"Nos están expulsando de nuestra ciudad", denuncian vecinos de Santiago ante la avalancha de "incívicos" peregrinos
La llegada de miles de jóvenes a los actos de la Peregrinación Europea de Jóvenes (PEJ) ha provocado el colapso en algunos puntos de Santiago de Compostela que está afectando sensiblemente a la vida de sus vecinos. Calles abarrotadas, basura, ruidos, excrementos... Son muchos los problemas que está provocando la entrada en masa de cientos de jóvenes procedentes de distintos rincones de España y Europa.
La llegada de miles de jóvenes a los actos de la Peregrinación Europea de Jóvenes (PEJ) ha provocado el colapso en algunos puntos de Santiago de Compostela que está afectando sensiblemente a la vida de sus vecinos.
Calles abarrotadas, basura, ruidos, excrementos... Son muchos los problemas que está provocando la entrada en masa de cientos de jóvenes procedentes de distintos rincones de España y Europa.
Los vecinos denuncian las molestias y proponen un decálogo de buena conducta para los visitantes. Los festejos se prolongarán hasta el domingo 7 de agosto.
Estos días Santiago de Compostela rebosa vida. No importa el momento del día en el que nos asomemos a la capital gallega, porque encontraremos mucha gente. Ya sea a las 12 de la mañana en la Praza do Obradoiro bajo un sol de justicia, ya sea al atardecer entrando en tropel por San Pedro, o bien entrada la medianoche a lo largo de la Rúa do Franco. No importa la hora, la ciudad está llena. Hasta los topes. Tal vez demasiado.
Porque a la saturación que viene inevitablemente aparejada al Xacobeo, esta semana se da el condicionante de que miles de jóvenes -algunos cálculos estiman que en torno a 13.000- llenan Santiago con motivo de la Peregrinación Europea de Jóvenes (PEJ) organizada por la Iglesia católica. Un acontecimiento que, si bien puede reportar un buen pellizco a la economía de la zona, lo que sin duda provocará es más de un dolor de cabeza a los compostelanos, que no dudan en definir su ciudad como “un parque temático” para los peregrinos.
UNA CIUDAD PARALIZADA POR EL TURISMO
El escenario en estos momentos es de colapso total pese a que, oficialmente, es este miércoles cuando comienzan los festejos con el acto inaugural, programado para las 18:30 horas en el Obradoiro. Alfonso Rueda o Sánchez Bugallo serán algunas de las personalidades que cortarán la cinta de una cita que atrae a jóvenes procedentes de Madrid, Sevilla, Córdoba o Huesca y que ya se han hecho notar a lo largo y ancho de la geografía gallega.
Mientras, la postal es la que dejan las papeleras desbordadas con estropicios por el suelo, calles absolutamente paralizadas por las hordas de muchachos -y no es una exageración- que recorren las estrechas callejuelas del casco viejo, colas más largas de lo habitual en algunos monumentos o exposiciones…
Cabe recordar que todo esto sucede en una capital autonómica -ciudad universitaria, todo sea dicho- que no supera los 100.000 habitantes y con un “espacio vital” limitado, sobre todo si nos referimos a la almendra central de la ciudad, totalmente ocupada por los turistas y que en los últimos años se ha enfocado única y exclusivamente en los visitantes, dejando de lado a sus vecinos y las necesidades de estos. Esto se puede ver en un modelo de negocio centrado en los suvenires, la hostelería y la restauración, acabando con decenas de negocios tradicionales. “Nos están expulsando de nuestra ciudad”, lamenta un vecino.
“INCÍVICOS, RUIDOSOS…”
Y, en medio de todo esto, los residentes. “Es demasiado. Demasiado”, se queja amargamente una joven al ver las imágenes de grupos entrando por las arterias principales de la zona vella cantando a pleno pulmón. Otros peregrinos, directamente, organizan yincanas por la ciudad o amontonan las mochilas en la plaza para tirarse sobre ellas como si fuese una colchoneta, reduciendo así el espacio para los viandantes y demás turistas, cuando no la ocupan casi por completo con un corro gigante. Algunos vecinos incluso los comparan con hooligans ingleses.
"Ruidosos", "incívicos", "desconsiderados"… muchos han sido los adjetivos que en las últimas horas los santiagueses han utilizado para catalogar a los grupos que se acercan a la capital y que han protagonizado escenas de verdadero bochorno para aquellos que tienen que soportar este desmadre de la turistificación.
Algunos vecinos han respondido a los cánticos de los jóvenes que atraviesan la Rúa das Orfas arrojando calderos de agua desde el balcón. Una tendencia, la de cantar megáfono en mano, que no es exclusiva de Santiago, sino que se ha extendido a otros puntos de Galicia, allá por donde atraviese un ramal de las muchas variaciones de la ruta xacobea (Camiño Inglés, Portugués, Primitivo…). Vecinos de Ames, Rianxo o Sada han referido episodios parecidos en los últimos días.
Esto ha provocado alguna que otra intervención de las autoridades, que esta madrugada tuvieron tarea en algunos puntos de la ciudad. También escenas tan berlanguianas como ver a caballos atados a templos como la Iglesia de Santa María Salomé. Los excrementos de los animales también son motivo de queja de los vecinos afectados.
DECÁLOGO
En cualquier caso, la situación que se vive estos días en Santiago está lejos de ser puntual. Este año son más de 200.000 las compostelanas entregadas a los peregrinos; más de 67.000 solo durante el mes de julio, prácticamente un tercio del total. Hay que tener en cuenta que muchos de los que realizan la ruta xacobea no reclaman la compostelana o ya la tienen.
Algunos vecinos se han propuesto pasar a la acción y han elaborado un decálogo para que los peregrinos y visitantes asuman una serie de responsabilidades durante la última etapa del Camiño. En el texto, promovido por la Asociación Veciñal A Xuntanza y la Asociación Empresarial de San Pedro, se hace especial hincapié en aspectos como evitar los gritos y cánticos para respetar el descanso de los habitantes de Compostela, cuidar la ruta sin tirar basura o colocando gomas en las puntas de los bastones de apoyo para reducir el impacto sobre la vía. Recomendaciones sencillas que pueden ayudar a la convivencia entre los dos mundos y que, a medio plazo, evitarán que Santiago muera aplastada por su propio éxito.
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