Miserias de la política: sin principios ni ideología

Manoel Barbeitos
Economista

Hace algunas semanas una organización de la credibilidad y el prestigio de UNICEF llamaba la atención mundial sobre la brutal masacre que se esta a producir en el Yemen. En la “Arabia feliz”, patria de la legendaria reina de Saba–reina de los sabeos, habitantes de un territorio localizado en el Yemen- esta ocurriendo, según esta organización, “la peor crisis humanitaria actual”. Yemen atraviesa por un conflicto cuya escalada “tiene un impacto terrible en los civiles, especialmente en niños y mujeres en un padres que ya se enfrentaba la pobreza generalizada, la vulnerabilidad, la inseguridad alimentaria y la falta de servicios de salud. Después de seis meses, casi 5.000 personas fueron asesinadas, 25.000 resultaron heridas. Mas de 1,4 millones fueron desplazadas mas de una vez. Muchas instalaciones de salud pública y muchas escuelas están destruídas o sufrieron tales daños que tuvieron que cerrar. El deterioro también afecta a los medios de sustento de tal manera que muchas familias bien no pueden alimentar a sus hijos/o bien lo tienen que hacer en pésimas condiciones, dado que los sectores agrícola y pesquero se ven terriblemente afectados por el conflicto y las importaciones de alimentos se interrumpieron. Un país donde 8,4 millones de personas, de una población de 22 millones, están a punto de caer en la inanición. Un país en el que cada diez minutos muere un niño, uno de cada cuatro sufre desnutrición aguda por lo que las secuelas que sufrirán las padecerán el resto de sus vidas”.


La población civil yemení aparece de esta manera como la grande damnificada de una nueva guerra que enfrenta la dos grandes colosos de Medio Oriente: Arabia Saudi e Irán. Dos potencias que vinieron a agudizar aún mas las históricas tensiones y enfrentamientos entre tribus yemeníes ahora agrupadas bien en torno las fuerzas aliadas al anterior presidente que cuentan con el apoyo militar y político de coalición árabe, bien al grupo armado de oposición apoyada por el régimen de irán. Aunque ambas dos partes están cometiendo auténticos y terribles crímenes de guerra, así como abusos de los derechos humanos contra la población civil, las Naciones Unidas y expertos en el terreno aseguran que son los bombardeos llevados a cabo por la coalición árabe los responsables de la mayoría de las muertes de civiles. Bombardeos que no parecen respetar nada pues son frecuentes las noticias que informan como bodas, entierros, bautizos, en definitiva concentraciones de población civil son el objetivo preferente de los citados bombardeos que han causado ya mas de 11.000 muertes entre la población yemení.


Un conflicto frente a lo que las potencias occidentales no permanecen precisamente neutrales. No so no permanecen neutrales sino que incluso intentan de hacer negocio como sucede, por caso, con España que, como es bien sabido, mantiene con Arabia Saudí fuertes lazos comerciales favorecidos por la monarquía borbónica que adopta conductas y formas heredadas de la dictadura franquista.


Volvamos a los bombardeos. Para evitar suspicacias digamos que asta las Naciones Unidas señalan que son los bombardeos realizados por la coalición árabe quien están provocando la crisis humanitaria. Unos bombardeos en los que modernos aviones de combate utilizan misiles y proyectiles que van especialmente dirigidos a concentraciones de la población civil (bodas, bautizos, entierros…). Bombas que dirigidas mediante rayos láser están provocando una auténtica masacre. Bombas del mismo tipo que, por caso, las 400 que España quiere ahora venderle a Arabia Saudí. He ahí que la propia Ministra de Defensa (Margarita Robles) hubiese puesto reparos la tal venta.


Podemos entender que el gobierno español actual se encuentre con grandes dificultades (comerciales, políticas) para impedir una venta de armas autorizada y aprobada por los gobiernos anteriores. Lo podemos entender aunque habría mucho que discutir. Pero lo que resulta bochornoso e inadmisible que este gobierno intente justificar tal venta con argumentos tan inconsistentes como, por caso, los del Ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell y/o la Ministra Portavoz, Isabel Celaá cuando llegan a afirmar que “las bombas españolas no producirán daños colaterales … no matarán yemeníes”. Argumentos que producen vergüenza ajena pues tratan de justificar el injustificable.


Resulta también inadmisible que este gobierno, que apuesta por el cambio, no se comprometa, desde ya, la que en las futuras ventas de armamento hará cumplir la legislación vigente en materia de comercio exterior de material de defensa y de doble uso ( Ley de Comercio de Armas del Estado Español) quien limita, por caso, la venta de armas a regímenes que las emplean en acciones que perturban la paz y violan los derechos humanos cómo en este caso sucede con la coalición árabe liderada por Arabia Saudí. El PSOE no deberá olvidar que uno de los principios ideológicos de la socialdemocracia fue siempre la defensa de la paz y los derechos humanos en todo el mundo. Principios que suponen estar radicalmente en contra de guerras como la del Yemen y, por tanto, vender armas a dictaduras feudales como la de Arabia Saudí.



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Podemos entender también que los trabajadores del naval de la bahía de Cádiz, una comarca muy castigada por el desempleo (27% de paro), defiendan el empleo por encima de otras consideraciones. Pero estos trabajadores no había debido olvidar que el movimiento obrero estuvo en contra de las guerras entre otras razones por que son, siempre, las clases populares las grandes damnificadas. ¿Por caso olvidaron ya lo que pasó cuando la guerra de Irak? ¿O cuando la guerra de Vietnam?... ¿O hay que volver mas atrás y recordar la postura del movimiento obrero internacional en la I y en la II Guerra Mundiales?.Mas que atacar al nuevo gobierno español por replantarse la venta de armas a una dictadura sanguinaria –que con esas armas mata a trabajadores, a niños y la mujeres- por que no miran a su propio gobierno (Junta de Andalucía) quien, a pesar del larguísimo período de la gobiernan (el PSOE lleva 40 años gobernando en Andalucía, la mitad con mayoría absoluta) aun no fue quien de procurar alternativas de empleo para los trabajadores de la bahía de Cádiz que no supongan constantes pérdidas de dinero público (1.000 millones de euros nos últimos 10 años)? ¿Cómo explicar que después de 35 años de reconversión naval aun persistan los mismos problemas?.


Miserias de la política: es bien cierto que una parte nada despreciable de la izquierda española (política y sindical) ya parece no tener ni principios ni ideología.

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