Estudio revela que dieta atlántica podría ser clave en reducir problemas metabólicos y del corazón
Investigación liderada por el Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela señala los beneficios de la alimentación regional.
La dieta atlántica, arraigada en la mayoría de los hogares gallegos y del norte de Portugal, podría jugar un papel fundamental en la disminución de la incidencia del síndrome metabólico y, por ende, en la reducción del riesgo de enfermedades como la diabetes o la cardiopatía coronaria. Estos hallazgos provienen de un nuevo estudio publicado en la revista científica JAMA Network, que ha generado un impacto significativo, siendo objeto de interés incluso en medios estadounidenses como el Washington Post. La doctoraMar Calvo Malvar, investigadora principal del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela, compartió los resultados de este relevante estudio.
El equipo de investigación, conformado por los doctores Francisco Gude Sampedro, Alfonso Javier Benítez Estévez, María Rosaura Leis Trabazo y Juan José Sánchez Castro, del Área de Gestión Integrada de Santiago de Compostela, junto con profesionales del Centro de Atención Primaria de A Estrada, llevó a cabo un ensayo clínico controlado con la participación de 250 familias. La investigación se dividió en dos grupos: uno mantuvo sus hábitos alimentarios habituales (grupo control), mientras que al otro se le sometió a una intervención para modificar sus prácticas nutricionales (grupo intervención).
Durante seis meses, se evaluaron diversas variables para analizar los efectos de una intervención nutricional basada en la dieta atlántica tradicional, abordando tanto la salud metabólica como la sostenibilidad ambiental. La Dra. Calvo Malvar destacó la singularidad del estudio al utilizar un diseño experimental que evalúa el consumo real de alimentos en un contexto de vida real, aportando así una nueva perspectiva a la investigación medioambiental de las dietas.
En el ámbito de la sostenibilidad ambiental, el estudio colaboró con el CRETUS Centre de la Universidad de Santiago de Compostela, experto en el impacto medioambiental del sector agroalimentario. Aunque la muestra no alcanza "significación estadística", se identificaron reducciones en la huella de carbono de los alimentos consumidos por las familias participantes, abriendo nuevas líneas de investigación en este campo.
En cuanto a la salud metabólica, se constató un riesgo "significativamente menor" de desarrollar síndrome metabólico en el grupo de intervención en comparación con el grupo control. El síndrome metabólico, que afecta actualmente al 25% de la población adulta a nivel mundial, representa un grave problema de salud pública. Este estudio resalta la relevancia de la dieta atlántica al demostrar su efecto positivo en la incidencia de nuevos casos de síndrome metabólico, reduciendo factores de riesgo como la obesidad central y los niveles de colesterol.
Desde una perspectiva de salud, los hallazgos subrayan la importancia crucial de la dieta como uno de los factores de riesgo modificables más destacados para enfermedades cardiovasculares y otras afecciones crónicas. La Dra. Mar Calvo enfatizó que "los cambios en la dieta representan una estrategia clave para prevenir millones de muertes en todo el mundo cada año".
No obstante, la investigadora también reconoció que cambiar los hábitos alimentarios supone un desafío significativo debido a la complejidad de factores sociales e individuales. Influencias culturales, la asequibilidad de los alimentos, las conexiones sociales y el entorno comunitario son elementos que deben abordarse para lograr un cambio efectivo en la dieta de la población. La Dra. Calvo destacó la necesidad de una intervención comunitaria que considere los determinantes individuales y sociales que afectan a la salud alimentaria.
"Proponemos un cambio de paradigma para prevenir la obesidad y enfermedades relacionadas, con un enfoque de ambiente total, que involucre y active comunidades y barrios enteros", explicó la Dra. Calvo. Este enfoque integral requirió la colaboración de diversas entidades, como la administración sanitaria, instituciones políticas, grupos de investigación del CSIC, la industria alimentaria, empresas locales y medios de comunicación. La participación activa de las familias fue fundamental para la realización del estudio, respetando la rica herencia cultural y gastronómica de Galicia, representada por la dieta atlántica.
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