Una situación que, si no llega a ser por el paraguas de no pocos magistrados también corruptos, seguramente llevaría a que este partido estuviese en esta hora disuelto y muchos de sus dirigentes encarcelados como pasó en Italia, en los años 90, cuando se destapó un enorme escándalo de corrupción, conocido por el nombre de Tangentópolis, que se llevó por delante a la clase política italiana dirigente de la época. La comparación viene a cuento pues digamos que en la actualidad están abiertos casos como la Gürtel, Lezo, Punica, Erial y Kitchen que ponen en evidencia cómo la corrupción en el Partido Popular (PP) es algo consentido y programado, pues el número de dirigentes imputados que se tienen que sentar en el banquillo de los acusados (y los que vendrán si la justicia sigue su curso ahora que se renovó el Consejo General del Poder Judicial) da la fe de que no estamos delante de casos aislados, sino de un colectivo organizado.