de lo vivido el sábado en el Festival Revenidas, una cita ineludible para los festivaleros pero también para los amantes de la buena música, sin importar lo que diga el DNI, porque en Vilaxoán confluyen edades y sensibilidades unidos por las ganas de pasarlo bien echando unos bailes o en medio de un pogo.
La del sábado, la tercera de esta edición, fue una jornada maratoniana para muchos, que se despertaron todavía empapados del aguacero que cayó durante la madrugada y que obligó a posponer la actuación de Rebeliom do Inframundo. Pero como nunca choveu que non escampara, la música comenzó a sonar muy temprano, cuando alguno todavía estaba haciendo recorrido de vuelta a la tienda de campaña.
GALICIA TOMA LA PALABRA
A las 11:30, ni un minuto antes, O Rabelo salió a escena, preludio de un día cargadito de emociones y que en la sesión vermut tuvo ya a un plato principal como son los incombustibles Heredeiros da Crus, con un Javi Maneiro totalmente recuperado del achaque que nos dejó a todos en vilo por un momento. Pero como mala hierba nunca muere, ni el vocalista ni el resto de los Heredeiros parecen dar muestras de abandonar los escenarios. Y yo que me alegro.
Kiza, Lamatumbá, Mondra y Familia Caamagno completaron el menú del mediodía, privando a muchos de la siesta porque nadie se quiso perder semejante ramillete de voces de la escena gallega. El buen momento de la música del país lo puede personificar The Rapants, un grupo surgido de Muros y que no ha dejado de dar alegrías al público, entusiasmado cada vez que salen bajo los focos con sus llamativos trajes.
Aunque parecen salidos de una orquesta, que sus pintas no engañen: los ritmos funkys delatan a estas formación que arrasa en los festivales y que en un lustro de vida han supuesto una bocanada de aire fresco con su estilo discotequero que pone a bailar hasta al más estirado. 'Musicote en tu coche', 'La Favorita' o 'O avión' fueron algunos de los temas más aclamados de los muradanos.
Fueron el aperitivo perfecto para Rodrigo Cuevas, la propuesta más arriesgada del festival, si es que se puede considerar un riesgo contar con un talento como el del asturiano, uno de los autores con verdadero fuste dentro del panorama nacional y un artista multidisciplinar que domina prácticamente todos los registros encima del escenario.
Además de cantar, bailar y cambiarse de atuendo a la velocidad del rayo, Cuevas es un gran comunicador, y por eso parte de su concierto se desarrolló tanto entre el público, con el que tuvo una comunión inmediata, como sobre las tablas de un escenario que convirtió en su altavoz, conversando con la platea con temas que fueron desde el matrimonio hasta la homofobia y la tolerancia. Por eso, no es de extrañar que la interpretación de 'Rambalín' -cambio de vestuario mediante- fuese de los momentos más emotivos de esta edición del Reve. En dos semanas saca disco y dará a conocer un poco más de su proyecto en Piloña. Habrá que estar muy atentos.
QUE NO PARE EL VALS
La Élite llegó de Lleida para mantener el listón alto mientras algunos iban cogiendo los mejores sitios en el escenario principal. La cola en la entrada se fue haciendo cada vez más y más grande a medida que el reloj se acercaba a las 22 horas, momento en el que los vallecanos de Ska-P darían comienzo a un curso acelerado de cómo se hace un concierto.
A solo un añito de cumplir tres décadas de girar por el mundo, nada hace indicar que anden cortos de gasolina. Más bien todo lo contrario. Pulpul y cía siguen muy frescos, aunque las canas puedan insinuar lo contrario. La diversidad sexual, la opresión -con un especial recuerdo al pueblo palestino- o las desigualdades sociales siguen siendo los temas centrales de sus letras, invariablemente rompedoras desde hace ya 30 años.
'El vals del obrero' para cerrar, como en toda verbena que se precie, puso el punto y final a una actuación redonda y que dejó a todo el mundo satisfecho. Tanto, que algunos ya enfilaron la salida, aunque Nativa o el gran concierto especial de Dakidarría por su 20º aniversario fuesen algunas de las últimas actuaciones de un Revenidas que está a punto de echar la persiana hasta el año que viene, ya que este domingo todavía quedan grandes actuaciones para todos los públicos y de entrada libre. Se acerca la traca final y lo único que queremos es saborear un poquito más estos últimos rayos de sol del verano, y que nunca deje de sonar 'El vals del obrero', porque no queremos irnos a casa.
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