Pastoriza 31 - Curtis 1: una goleada en la Segunda Femenina gallega reabre el debate sobre parar los marcadores
El partido que enfrentó al S.C.D Pastoriza y al C.C.D Curtis ha avibado un viejo debate: ¿deben tomarse medidas para evitar goleadas en el fútbol amateur?
El partido que enfrentó al S.C.D Pastoriza y al C.C.D Curtis ha avibado un viejo debate: ¿deben tomarse medidas para evitar goleadas en el fútbol amateur?
Dejar de contar los goles a partir de los diez tantos o "cambiar" las reglas del juego en función de cómo se desarrolle el partido son algunas propuestas para evitar marcadores como este 31-1.
Es muy posible que muchos aficionados del Campo de Fútbol Municipal de Pastoriza de Arteixo no supieran decir cuál fue el marcador final a la salida del estadio. Es posible que algunos perdiesen la cuenta al llegar a diez, otros perderían el interés al llegar a veinte, y los restantes no aciertan a decir si fueron treinta o si al final fueron treinta y uno. Fueron 31, sí, los balones que recogieron las guardametas del Curtis del fondo de la portería en su visita al campo del Pastoriza. El luminoso mostró un 31-1 final que para muchos es una humillación innecesaria para un partido del Grupo II de la Segunda División Gallega Femenina, la categoría más baja de la comunidad en lo que a fútbol femenino senior se refiere.
1-0, 2-0, 3-0, 4-0...
El marcador final reabre el debate de si se debe seguir llevando la cuenta durante el partido cuando el resultado es tan obvio. La victoria de las locales era flagrante ya al cuarto de hora, cuando el resultado era "solo" de 8-0. En adelante, los goles fueron cayendo como un aguacero hasta un total de 31. La media es de prácticamente un gol cada tres minutos. Significa recoger el balón de la red, llevarlo al centro del campo, sacar y marcar inmediatamente después.
Karla Yessenia, Cristina Revuelta o Diana Rey fueron algunas de las muchas goleadoras esa tarde. Mireya Sánchez hizo el gol de la honra para las visitantes. Significaba, entonces, el 19-1. Era el minuto 55. En el minuto 56 el marcador ya era de 20-1.
¿QUÉ HACER ENTONCES?
"Nadie nació aprendido, querer ganar queremos todos, pero no todo vale, me parece una falta de respeto este resultado. Valores, simplemente eso, no puede permitirse esto, humillas a un equipo que quiere aprender como todas en algún momento lo hicimos", planteaba una usuaria en redes sociales a ver el resultado, en un Tweet que se ha viralizado, poniendo de manifiesto de nuevo lo complicado de atajar esta clase de encuentros.
En primer lugar, se trata de un partido del fútbol amateur, por lo que el resultado para, por ejemplo, casas de apuestas -el mundo del fútbol se define en gran medida por este tipo de negocios hoy en día-, carece de importancia. Sí puede ser importante, para galardones individuales, quienes fueron las goleadoras, o incluso el resultado final para casos de empate a puntos que obliguen a medir la diferencia de goles a favor y en contra.
No obstante, esto puede llevarse con discreción. En esa misma jornada, en diferentes grupos del campeonato, encontramos otras goleadas, menos llamativas, pero igual de dolorosas, como el 13-0 del Cee al Dubra o el 0-10 del Orzán B en su visita a la cancha del Torre SD.
Es un fútbol modesto que, a la vista de estos marcadores, no hace más que desvirtuar el espíritu de la competición y desanimar a las jugadoras. Por otra banda, existen las voces que aseguran que bajar el ritmo de forma consciente para hacer menos bochornoso el resultado es, si cabe, más humillante. Al tiempo, han salido también a recordar que un día eres el goleador y otro el goleado.
Se trata en cualquier caso de un debate que lleva tiempo circulando entre los aficionados y los jugadores, especialmente cuando hablamos del fútbol base. Partidos de benajmines o alevines, niños de 8 o 10 años, compitiendo por ver quién es el pichichi. Goleadores que acaban los campeonatos con más de cien goles, trasladando a los partidos de infantil un gen competitivo que nada tiene que ver con el aprendizaje ni con la deportividad. Es responsabilidad de los clubes y de los padres borrar ese gusto por la sangre en los futbolistas jóvenes.
Indicar a los muchachos que solo vale marcar de cabeza, retirar un jugador del campo para dar ventaja numérica al equipo que va por debajo del marcador o dejar de contar a partir de diez goles son algunas de las propuestas para tratar de poner freno a las goleadas. Medidas sencillas que refuerzan que el fútbol es deporte, aprendizaje y progreso, día a día, entrenamiento a entrenamiento, partido a partido. Con constancia, el objetivo es reducir la diferencia de nivel y jugar "de tú a tú". Felicidades a las futbolistas del Pastoriza y ánimo a las del Curtis. Todas con la cabeza en la siguiente jornada.
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