El Dépor enseña la puerta a Ian Mackay y la afición se debate entre despedirlo con honores o "chutarlo"
La estancia del coruñés defendiendo la portería de Riazor está plagada de luces y sombras, pero el tratamiento que han hecho desde la dirección del club enfada a algunos aficionados.
Pasar de ídolo a ídolo caído en el Deportivo de La Coruña es relativamente fácil. Algunos dicen que una mala tarde puede hacerte caer del pedestal en el que te tenían los aficionados. Una tarde de ira es la que tuvo Ian Mackay en Castellón hace unos meses, cuando del Dépor perdió toda posibilidad -de nuevo- de ascender a Segunda División y abandonar el pozo del fútbol de bronce. Penalti, expulsión y una actuación nefasta justo el día que no se podía fallar. Esa fue la hoja de servicio que dejó Ian Mackay en la que iba a ser su última gran tarde con la blanquiazul, tornada en una pesadilla en cuestión de 90 minutos, los que duró sobre el terreno de juego antes de ver la roja. Ahora, el futuro de Mackay parece lejos de su casa, y entre los parroquianos hay voces que apoyan la decisión de hacerle salir -el guardameta quiere quedarse- y otras que demandan al club un mejor trato con los futbolistas que siempre han defendido la camiseta y el escudo.
LOS NÚMEROS DE MACKAY
Los críticos con Mackay, los que ahora celebran la contratación de Puerto -cancerbero sub-23 fichado del Antequera-, no perdonan los errores del canterano en el playoff, olvidando así que si llegaron hasta esa eliminatoria fue, en gran medida, a la excepcional temporada de un portero que con 36 años dejó la portería a cero en 16 encuentros, dejando registros de récord de imabitibilidad personal en sus años como portero del Dépor.
Pese a todo, su mal hacer en Castalia lo condenó al ostracismo y este verano parecía más fuera que dentro. El nuevo entrenador eligió a Germán por delante de Mackay, que intentó revertir su situación y este curso Idiakez le dio la alternativa en cinco encuentros -seis, si contamos el duelo copero ante el Tenerife en el que el Dépor casi supera a los isleños-. Siete puntos de quince posibles, dos porterías a cero y cinco goles encajados en los cinco encuentros que completó con el brazalete de capitán. Un bagaje que entronca con la irregular temporada de los herculinos.
De irse, su cuenta final sería la de 80 partidos con la camiseta del Dépor, con 67 goles encajados y 36 veces que dejó el marco a cero. Esto supone que prácticamente en la mitad de los partidos se fue del arco sin haber recogido el balón de las mallas.
AFICIÓN DIVIDIDA
Así las cosas, el escenario que se le abre a Mackay es el de irse por las buenas o por las malas. Soriano ya le ha comunicado que no cuentan con él, aunque el coruñés, un hombre de la casa que renunció a jugar en divisiones superiores por jugar en el club de su vida, no se plantea hincar la rodilla y hacer las maletas.
Los aficionados que respaldan al "gato rosa" consideran que la dirección deportiva está haciendo a Mackay pagar los platos rotos de una mala planificación. Al tiempo, recuerdan que otros abanderados de la afición, como Lucas Pérez y hasta Bergantiños, también fueron señalados y tampoco recibieron la despedida que merecían en un primer momento, parte de la deriva en la que está sumida el club desde hace más de un lustro.
Por otra banda, está la grade que dice a Mackay "gracias y buena suerte", donde muchos consideran que el portero no ofrece el nivel exigido en Riazor y que ya tuvo su oportunidad. A renglón seguido, argumentan que el verdadero deportivismo lo demostraría dando un paso a un lado y haciendo sitio a un cancerbero mejor preparado para el reto de ascender al Deportivo, algo que él, a sus ya 37 años, no estaría en la mejor de las condiciones. La batalla está servida y, como ultimamente, la afición dividida. La portería del Dépor nunca fue una puerta sencilla para defender, pero dejarla tampoco fue fácil.
Escribe tu comentario