"Los daños son importantes porque se está perdiendo la capa más fértil y productiva del suelo", alertan expertos.
La lluvia deja "importante" erosión del suelo en zonas que ardieron del Xurés, Ancares e interior de Pontevedra.
La Iglesia Católica prefiere la sepultura a la incineración, pero obliga a llevar los restos a un lugar sagrado.