Elia Barceló: "En literatura nadie refleja los intereses de una mujer de 70 años"
Elia Barceló (Elda, Alicante, 1957) es una de las escritoras más prolíficas y exitosas en lengua castellana y pionera en lo que se ha dado en llamar la novela negra mediterránea. Su último trabajo, 'La soga de cristal', vuelve a retomar la historia de la familia Montagut en la tercera de las cuatro novelas que envuelven al microcosmos de Santa Rita, un emplazamiento tan importante como los secretos que guarda entre sus paredes. Durante su gira de presentación, con parada en Galicia, Barceló charla con Galiciapress para pasear por Santa Rita, por las sectas y la crítica a las religiones que hace en su nuevo libro y sobre las opciones de que llegue a la pequeña pantalla, como ya hizo con 'Las largas sombras', ahora de estreno.
‘La soga de cristal’ es la tercera parte de una colección que constará de cuatro novelas. Con una carrera tan prolífica, ¿ya está la cuarta entrega en el horno o quieres explorar otras historias antes?
Está, pero todavía le falta mucho. Sé lo que quiero, sé a dónde voy. Las novelas suelen ser como una trenza: hay unos hilos que hay que ir mezclando y combinando. Todo eso lo tengo. Lo que no tengo es el tiempo de ponerme a escribir felizmente, rutinariamente, sin que me salgan cosas por el medio. Pero ya lo tendré.
Estás ya en plena gira de presentación de ‘La soga de cristal’. ¿Qué te estás encontrando en las presentaciones? ¿Qué reacciones te trasladan los lectores?
En general muy bien. ¡El que vienen es porque ya me conoce! Ya sea por otras novelas o por las anteriores de Santa Rita. Vienen con mucha alegría y a que les haga una dedicatoria de esas bonitas que hago yo.
En esta ocasión retomas a la familia Montagut y todos los misterios que entraña ese apellido. Una secta, el Día de Difuntos, muertes, presencias… La premisa, desde luego, es la de una novela en la que lo esotérico gana mucho peso, ¿no?
Tiene bastante. En esta tercera novela me propuse hablar de las cosas malas que se les ha hecho a las mujeres a lo largo del tiempo. Hay tantas para elegir que en cuatro novelas no me daba. En esta me propuse hablar de todo lo que se le ha hecho y se le sigue haciendo a la gente, pero sobre todo a las mujeres, desde el punto de vista de la religión. Cómo se manipula a las mujeres para que se mantengan serviles, pequeñas, obedientes, de que se las convenza de que tienen la misma dignidad del hombre, porque Dios nos creó iguales, pero como eres mala, porque por nosotras entró el pecado en el mundo, la única manera que tienes de redimirte es siendo más buena, sirviendo, obedeciendo, bajando la cabeza, y trabajando gratis. Con la culpa y el miedo se trabaja muy bien.
Lo que hago en la novela es por un lado hablar de nuevas sectas que trabajan a la antigua y también con los ecos de los sectores de la Iglesia Católica y lo que le hicieron a las mujeres anteriormente. En la parte antigua de la novela, que sucede en 1916, vemos esa omnipresencia de la religión, de manipular a la gente, reflejada en lo que hacen hoy las sectas.
Con respecto a esta mácula de las mujeres por el pecado original empata un poco con la sociedad actual y algunos comentarios que todavía se trasladan a las mujeres. Aquello de: “Si no fueses sola, si no te vistieses así, esto no te hubiera pasado”.
¡Sí, la culpa siempre es tuya! De alguna manera las mujeres tenemos la culpa de lo que pasa. Y si llueve también es culpa nuestra. Es algo que tenemos tan interiorizado que incluso personas modernas, feministas, concienciadas, sin darnos cuenta hacemos o decimos cosas que vienen de aquel machismo salvaje que imperaba en la sociedad. Nuestra lengua está impregnada de esa mentalidad. Nos cuesta mucho y de vez en cuando tenemos que replantearnos y de vez en cuando decirnos: “Espera. Eso no”. Por ejemplo, si quieres insultar a alguien lo primero que te viene a la boca es “hijo de puta”. ¿Pero qué culpa tiene su madre? ¿Por qué lo insultas a través de una mujer?
DENTRO DE SANTA RITA
¿Cómo es el proceso para componer estas historias? ¿Se te ocurrió la idea y ya tenías todo planeado o a medida que escribes tras de encajar todas las piezas y las semillas que has sembrado?
Lo grande sí lo tengo. Cuando empecé, al principio de todo pensaba que solo sería una novela. Una novela mediterránea, llena de luz, para compensar la anterior, ‘La noche de plata’, que sucede en invierno, en Viena, con crímenes contra niños… Era muy dura y yo quería algo alegre, algo bonito. Pero cuando se me ocurrió la idea de Santa Rita y empecé a explorar un poco pensé que con una novela no iba a ninguna parte, que tengo muchas cosas que decir. Empecé a ampliar la imagen, pero lo grande lo tengo en la cabeza desde hace cuatro años. Y eso lo contaré en la próxima novela.
