ANA PONTÓN: "Teño unha mala nova para o PP: vou seguir visitando empresas medias e grandes, cooperativas... e vou seguir explicando as alternativas do BNG como portavoz nacional... vou a seguir traballando con tódolos sectores económicos do país"
Con cierta regularidad, muchas veces estratégicamente calculada, aparecen en los escenarios políticos y mediáticos gallegos pequeños hechos que ponen en evidencia como en no pocos círculos de la sociedad gallega los déficits de valores democráticos son aún muy elevados.
Por caso, hace algunas semanas a líder de la oposición en Galicia, Ana Pontón, al frente de una delegación de su partido (BNG) realizó una visita a lo que se puede considerar como centro estratégico que la multinacional gallega de textil -INDITEX- tiene en Arteixo. Una visita que la portavoz nacional del BNG aprovecharía para subrayar tanto la importancia que para Galicia supone el contar con una empresa referencia mundial del sector textil como la conveniencia de potenciarla por su capacidad de generar actividad económica y empleo. Unas declaraciones que pusieron en evidencia como esta dirigente política va tomando conciencia de que debe asumir y potenciar una imagen de estadista si realmente quiere llegar algún día a presidencia de la Xunta de Galicia.
Una posición que le facilite el imprescindible diálogo y la necesaria negociación con todos los agentes económicos y sociales del país, y muy especialmente con aquellos que tienen una grande capacidad de creación de empleo y riqueza como es el caso de INDITEX: una sociedad manufacturera que por sí sola genera mas del 50% de la riqueza empresarial de Galicia y que, a pesar de sus prácticas de elisión fiscal, aporta el 15% de los ingresos tributarios.
Diálogo y negociación como estrategia prioritaria de quien aspira la Presidencia de la Xunta de Galicia y tiene sinceras intenciones de favorecer políticas que ayuden a resolver los graves problemas macroeconómicos que esconde este país; a cuya cabeza están la escasez de empleos y la precariedad del mercado laboral. Una posición que de ningún modo tiene que suponer la renuncia a unos principios (izquierda soberanista) sino que responde a una clara visión de la realidad actual y de cómo actuar sobre ella para conseguir objetivos tan urgentes y vitales para Galicia, en especial para sus clases populares, como son la creación de empleo, bienestar y riqueza.
Resulta comprensible que reciba las críticas y los ataques de sectores mediáticos y de opinión gallegos que están la búsqueda de erosionar la imagen de Ana Pontón para así debilitar a las fuerzas de oposición e impedir un cambio de gobierno en Galicia. No parece lógico, sin embargo, que también las reciba del propio entorno del soberanismo gallego -"este tipo de medidas unilaterales no son compartidas por toda la dirección y mucho menos por toda la militancia"- quien cómo podemos ver aún esconde la dirigentes que parecen nostálgicos del "asalto al palacio de invierno" y de "la toma de las fábricas" (V.I. LENIN: "El izquierdismo, la enfermedad infantil del comunismo").
Bien haría la señora Ana Pontón, y mejor le irá a Galicia, si avanza con firmeza y decisión en el camino de presentarse delante de los/as gallegos/as como la estadista que precisa este país para poner definitivamente final al asfixiante dominio conservador.
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