#Claves de la semana

Noemí Casquet presenta 'Éxtasis': "Quien busque una novela erótica en mis obras se va a llevar una decepción"

Galiciapress entrevista a la periodista y escritora Noemí Casquet, una de las sensaciones literarias a nivel nacional tras su éxito con la trilogía 'Zorras', 'Malas' y 'Libres'. Ahora presenta 'Éxtatis', su último trabajo y que ha decidido ambientar en Santiago de Compostela y en una Galicia de la que dice sentirse "fascinada". 


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Noemí Casquet | Foto: Galiciapress

 

El día invita a ir a la playa, pese a que estamos ya en octubre y que el mar queda lejos de Santiago. Pese a todo, Noemí Casquet admite que ha dedicado parte de la mañana "a tumbarme al sol como una lagartija". Con una amabilidad infinita y con una sonrisa para cada respuesta, la última gran revolución de la literatura nacional prepara la que será la enésima presentación de 'Éxtasis', su última novela. Es su primera vez en la capital gallega, lo que resulta muy especial porque la trama se desarrolla justo en sus calles. Sin salirse de su papel de divulgadora, con sus novelas pretende llegar a los rincones que mucha gente esquiva por pudor o por vergüenza, tratando de normalizar el sexo como una parte indispensable de la vida y, como lo define, "una de las mayores herramientas que tenemos para la meditación". 

 

Ya van dos ediciones de ‘Éxtasis’ en muy pocos meses. ¿Qué te estás encontrando cuando se acercan los lectores en las presentaciones?

Mucho amor y emoción. Por mi trabajo llego a algunos lugares que remueven a las personas, tanto hacia el éxtasis como hacia esas pequeñas cosas que a veces metemos debajo de la alfombra. Pero las reacciones son distintas. En Valencia fue muy emocional, pero en Barcelona fue muy divertida. A ver qué me encuentro en Santiago y el espíritu de las gallegas. 
 

Tengo una amiga que más que lectora es una fan. El año pasado devoró la trilogía de Zorras, Malas y Libres. Le pedí ideas para la entrevista y me dijo: “No le hagas preguntas. Solo dale las gracias”. ¿Es habitual que la gente te pare para agradecerte y reconocerte las obras?

¡Jo, qué bonito! Realmente tengo muchos seguidores, soy más o menos mediática, pero aunque me reconocen pocas veces me paran, y cuando lo hacen es para darme las gracias, pocas veces para pedirme una foto. Eso hace que pueda mantener mi libertad de pasear por Santiago o tomarme una cerveza en una terraza, como le puede pasar a un cantante. Esto me demuestra que mi trabajo va mucho más allá del entretenimiento, en algún modo es terapéutico, vital, liberador. Por eso la gente se acerca desde otro lugar, y yo agradecida, porque cuando eso pasa lo tengo que respirar profundamente, porque son cosas muy poderosas. 
 

¿Y no has experimentado ese boom mediático tras salir en la serie ‘Zorras’ y tener más presencia en medios? 

El boom mediático, cuando hablas de sexo, se reduce bastante. Muchos medios no quieren adentrarse en estos ámbitos. Al final, como tampoco expongo desde el morbo mi vida privada, también resta interés. Me suele costar llegar a los medios. Por eso mi carrera ha sido tan progresiva, llevo ya 13 años, y con cada proyecto la prensa se abre un poco más o me conocen más personas. 

 

 

Con una lectura superficial, vemos que ‘Éxtasis’ está trufado de “meigas y carallos”. ¿Qué peso juega Galicia en una obra y por qué es importante para Amisha, la protagonista? 

Amisha es una chica adoptada y vive en Santiago de Compostela, donde transcurre parte de la obra, especialmente en los flashbacks. Yo estoy profundamente enamorada de la cultura gallega, tiene mucho peso en el mundo del misticismo, ese halo que rodea ese mundo de hadas y duendes. Me gusta mucho esa conexión que existe con Bali, el otro destino de la protagonista, entre esa ancestralidad que muchas veces es internacional, con el curandero, el chamanismo, y que en Galicia también tiene mucho peso esa parte de meigas y leyendas, con un ambiente que envuelve a Galicia. Quería honrar y mostrar esa parte que me tiene fascinada. 

 

En ese proceso cobra también peso un cierto realismo mágico en la construcción de la trama. ¿Hubo trabajo de investigación para impregnarte de “esencia gallega” o cómo llegas a la conclusión de que a la prota le vendría bien ser una balinesa compostelana?

Para mí era importante la conexión por esos dos mundos espirituales, que tienen mucha relación, con un vínculo por el más allá, la espiritualidad, lo invisible… Aunque se encuentren a miles de kilómetros de distancia, existe ese enlace con una ancestralidad perdida, con la medicina natural o la fitoterapia que podrían hacer nuestras abuelas que no está tan alejado del curanderismo de Bali. Son mundos que intento recuperar. Básicamente sabía que no quería otra protagonista de Madrid. En muchas ocasiones existe ese “madridcentrismo”, y me gustaba la idea de una chica que crece en un entorno más rural y que se traslada a su gran ciudad, como es Santiago, donde experimenta todo. Y sí, vine a Santiago y me dejé seducir por sus artes culinarias. ¡A mi pesar, fue durísimo!

