Afundación descifra las claves de una jubilación positiva con la vista puesta en un programa para afrontar esta etapa
La actitud previa, la planificación, la relación con el trabajo o los proyectos vitales son algunos de los elementos que determinan la actitud hacia esta etapa "de transformación profunda"
Cuestiones como la actitud previa, la planificación y programación de nuevas actividades, las relaciones sociales y familiares o el rol laboral son algunos de los elementos que determinan las actitudes que las personas desarrollan a la hora de enfrentarse a la jubilación, un periodo cada vez más prolongado por el incremento de la esperanza de vida y "uno de los mayores desafíos del ciclo vital", según lo ha definido este miércoles el presidente de Afundación, Miguel Ángel Escotet.
Escotet ha participado en Santiago en la presentación del estudio 'Longevidad, cambios biográficos y bienestar: la transición a la jubilación', elaborado por la Cátedra Longevidad, Economía y Sociedad Abanca-Afundación/ICADE y que constituye el primer paso de un proyecto a gran escala para elaborar un programa de preparación para esta etapa vital, que disminuya las adaptaciones negativas y maximice los aspectos positivos. En el acto ha estado también la directora de la Cátedra, Salomé Adroher, las investigadoras Rosalía Mota y Macarena Sánchez-Izquierdo, el responsable de estudios y evaluación del área de mayores de Afundación, Xosé Luis Liñares, y dos socias de los Espazos +60 de Afundación que han participado en el estudio, Dolores Pedrouso y María Rafaela Dopazo.
"Nuestra etapa laboral llega a su fin y, con ella, experimentamos numerosos cambios en diferentes esferas de la vida, en las relaciones y roles sociales, en el ámbito familiar y doméstico, también con nosotros mismos en relación con nuestra propia autoestima, felicidad, ética, satisfacción y evaluación de la vida", ha dicho Miguel Ángel Escotet, para quien esta cuestión cobra más relevancia, si cabe, en el "actual contexto social", donde "la longevidad ha convertido la jubilación en un periodo excesivamente prolongado y relevante para las personas adultas que física y mentalmente tienen toda la capacidad de seguir trabajando". "Además, cada vez se hace más imprevisible y también más diversa debido a que se ha ampliado el margen de elección sobre cuándo y como se produce", ha destacado.
La importancia de abordar de la mejor manera esta situación fue la que dio origen a esta investigación, que trata de desentrañar los cambios vitales significativos en las etapas más avanzadas de la vida adulta, enfocándose en analizar las implicaciones de la jubilación en diferentes ámbitos de la vida y en explorar oportunidades y riesgos percibidos.
En la primera etapa del proyecto se ha abordado la investigación cualitativa con entrevistas a 96 personas usuarias de Espazos +60 que la Obra Social de Abanca tiene en Galicia, con edades comprendidas entre 56 y 91 años. El trabajo continuará en 2025 con una encuesta a nivel nacional a personas mayores y, en último término, dará lugar al desarrollo de un programa piloto de preparación a la jubilación, tal y como ha explicado la directora de la Cátedra Longevidad, Economía y Sociedad de Abanca-Afundación e ICADE, Salomé Adroher.
ACTITUD PREVIA, ROL LABORAL Y PERSPECTIVA DE GÉNERO
Una de las investigadoras principales del proyecto, Rosalía Mota, ha recordado que la jubilación significa "el inicio de una etapa vital que se va a prolongar cada vez durante más años, de transformación profunda y de oportunidades renovadas" que debe enfocarse "como una oportunidad" para que la transición sea positiva. "Esta transición altamente compleja, por ser una oportunidad, no significa que no sea una transición difícil, que hay que cuidar, para la que hay que prepararse", ha añadido.
De acuerdo al estudio, la actitud previa ante la jubilación es uno de los factores que más inciden en la mayor o menor facilidad con la que las personas se adaptan a la jubilación. En este sentido, la peor adaptación se dio entre el 22% de participantes en los que el proceso les generaba, a priori, rechazo, "debido principalmente al duelo por el rol laboral perdido".
Asimismo, determinan, también afecta la capacidad de decisión sobre el momento de la jubilación y la preparación anticipada. "Una jubilación sobrevenida y forzada por circunstancias ajenas, como coyunturas laborales, problemas de salud o demandas de cuidado, se vive con rechazo. Por otra parte, aquellos que planifican actividades, ya sea en continuidad con ocupaciones previas o explorando nuevas, enfrentan esta transición con mayor satisfacción y propósito, evidenciando la importancia de la preparación para mitigar los desafíos asociados con esta etapa", recoge el estudio.
En el proceso de adaptación a la jubilación también pesan otros factores como la identificación de cada persona con su rol laboral: a mayor identificación, la transición suele ser más compleja. En contraste, quienes no construyeron una fuerte identificación con su rol laboral tienden a experimentar la jubilación como una liberación o una oportunidad.
Finalmente, también hay "diferencias significativas" según el género, tanto en la asunción del cambio de vida como en el tipo de actividades que desarrollan las personas una vez dejan de trabajar. De acuerdo al informe, el 65% de las citas de hombres relacionadas con actitudes previas describen la jubilación como una recompensa merecida tras años de esfuerzo laboral. Mientras, el 40% de mujeres con carreras laborales y trayectorias profesionales significativas indican que percibieron la jubilación con rechazo inicial, debido a la fuerte identidad que muchas desarrollaron con el trabajo.
Aunque inicialmente enfrentan mayores desafíos, las entrevistas muestran que las mujeres logran superar esta etapa y alcanzar el bienestar emocional con el tiempo, evidenciando su capacidad de resiliencia y de búsqueda de actividades alternativas y proyectos.
PATRONES DE ADAPTACIÓN Y CLAVES DEL BIENESTAR
A modo general, el estudio ha identificado tres patrones de adaptación a la jubilación dependiendo de estos factores: uno de 'recuperación', en el que la persona jubilada tiene un enfoque positivo desde etapas muy tempranas, con nuevas actividades y aficiones; un patrón en U, con una sensación inicial de pérdida para pasar después a la recuperación y un patrón de 'continuidad', en el que la persona jubilada mantiene sus roles de forma natural.
Además, se han identificado tres actitudes claves a la hora de definir la relación con la jubilación, como son la de 'liberación', la más citada, la de 'oportunidad' para emprender nuevas actividades y la de 'rechazo', la más negativa.
Finalmente, la investigadora Macarena Sánchez-Izquierdo ha mencionado las cuatro claves del bienestar a la hora de afrontar la jubilación, según el estudio: que son el apoyo social, la familia, la flexibilidad cognitiva y la participación en actividades significativas con posterioridad a la jubilación.
En cuanto a las preocupaciones en esta etapa, el miedo a perder la autonomía física y mental es una de las más recurrentes. Junto a ella, las personas participantes en el estudio mencionan la seguridad económica, la pérdida de seres queridos y la soledad, el futuro de las nuevas generaciones y el legado, además del cambio de valores. Por otro lado, se manifiesta una tendencia generacional que representa una nueva identidad en el proceso de envejecimiento, marcada por un deseo profundo de mantener el control sobre sus vidas en esta etapa.
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