Casi tan importante como los personajes es Santa Rita. ¿Es tal vez el mayor reto, dar tanta personalidad a un emplazamiento? Es prácticamente Macondo hecho casa…
¡Ay, qué bonito! ¡Nunca me lo habían dicho! Pero sí, es el principio donde me gustaría vivir, eso está claro. Cuando me muevo por mi tierra, porque vivo en Austria y me he pasado cuatro décadas viniendo aquí solo en vacaciones, cuando me paseo por aquí, por los jardines, y veo el cielo, las palmeras…todo eso lo meto en Santa Rita. Santa Rita es una especie de síntesis del sentimiento mediterráneo de la vida, de la luz, de la comida, de los olores, de la risa, de la manera de tomarte las cosas. No me ha resultado difícil porque en Santa Rita meto todo lo que me gusta. Y como es gratis, no soy directora de cine y no lo tengo que pagar.
Y, volviendo a Macondo, el personaje de Sofía, otra matriarca fuerte como la Úrsula de ‘100 años de soledad’ que es la guardiana de la familia y de los secretos. ¿Te inspira alguna mujer en concreto para componer estos personajes o es una mezcolanza de muchas?
Es una mezcla. Tengo la suerte de que mi madre tiene 92 años y conozco también a su círculo de amigas, que no te creas que a la edad que tienen y siguen siendo bastante señoras, de las que se reúnen a tomar café y jugar al parchís. Conozco mucho a las mujeres de esa edad. Y también pongo mucho de lo que a mí me gustaría ser o tener cuando llegue a esa edad.
Me parece que es importante ofrecer a las lectoras, a las de todas las edades, imágenes y modelos que las representen. Cuando hablas con las lectoras, que en los clubs de lecturas son casi siempre el 90% de los integrantes, y te dicen: “Hija, qué alegría ver mujeres como yo y que tienen mis problemas”. Porque una cuando tiene 70 años ya no le preocupa si tendrá o no hijos, o si encontrará el amor de su vida o un trabajo digno. Todo eso ya pasó, pero sigues teniendo intereses y proyectos, aunque nadie los refleja en la literatura.
De Sofía, por ejemplo, dices que es una mujer muy viva aunque su cuerpo ya no le permita dar las carreras de antes.
Claro, ya no puede saltar de la cama e irse por el jardín y tirarse a la piscina. Pero con ayuda puede pasear y ver florecer las mimosas, o sentarse tranquilamente en el jardín a oír a los pájaros. Eso forma parte de la vida y los placeres de 90 años. No tiene que ser meterse en la cama e ir quitándose la ropa por el pasillo.
¿UN SERIE EN CIERNES?
Eres un ejemplo del buen momento que vive esta mezcla de novela negra y thriller que tan bien se está dando en España. ¿Por qué nos gusta tantísimo este género? ¿Dice tal vez un poco del carácter morboso de la sociedad actual?
Sí, pero no solo es actual. Piensa en las historias que se contaban en la Edad Media y antes. A la gente le gustan muchísimo las desgracias de los demás, de toda la vida. Los griegos cuando inventaron la tragedia luego lo nobilizaron mucho con aquello de la catarsis, pero les encantaba aquello de que a Edipo le sacasen los ojos. Son cosas que a todo el mundo le gusta y les da un punto de esperanza pensar: “Mira, a mí eso no me pasa, menos mal. Me pasan otros desastres, pero este no”.
Y luego los secretos. A todos nos gustan. Está en la base del cotilleo más básico, saber qué pasó en esa familia, por qué no se hablan por aquella rama, que sucedió cuando aquella muchacha se tiró al pozo.
También estás de enhorabuena por el estreno de ‘Las largas sombras’ en Disney+. ¿Sería posible adaptar a la pantalla una saga como la de Santa Rita? Tú misma acabas de decir que como no eres directora puedes pegarte lujos en Santa Rita.
Es que hacer películas es carísimo. ¡Todo hay que pagarlo! Hasta poner una canción cuesta dinero. Si quieres rodar en una casa preciosa hay que alquilarla. Pero en las novelas cada uno pone lo que le da la gana y todo vale. La gente podría ir vestida de Armani por el mismo precio. Pero Santa Rita tiene muchas posibilidades para convertirse en serie. Para una película es imposible porque hay demasiado material.
Lo bueno es que en Santa Rita tienes la ventaja de que cada vez hay un crimen único que se resuelve. En capítulos de 50 minutos podría resolverse cada caso de una manera distinta. Podría hacerse perfectamente. Yo solo espero que si alguien lo hace que le tenga mucho cariño a Santa Rita y haga honor al sitio tan bonito que me inventé.
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