 

"NO RENIEGO DE LA NOVELA ERÓTICA, PERO LAS MÍAS SON DE LIBERACIÓN"

Desde fuera, podría verse como una novela erótica clásica, pero hay mucho más y de hecho dices que esta es tu novela más compleja, ¿ha sido también un viaje introspectivo, más allá de desmontar tabús en torno a la sexualidad y las relaciones?

Siempre digo que no escribo novela erótica. Mucha gente puede buscar eso en mis libros y se va a llevar una tremenda decepción. No reniego de la novela erótica, que son maravillosas, pero las mías son novelas de liberación, es otra categoría. Si buscas en ‘Éxtastis’ hay mucho más que una novela erótica, está la sacralidad que se mezcla con la sexualidad. 

 

Ha sido una de las novelas que más me ha costado porque hace 5 años un masaje tántrico me cambió la vida. En este tiempo, como periodista, he intentado renegar de todo lo que estaba experimentando: trances, estados alterados de conciencia, sensaciones corporales que jamás me había imaginado… Renegué de esa parte para no manchar mi profesión ni mi posición de periodista, donde a veces evitamos ciertas cosas para que no nos juzguen. Entonces ese juicio que tenía hacia mí misma lo he pospuesto hasta ahora, y ‘Éxtasis’ quiero que sea el pistoletazo de salida de lo que quiero hacer en mi carrera, esa fusión de una sexología moderna, necesaria y contemporánea, con estudios y a nivel científico, pero también echar la vista atrás y recuperar algunos elementos que han modificado mi vida sexual. 

 

Puede ser más controvertido en tu posición como periodista cuando tratas temas como la sexualidad. En ocasiones al lector le resultará inevitable pensar que escribes desde la experiencia cuando lo que lee es una ficción. 

Exacto. Eso no sucede en un thriller. La gente no va al escritor a preguntarle cuál es la mejor manera de matar a alguien. No va así. Todos los escritores partimos de una base. En mi caso fue una experiencia, pero no todo lo que pasa en el libro es una experiencia personal. Es verdad que yo hablo en primera persona y es muy importante la introspección, el arco psicológico de los protagonistas en la novela. Necesito de esa inmersión y ese conocimiento que me lleva a desarrollar el personaje. 

 

El catalizador de esta historia es un “orgasmo cósmico” por un masaje tántrico. ¿Se puede alcanzar un placer mayor al del sexo o chingar es imbatible?

(Risas) ¡Claro que se puede! Hay un placer más allá del sexo, pero nos han dicho que esto tiene que ser así y que no tenemos que mirar más allá. Tenemos una mochila muy grande en torno al pecado, a la vergüenza y la culpabilidad. Es necesario recordar que si existimos es por el sexo, por la unión de dos celulas sexuales. Hay que honrar eso cada vez que mantenemos relaciones. Hay una amnesia global en la humanidad que hace que nuestro origen sea un tabú y nos avergoncemos de ello. 

 

Parte de mi trabajo es esa ruptura. Una vez que se rompe con los elementos de manipulación existentes con la sexualidad, desde instituciones políticas o religiosas en su mayoría, nos damos cuenta de que el sexo va más allá de lo físico, y que puede ser una de las herramientas de meditación más poderosas que tenemos los seres humanos. Ofrecemos muchos poderes a las plantas que provocan estados psicodélicos que no hacen más que activar unas sustancias que ya están en nosotros. No es necesario recurrir a las plantas, en el sexo, con las herramientas adecuadas, puedes remover esas mismas sustancias sin la necesidad de un elemento externo. Pero cuesta más y necesita de más entrenamiento. 

"Tenemos una mochila muy grande en torno al pecado, a la vergüenza y la culpabilidad. Es necesario recordar que si existimos es por el sexo"

 

 

"MI MADRE ME DIJO: 'CUANDO TIENES UN ORGASMO, LO SABES'"

En España nos despertamos cada día con titulares que ponen los pelos de punta con casos de agresiones sexuales o violaciones. ¿Somos una sociedad mal educada en el plano sexual, en el plano afectivo o en todo? En el libro también haces mención a la salud mental y su importancia.

