¿Son seguras atracciones de feria como la de Vigo? Varias muertes indican que son necesarias mejoras
En los últimos años, la seguridad de las atracciones de feria en España ha sido objeto de creciente preocupación tras una serie de accidentes mortales que han conmocionado a la opinión pública, el último de ellos estos días en Matamá, en Vigo. El principal problema de las normas es que la última responsabilidad recae en los ayuntamientos, que a menudo no tienen personal para inspeccionar in situ los aparatos o tienen poca disposición a buscarse problemas con las comisiones de fiestas.
Incidentes como el del saltamontes en las fiestas de Matamá han puesto de manifiesto la dudas sobre la necesidad de una regulación más estricta y una supervisión más rigurosa de estas instalaciones temporales que forman parte integral de las festividades locales, sobre todo en un país, como Galicia, donde hay una fiesta en cada parroquia y hay una parroquia cada docena de kilómetros.
Actualmente, la normativa que rige estas instalaciones se basa en una combinación de legislación nacional, autonómica y local, lo que a veces resulta confunso y provoca una aplicación desigual de los estándares de seguridad. Con todo, en la mayoría de los casos, los responsables últimos de la seguridad de las atracciones de feria suelen ser los ayuntamientos, pues suelen ser municipales los terrenos sobre los que se ubican.
Así sucedía por ejemplo en las fiestas de Matamá, donde el Ayuntamiento ha dicho que -a pesar de que fuentes de la investigación dicen que los papeles estaban en regla- hizo unos requerimientos al empresario que, señala la administración, el feriante no cumplió, por lo que le comunicó que no tenía permiso para la ocupación de vía. Por lo tanto, el funcionamiento del saltamontes aquella fatídica noche estaba siendo, como mínimo, irregular desde el punto de vista administrativo.
La competencia municipal queda clara la Ley 10/2017, de 27 de diciembre, de espectáculos públicos y actividades recreativas de Galicia, al fijar que corresponde a los ayuntamientos “adoptar las medidas que sean necesarias para el desarrollo ordenado de los espectáculos públicos y actividades recreativas de su competencia, sin perjuicio de las competencias estatales en materia de seguridad pública” .
Ahora bien, por encima de las normas municipales, están los propios requisitos que determina la regla autonómica. Esta ley exige que los locales y establecimientos, incluyendo las atracciones de feria, cuenten con un seguro que cubra los riesgos de responsabilidad civil, que podrá ser requerido por la administración competente en cualquier momento. Fuentes de la investigación del suceso de Vigo indican que la atracción estaba al corriente del pago del seguro.
Además, las atracciones deben poseer un proyecto técnico. Es decir, una descripción de las actuaciones a desarrollarse, con el contenido y detalle que permita a la administración conocer su objeto y determinar su ajuste a la normativa urbanística y sectorial de aplicación. De nuevo, fuentes de la investigación indican que el saltamontes disponía de este documento.
¿Qué documentación le pudo haber requerido entonces el Ayuntamiento al feriante y que éste presuntamente no remitió? En la Ley autonómica se indica que pueden ser exigibles también un plan de emergencia, plan de autoprotección, estudio de impacto acústico y dispositivo de asistencia sanitaria. También el documento acreditativo de la designación de la persona que ha de asumir la responsabilidad técnica de la ejecución del proyecto y “cualquier otra documentación que le sea solicitada por el ayuntamiento competente”. Es decir, que en el fondo el Ayuntamiento puede solicitar cualquiera documentación que esgrima como necesaria por cuestiones de seguridad o medioambientales.
En respuesta a los accidentes recientes, algunas comunidades autónomas han tomado medidas para reforzar la seguridad. Por ejemplo, la Comunidad de Madrid ha establecido un protocolo de revisión de atracciones de feria que acredite su seguridad. Este protocolo busca estandarizar los elementos esenciales de seguridad que deben ser revisados, aunque los detalles específicos aún están en desarrollo. La norma gallega no especifica nada sobre un plan de revisión periódico.
Uno de los principales problemas es por lo tanto la falta de un sistema uniforme de inspección y certificación para las atracciones de feria en todo el estado. Las inspecciones exhaustivas e inexistentes en otra comunidad, algo carente de sentido en un sector que no conoce de fronteras autonómicas.
