Las izquierdas y el feminismo

 "Irene Montero está colocando a España en la vanguardia feminista de Europa" (TIME, 15.02.2023) 

El debate que se está dando en el seno del gobierno español de turno (PSOE/UP) en torno a Ley Orgánica de garantía integral de la libertad sexual, Ley 10/22 de 6 de septiembre , conocida popularmente como la "ley de solo sí es sí", pone en evidencia varias realidades políticas que están en el fondo de ese debate partidista. Que estamos delante de la primera experiencia de gobierno de coalición, desde que tenemos la actual democracia, por lo que no debiera sorprendernos que broten públicamente diferencias entre los socios del gobierno (PSOE, UP) pero que, a pesar de eso, no acaban finalizando en ruptura gubernamental, lo que pone en valor su sentido de la responsabilidad política. Que las izquierdas tradicionales -en este caso la socialdemocracia- por sí mismas no acaban de asumir con plenitud la importancia de los nuevos conflictos sociales que, distintos del tradicional trabajo/capital, genera el desenrollo del capitalismo -feminismo, ecologismo, inmigración, soberanismo...-. Que a las nuevas izquierdas -en este caso Unidas Podemos- les faltan ciertas dosis de madurez política, lo que las lleva a una peligrosa rigidez a la hora de concertar con el socio de gobierno que, por otra parte, es el socio mayoritario. Un socio mayoritario -PSOE- a quien la soberbia y los celos políticos le juegan malas pasadas.

Ampliando el foco, es importante tomar en consideración que históricamente el feminismo desempeñó un papel no testimonial tanto en la lucha antifranquista como en la conquista de los derechos y las libertades democráticas, lo que debería ser reconocido y valorado por todas las fuerzas de izquierda. A pesar de eso, el camino hasta el reconocimiento de la "agenda feminista" no fue ni está siendo, incluso ahora, fácil y sencillo como prueba la pertinaz resistencia ala aprobación de leyes, normas y códigos específicos que hagan efectivo ese reconocimiento que, de ninguna forma, es un trato de favor o un privilegio.  Un camino en el que el actual gobierno de turno ha avanzado más que ningun otro gobierno anterior. Avances no exentos de polémicas y confrontaciones no solo con las derechas (PP, Vox) sino también entre los partidos que conforman el propio gobierno (PSOE y UP) y de este con el movimiento feminista.

Polémicas y confrontaciones que son mayores cuando se trata de los derechos y libertades sexuales de las mujeres pues, alimentadas por políticos y medios de comunicación, crean un clima de alarma que no se corresponde con la realidad, porque en el fondo lo que realmente buscan es imponer el criterio del control sexual de las mujeres para así...proteger su honestidad (!). Polémicas y confrontaciones que, como está sucediendo ahora, finalizan provocando una división del propio movimiento feminista. División que no es nueva, sino recurrente, pues como la historia nos muestra el matrimonio entre el movimiento feminista y las izquierdas fue siempre difícil debido especialmente a que la presencia de mujeres en las organizaciones de izquierda era, hasta hace bien poco, minoritaria. Pero los nuevos tiempos, marcados por una mucha mayor presencia de las mujeres en la política y en el sindicalismo, no parecen ser quien de evitar ni el distanciamiento entre las izquierdas y el feminismo ni la división en el movimiento feminista.

Unas divisiones en las que el gobierno de turno, en concreto el Ministerio de Igualdad, tiene su cuota de responsabilidad. La de no explicarle suficientemente a la ciudadanía algunos efectos de la citada ley como, por caso, posibles reducciones de condenas a reclusos sabiendo además que esto sería aprovechado por las derechas y sus medios afines para sembrar alarmas. Alarmas que, a pesar de ser totalmente injustificadas, parecen asustar a su socio de gobierno (PSOE).