#Claves de la semana

Las fiestas del Apóstol ¿quedarse o huir de Santiago?

Las.celebraciones del patrón de Galicia y sobre todo la noche del 24 al 25 de julio atraen multitudes a Santiago. Miles de personas de toda la geografía gallega y de otros lugares de la Península llenan las calles de la ciudad. Con la promoción del Xacobeo los peregrinos se introdujeron en el paisaje de la noche. Desde ese momento, para muchos y muchas, el Apóstol ha pedido  la enjundia que tuvo en su momento. Los que pueden, se han ido de vacaciones.


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Los recuerdos de algunas personas sobre el 25 de Xullo son casi los de una acampada o fiesta campestre. Reuniones en los parques compostelanos, en las carballeiras, las misas, los actos oficiales en conmemoración del Patrón de España y desde hace décadas, las manifestaciones políticas que, hasta bien entrada la democracia, acababan en carreras ante las contenciones de los cuerpos de seguridad. “Había una atmósfera de fiesta parroquial pero a lo grande, gigantesca, con las calles llenas de personas y entre vino y vino podías 'hacer amistades' con las que continuar de parranda al día siguiente” relata Jorge, vecino de la Rúa de San Pedro. Aún así, la noche del 24 en Santiago ya tenía prédica como festejo entre la gente de las diferentes parroquias compostelanas y de otros municipios. Hasta los años 80 no empezó la verdadera “ola” de “visitantes” y “peregrinos” que en los 90 empezó a aumentar de tal forma que, sobre todo la parte histórica de la ciudad, quedaba inundada de gente. Para algunos, el sentido religioso y ceremonial es lo de menos, para otros, es la noche anterior al “día da patria” al que obligatoriamente se debe asistir a alguna de las manifestaciones convocadas y una gran mayoría pasa la noche de bar en bar o de fiesta en fiesta improvisada en algún rincón escondido de la ciudad. Por otra parte, hay un enorme número de personas, sobre todo santiagueses ('picheleiros', adjetivo dado por los habitantes de otras localidades de alrededor), que escapan ya en la tarde del 24 a algún lugar que les permita estar fuera de lo que ven como un agobio.


 

ALGUNOS APUNTES HISTÓRICOS

Existen fuentes históricas de los siglos XVII y XVIII que hablan de calles ocupadas por personas celebrando la víspera del 25 de julio. “Las fiestas del Apóstol siempre han reunido a mucha gente, en un principio a los habitantes de las parroquias del ayuntamiento” dice Julio Vilariño, vecino de Santiago y conocedor de las tradiciones de la ciudad. Si bien había un componente religioso detrás (las fiestas tienen carácter regio desde el siglo XVII para conmemorar el patrón del reino), durante mucho tiempo fueron un encuentro festivo más de los muchos que abundan en el verano gallego. 


 

Sin embargo, la masificación que caracterizó durante décadas a estas fiestas arranca prácticamente a finales de los setenta y comienzos de los ochenta. “Los peregrinos antes de los 90 eran una cosa rarísima” dice Vilariño. Porque fue el primer Xacobeo “oficial” de 1993 el que dio la puntilla para la ola de personas que pasaron a convertir las calles compostelanas en ríos de cuerpos humanos.

 

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Praza do Obradoiro a media noche después de los fuegos artificiales


 

Unos años antes, en 1968, se celebra el primer “Día da Patria” después de la Guerra Civil. Así comenzaron años de manifestaciones políticas y choques con las fuerzas del orden en tanto en cuanto, los movimientos políticos convocantes estaban prohibidos y las consecuencias, a parte de las carreras huyendo de los “grises” (nombre con el que se conocía popularmente a la Policía Armada franquista), eran las detenciones, multas y posibles juicios por alteración del orden público.

 

Las manifestaciones fueron cobrando intensidad a medida que pasaba el tiempo e incluso una vez muerto Franco y durante la Transición, las idas y venidas de manifestantes y policías entre parroquianos resacosos y alguna que otra autoridad eclesiástica o política dirigiéndose o viniendo de la Ofrenda al Apóstol. “Las manifestaciones fueron más recientes y sobre todo en los setenta, pero Santiago seguía siendo una 'aldea grande'” declara otro vecino de Santiago, Carlos, jubilado. 

 

La llegada de Fraga a la Xunta en 1990 le dio una vuelta de tuerca a todo. El Xacobeo empezaba a “fagocitar” la ciudad. Reportages, documentales, promociones, libros como El Peregrino de Compostela de Paulo Coelho y la “aparición” de diferentes “caminos” a Santiago por toda Galicia, acabó por crear una fiesta que, según algunos, se ha ido desinflando.


 

¿QUÉ PASA LA NOCHE DEL 24 DE JULIO?

Hace treinta años las plazas de Platerías, Obradoiro, la Alameda, y otros lugares se llenaban por la noche con algunos compostelanos, muchos no-compostelanos y mucho, mucho “guiri”. Al principio era algo anecdótico, después, al aumentar la afluencia, se convirtieron en parte de la noche y finalmente, parecen ser los y las únicas que realmente gozan esas horas. Es normal verlos en grupos, leyendo planos de la ciudad, boquiabiertos con gaiteiros y pandereteiros haciendo foliadas. 

 

Esa noche, quien quiera puede hacer un máster acelerado de idiomas, desde el socorrido inglés pasando por todas las lenguas europeas y otras tan exóticas en estos lugares como el coreano o el japonés. Y es que el consumo consumo etílico de propios y extraños juega a favor de las interacciones locales-foráneas. 

 

“Hay quién espera esta noche para ligar con alguien de afuera” dice una vecina que no da su nombre pero que vive en la zona histórica (de las pocas vecinas que quedan). “Puedes ver a los chicos que son de aquí hablándoles a las extranjeras a veces en castellano, a veces en inglés, pero lo que sí te digo es que muchos de ellos son muy pesados, no sé cómo los aguantan”. Una imagen más contemporánea es la del turista-peregrino sacando fotos a la catedral de noche. Un espectáculo en sí mismo.


 

Los santiagueses, los que pueden, se han ido de vacaciones a lugares tradicionales de veraneo para la gente de la ciudad. Esteiro, Muros, Porto Novo y otros pueblos han sido tradicionalmente refugio veraniego para los y las habitantes de Santiago que se lo podían permitir. Incluso hoy en día las personas que viven en la ciudad por cuestiones laborales (administración autonómica y estatal, universidad, empresas, etc.) optan por escapar de la aglomeración y el ruido.


 

Oficialmente, el culmen de la noche llega con los fuegos artificiales, punto de inflexión a unas fiestas que, muchos no saben, duran quince días. Este 2024 las localizaciones desde dónde se lanzaron los fuegos artificiales fueron tres, una de ellas la Alameda, donde siempre se instala la noria que modifica el skyline de la ciudad en estas fechas. Eso sí, son muchos y muchas las adolescentes que tienen en esta noche una de las grandes oportunidades de ir aprendiendo el siempre complicado arte de socializar. Este año la noche del 24 no ha estado tan cargada de emociones y es que el día 26 de julio, viernes, es laborable, algo incomprensible, dicen.

 

 

 

 

 

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