Estamos mal educados en todo lo que tiene que ver con las bases del ser humano. Fijate que nos enseñan ecuaciones de segundo grado -que pueden ser importantes, pero yo a día de hoy no las he aplicado de forma consciente-, pero no nos enseñan aspectos básicos del ser humano: nutrición, educación afectiva, emocional, sexual…no sabemos muy bien cómo funciona nuestro cuerpo, pasamos muy por encima de algunas cosas, no sabemos cómo gestionar la rabia, la tristeza, la alegría… 

 

 

Son cuestiones en las que no estamos educados, en parte porque nos estarían dando el poder del conocimiento personal, y con ese poder seríamos más difíciles de manipular. A la vista está que existen intereses económicos, políticos y otros que nos llevan a que la mayoría de personas podamos ser clasificables. Hay detrás una estructura de la que es difícil salir, pero la información nos pertenece como humanidad. Por eso no doy mucho pie a esos titulares en mis redes porque no quiero nutrir a una sociedad que ya es consciente de esa carencia de educación. Yo quiero ser la educación y es el papel activista que tendríamos que asumir, como periodistas pero también en general. 

 

Sin embargo, en muchos ámbitos tengo la sensación de que seguimos siendo muy mojigatos y que nos cuesta hablar de ciertos temas, incluso en entornos seguros. ¿Cómo combatirlo? ¿Falta educación sexual dentro y fuera del hogar o con nuestras parejas?

A nivel familiar esto es el gran tabú. Yo he tenido la maravillosa suerte de tener una madre con una actitud muy abierta y libre conmigo, contándome las cosas tal cual son. Yo tuve mi primer orgasmo con 14 años y le dije: “Mamá, ¿qué es un orgasmo?”. Y ella como: “Cuando tienes un orgasmo, sabes que has tenido un orgasmo”. Es como preguntar a qué sabe el chocolate y que te digan que a chocolate. 

 

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Entrevista a Noemí Casquet

 

Mi madre lo hizo lo mejor que pudo y siempre me ha dado respuestas transparentes. Eso ha hecho que tenga unas bases sostenidas en la libertad y que me haya sido más fácil alcanzar según qué cosas, con éxtasis más cósmico o global porque no he tenido una mochila a la espalda. Hay vergüenza a hablarlo en el ámbito familiar, con la pareja, hay vergüenza a la comunicación durante el acto sexual, porque no nos educan en muchas cuestiones como el consentimiento, en la comunicación sexual. 
 

Al final empezamos a hablar de sexo usando platanos y papayas y con analogías. Tenemos una sociedad muy confundida. Ahora está en el debate algo básico como el consentimiento y hay mucha gente perdida, con hombres que se preguntaban si lo que hacían era consensuado o no. ¡Wow! Si a estas alturas no lo sabemos…tenemos un problema social muy grave. Porque si no es consensuado, hablamos de otra cuestión que no es sexo. Nos hace falta información, pero existen obstáculos, como líneas editoriales o censura en redes sociales, donde permiten salir con un bikini diminuto pero no que se pueda ver un pecho. Hay algo en lo que trabajar durante muchas décadas. 
 

En contraposición con tu madres está la educación que todavía reciben hoy muchas niñas, enfocada a recibir la aprobación de los hombres. En tus libros pones mucho énfasis en las amigas y en su diversidad. 

La amistad tiene mucha valía en mis novelas. Empieza en la trilogía, que son novelas de amistad. En todas las novelas ellas están ahí y son el peso de la trama. En ‘Éxtasis’ sucede lo mismo, las amistades siempre están ahí. Las amistades siempre me han salvado la vida y son prioridad en mi existencia. Por eso creo que a lo largo de las novelas románticas siempre se pone la figura de una chica que lo pierde todo, que está fatal y que es un hombre el que la rescata. Estoy muy cansada de que nos eduquen para ser las elegidas, y elegidas por un hombre. Tenemos un bombardeo constante de cómo no envejecer, como estar más delgada, o de tener el culo más grande porque ahora es la moda -que ya es fuerte que el cuerpo sea sometido a modas-, si ir depilada o no…condicionantes físicos y de cómo somos: no salgas con muchos chicos, no te muestres inteligente, no hables demasiado, no seas extrovertida… Siempre seremos o demasiado o insuficientes, no hay punto medio. 
 

En ese sentido, es lo que nos lleva a estar descentradas o en busca de una aprobación masculina para ser las elegidas, y si esa persona tiene más poder económico o social nos desvivimos mucho más. Esa educación es la que se nos ha dado a través de la literatura y de la cultura. Es algo sobre lo que yo misma estoy intentado deconstruirme y quitarme de ello, porque he sido yonki de la aprobación masculina. 

"Yo misma he sido una yonki de la aprobación masculina"

 

‘Zorras’ ha saltado al audiovisual y con una muy buena acogida. ¿’Éxtasis’ también podría ser adaptable?

Es una historia que nunca se ha visto en serie o en el audiovisual en general. Creo que tiene mucho potencial. Resulta un reto con las visiones de futuro, los flashbacks, y también con las sensaciones de la protagonista. Es también una novela internacional, saltando de Santiago a Bali. ¡Ojalá podamos ver a Amisha en una serie!

 

Noemí Casquet
Foto: Galiciapress

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