A cuarenta y seis años de su aprobación, la Constitución Española de 1978 sigue siendo el pilar jurídico que sustenta la democracia en España. Sin embargo, en un contexto de transformaciones sociales y tecnológicas, la juventud española actual, nacida décadas después de la Transición, se enfrenta a una serie de retos que cuestionan la conexión entre este texto con las necesidades de esta nueva generación