La balsa de lodos de Alcoa, los riesgos están ahí y se pueden evitar
La ampliación de la balsa de lodos de Alcoa (San Cibrao) obtuvo una DIA (Declaración de Impacto Ambiental) favorable. Se cumplía uno de los puntos reclamados por los trabajadores y empresa. Desde movimientos ambientalistas señalan que la DIA en cuestión tiene una serie de deficiencias que no toman en cuenta elementos como riesgos sísmicos y que, finalmente, se ha reconocido que los elementos depositados sí son peligrosos y no elementos inertes
La conselleira de Economía e Industria, María Jesús Lorenzana, ha informado de que la ampliación de la balsa de lodos de Alcoa en San Cibrao ha obtenido la Declaración de Impacto Ambiental (DIA). Así lo manifestaba el siete de octubre de este año la conselleira que calificaba el hecho como “otra buena noticia” sumada al principioo de acuerdo entre Ignis EQT y Alcoa. La ampliación de la balsa de lodos “es una actuación vital para la actividad de la empresa”.
Sin embargo, y en base a los datos aportados por la propia DIA, la Asociación para a Defensa Ecolóxica de Galiza (ADEGA) y organizaciones como Sindicato Labrego Galego (SLG) señalan que la ampliación de esta balsa de residuos presenta un riesgo serio al to tenerse en cuenta factores como la estabilidad geotécnica o nuevas clasificaciones de los elementos depositados en dicha balsa, pasando de prácticamente inocuos a peligrosos, esto último con cuatro décadas de actividad.
PELIGRO
El Depósito de Barros Rojos (BDR) contiene una cantidad de material equivalente a más de 20 millones de metros cúbicos que incluyen arcillas, barros y elementos químicos que proceden del proceso químico de limpieza de bauxita. Durante décadas se ha asegurado que esos lodos permanecían inertes y no poseían peligro químico o contaminante. La clasificación hasta hace poco era 010309, bajo nivel de peligro, pero ahora “la calificación ha cambiado a 010310, peligroso, es decir cuarenta años negando la peligrosidad de los lodos depositados” dice Fins Eirexas de ADEGA.
A lo anterior se suma que durante todo este tiempo se ha mantenido que los materiales depositados en el fondo están compactados, no licuados, no se moverían en caso de rotura. Pero a día de hoy nadie está seguro de que esto pueda ser cierto, de la misma forma que no se puede asegurar que las aguas que “sobrenadan” los residuos puedan ser portadoras de metales pesados y químicos contaminantes.
El riesgo está en la construcción de los nuevos muros de contención para evitar el desborde de lodos. Se pretende aumentar la altura en cuatro metros (el último metro es para dejar margen al depósito de lodos), algo que, según ADEGA, debería empezarse desde la propia base del dique de contención y no aumentando la altura desde la última cota elevada actualmente. Es decir, para elevar cuatro metros la altura del muro de contención sería necesario ampliar la base en paralelo para que la contención resulte efectiva.
La DIA aprobada recoge, además, el análisis del suelo sobre el que se ha construido la actual balsa y a la que se pretende aumentar su capacidad. Lo que no se ha registrado según ADEGA es la estabilidad geotécnica, es decir la resistencia a movimientos sísmicos que puedan afectar a la estructura. Dichos movimientos sísmicos no son raros en este lugar aunque la intensidad suele ser baja.
CAMBIOS NECESARIOS EN LA DIA
Con el cambio a categoría 010310, los lodos pasan a ser considerados peligrosos. “Esto debería obligar a la Xunta a cambiar todo el sistema de seguridad en esta área”. Y es que la propia DIA reconoce que una catástrofe en el área implica la dispersión de elementos químicos considerados peligrosos. Ante esta posibilidad, se barajó la clausura definitiva de la actual balsa y la creación de otra. La clausura quedó descartada en un primer momento y la construcción de un segundo “recipiente” quedaría para el futuro de ser factible.
Aún así, el cierre y clausura de la balsa no se quedaría ahí porque durante treinta años habría que realizar controles y vigilancia hasta que se considerase nula la posibilidad de riesgo. Por otra parte, crear una nueva balsa supondría la ocupación, movilización de tierras y apertura de canteras para crear un muro en condiciones de soportar todo el caudal de residuos. Es decir, estaríamos ante una serie de obras que llevarían implícitas más permisos, más DIAs y sobre todo, más terrenos que pasarían a estar contaminados por los elementos almacenados.
“La DIA no cumple con la Ley de Evaluación Ambiental porque dentro no figuran todos los datos necesarios”. La solución sería cambiarla mediante su frenado en los tribunales “y resolver lo que no se ha resuelto” como evaluar todos los parámetros ambientales y de seguridad. Y es que para las voces críticas, la Xunta ha estado mirando para otro lado asegurando que en algunas cuestiones “no se mete”. Según los ecologistas, los actuales planes de seguridad se diseñan pensando en períodos de 30 a 50 años, el caso es que para muchos estos períodos deberían hacerse con previsiones a un plazo más largo.
La posibilidad de que esta DIA acabe en los tribunales no se descarta, como tampoco se descarta que quede anulada. Esto abriría un nuevo debate y una nueva etapa en las negociaciones sobre el futuro de Alcoa en la comarca de A Mariña, una factoría que en principio está abocada a una transición energética que permita conservar puestos de trabajo y al mismo tiempo reduzca en lo posible la emisión de contaminantes.
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