Además, un Ayuntamiento grande como Vigo todavía puede tener músculo administrativo suficiente para lidiar con la avalancha de permisos de los feriantes. Sin embargo, muchos de los ayuntamientos del rural no tienen personals suficiente y, a veces, tampoco ganas de meterse en líos con los empresarios lo que implica, en últimoa instancia, problemas para las comisiones de las fiestas, es decir, para un grupo muy importante de vecinos y votantes. A nadie se le escapa que en gran parte del rural de Galicia las atracciones se instalan con poca o nula supervisión municipal.
Así las cosas, al ciudadano le queda informarse y ser precavido. Por ejemplo la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha señalado diez principios que deberían cumplir todas las ferias:
- Acceso al recinto ferial que evite aglomeraciones y permita la entrada de vehículos de emergencia.
- Instalación eléctrica segura.
- Terreno firme y liso para asentar bien las atracciones.
- Carteles con indicaciones de seguridad y restricciones de uso.
- Personal encargado y operadores de atracciones vigilantes y bien formados.
- Atracciones en buen estado, sin desgastes o averías.
- Elementos de seguridad funcionales y bien ajustados.
- Vallas de protección que separen al público de las atracciones.
- Libro de registro para cada atracción que refleje las inspecciones superadas.
- Estricto cumplimiento de las normas por parte de autoridades, organismos de inspección y propietarios de atracciones.
El recelo de algunas administraciones ha fomentado el nacimiento de consultorías especializadas, que ofrecen servicios de inspección de seguridad para ferias y recintos feriales. Estas empresas proporcionan asesoramiento técnico a los ayuntamientos y corporaciones municipales, realizando inspecciones en áreas como instalaciones eléctricas, protección contra incendios y seguridad en máquinas. Sin embargo, la contratación de los servicios de una empresa inspectotora no es obligatoria en todas las autonomías, lo que resulta en una aplicación desigual de los estándares de seguridad. En Galicia, no es un requisito.
Un aspecto crucial de la seguridad en las atracciones de feria es la presencia de operadores cualificados. Según las normativas estatales, cada atracción debe estar siempre bajo el control directo de un operador principal, mayor de edad y con suficiente conocimiento del funcionamiento de la atracción. Sin embargo, la formación y certificación de estos operadores no está estandarizada a nivel nacional, lo que puede llevar a variaciones en la calidad de la supervisión.
Tres muertos en los últimos cuatro años
La falta de una base de datos centralizada de accidentes e incidentes en atracciones de feria también dificulta la identificación de patrones en los siniestros y por lo la implementación de medidas preventivas efectivas. Con todo, tirando de hemeroteca, se descubre que los accidentes mortales en ferias de atracciones no son algo excepcional, aunque tampoco frecuente. En los últimos cinco años, han muerto tres personas en España.
- Accidente en Vigo (2024):
El 3 de agosto de 2024, un hombre de 35 años falleció en una atracción de feria en Vigo. El accidente ocurrió en la calle Manuel Cominges durante las fiestas de la parroquia de San Pedro de Matamá. La víctima quedó atrapada tras el desprendimiento de una parte de la atracción, y los equipos de emergencia solo pudieron confirmar su fallecimiento al llegar al lugar. Tras activarse la parada de emergencia, la atracción aún dio varias vueltas antes de detenerse completamente. El Concello de Vigo ha declarado posteriormente que había desautorizado el uso de esta atracción antes del accidente por falta de documentación - Accidente en Mislata (2023):
En septiembre de 2023, un hombre de 50 años murió en la feria de Mislata, Valencia, al caer de una atracción. Este incidente resaltó la necesidad de una revisión exhaustiva de las medidas de seguridad en las ferias locales. - Accidente en Espartinas (2019):
En agosto de 2019, una niña de 9 años perdió la vida al caer de un castillo hinchable en la feria de Espartinas, Sevilla. Este trágico suceso subrayó los peligros asociados con las atracciones inflables y la importancia de su correcta instalación y supervisión. - Accidente en el Parque de Atracciones de Madrid (2017):
En julio de 2017, un joven de 18 años falleció al salir despedido de una montaña rusa en el Parque de Atracciones de Madrid. Este accidente no solo afectó a las ferias temporales, sino también a los parques de atracciones permanentes, destacando la necesidad de una supervisión constante y rigurosa.
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