En Galicia hay, dentro de las izquierdas, un espacio político para una alternativa distinta al BNG y el PSdeG-PSOE. Una alternativa que puede llegar a tener presencia parlamentaria relevante sí se presenta unida y bajo un formato político en el que se combinan las reivindicaciones clásicas de las izquierdas, más el ecologismo y el feminismo, con las del soberanismo galleguista.
Si analizamos con detalle la historia de las izquierdas, observamos que una de sus peculiaridades es el constante fraccionamiento, mucho más pronunciado e intenso en la familia comunista que en la socialdemócrata. Un fraccionamiento que en comunidades como Galicia también afecta a la familia soberanista. Si ahondamos en las causas del mismo nos encontramos con que son fruto más de diferencias personales, egoísmos individuales y tendencias innatas que de la división que incompatibilidades ideológicas o políticas. En definitiva, factores que nada tienen que ver con los tradicionales ideales de las izquierdas entre los que deberían estarla solidaridad y la fraternidad.
Si ahora nos centramos en Galicia vemos que durante toda la etapa autonómica se mantuvieron las organizaciones políticas herederas de las tradiciones anteriormente citadas, PSdeG-PSOE y BNG (antes UPG) que se vieron acompañadas de una tercera fuerza que queriendo aglutinar izquierda y soberanismo (más o menos pronunciado) adoptó distintos formatos en función del diferente peso de sus componentes. Todos ellos tuvieron una característica común: nacieron con mucha fuerza, crearon grandes expectativas para una vez situados en la ascensión al Olimpo comenzar una lucha cainita que sería mortal. Suicidio que sería fruto mas de las diferencias señaladas al principio que de las incompatibilidades citadas.
Repasemos brevemente los casos más significativos y de mayor éxito (AGE, En MAREA) que también serían los grandes fracasos que dejaron muy tocada la credibilidad de este espacio político y pusieron en evidencia el subrayado anteriormente. En las elecciones autonómicas del año 2012 concurriría AGE (Alternativa Gallega de Izquierda) cómo “tercera fuerza” (alternativa al PSdeG-PSOE y al BNG) que aglutinaria mayormente la un relevante grupo escindido del BNG liderazgo por Xose Manuel Beiras (ANOVA), una formación de ábito estatal como IU (Izquierda Unida), y dos ecologistas (Equo-Galicia, Espazo Ecosocialista Gallgo). Una concurrencia que cosecharía un importante éxito pues con 9 diputados (14% de los votos) se convertiría en la tercera fuerza parlamentaria, la segunda de las izquierdas (superada por el PSdeG-PSOE).
Un éxito que resultaría efímero pues en las elecciones siguientes (2016) aparecería una nueva coalición En Marea formada por ANOVA (que venía de AGE), Podemos, Izquierda Unida y agrupaciones ciudadanas (“mareas”) que volvería a tener un gran resultado, incluso superior al de AGE, pues con el 19% de los votos alcanzaría 14 escaños que la convertirían en la primera fuerza de la oposición al PPdeG. Pero una vez y los movimientos centrífugos y secesionistas conducirían a una auténtica implosión de esta nueva coalición de tal manera que en la siguiente convocatoria electoral (2020), con tres candidaturas (Podemos-IU-ANOVA), En Marea y Equo este espacio quedaría sin representación parlamentaria al no alcanzar ninguna de estas candidatura el número de votos necesario (4%, 0,22% y 0,07%). Lo mismo sucedería en las elecciones del 2024 cuando ni Sumar (2% de los votos) ni Podemos (0,25%) llegaron a tener representación parlamentaria.
La lectura es muy sencilla: en Galicia hay, dentro de las izquierdas, un espacio político para una alternativa distinta al BNG y el PSdeG-PSOE. Una alternativa que puede llegar a tener presencia parlamentaria relevante sí se presenta unida y bajo un formato político en el que se combinan las reivindicaciones clásicas de las izquierdas, más el ecologismo y el feminismo, con las del soberanismo galleguista. Lo anterior no impide ser consciente de las actuales limitaciones de este espacio, en primer lugar por lo acontecido con AGE y En Marea, que dejó en la memoria ciudadano el retrato de una jaula de grillos donde todos quieren llevar la voz cantante. Un retrato donde la solidaridad aparece sustituida por el cainismo y la ambición personal.
En definitiva, la imagen de un proyecto político poco consistente y fiable, incapaz de durar mas de una legislatura. Una imagen que castiga a las organizaciones políticas responsables de tales destrozos, como sucede con Sumar y Podemos, de manera que se extiende el pensamiento de que ni suman ni pueden.
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