Fejióo sigue en modo trumpista

Pasan los meses y no había parecido que el señor Núñez Feijóo sea quién de situarse debidamente en su papel de jefe de la oposición en un régimen democrático. Así el Partido Popular, a través de su secretaria general, la señora Cuca Gamarra, ha hecho pública la decisión de recurrir la ley de Amnistía -para lo cuál cuenta con el apoyo de un sector del Tribunal Supremo- y el acuerdo de financiación para Catalunya, así como la recusación de tres magistrados del Tribunal Constitucional. Una estrategia con la que parece indicar que, animado por las tribunas mediáticas y a rebufo de la señora Ayuso, seguirá empeñando en su estrategia trumpista a pesar de los fracasos recogidos.

Porque si analizamos el camino recorrido por Núñez Feijóo desde su nombramiento como presidente del Partido Popular (abril 2022) vemos que, en su estrategia de confrontación directa con el gobierno español de turno, aquel esconde muchas más derrotas que victorias. Derrotas que llevan a que hoy no esté más cerca del gobierno que ayer pero puede que menos que mañana. Derrotas cuya radiografía pone en evidencia que las posibilidades de éxito de esta estrategia están más en las flaquezas y debilidades de la actual mayoría parlamentaria que en la fortaleza de la alternativa.

He ahí la debilidad de la posición del señor Feijóo y del Partido Popular: la evidente incapacidad para articular una alternativa parlamentaria a la actual mayoría ya que esta estrategia trumpista solo triunfaría si el PP y Vox habían sumado por sí solos pues difícilmente encontrará otros apoyos. ¿Por caso, cabe pensar que algún partido de los que apoyan al actual gobierno se va a sumar a sus recursos a la ley de Amnistía y a la financiación singular de Catalunya?, ¿a la recusación de magistrados del TC? Es notorio que en relación a amnistía y la financiación especial para Catalunya hay miembros destacados del PSOE y Sumar que están en contra, o no los aprueban, pero no cabe esperar que ningún parlamentario de esos partidos vaya apoyar la iniciativa del PP. Más aún, con estas recusaciones es más que posible que partidos nacionalistas (PNV, JxCat) que, por semejanzas ideológicas, habían podido ser sus socios o aliados (ya lo fueron en otras legislaturas) no quieran saber nada de una posible alianza y mucho menos si en ella entra Vox cuyo apoyo resulta imprescindible.

Una estrategia trumpista que parece seguir alimentándose de una visión errónea de la fortaleza del gobierno de turno. Error que se agranda después de las últimas elecciones catalanas que pusieron en evidencia el acierto de la estrategia del PSC que, hoy por hoy, es el partido hegemónico en Catalunya. Una hegemonía que supone para el gobierno español un balón de oxígeno en uno de los asuntos más difíciles y delicados de la política española.

 Pensar que esta hegemonía va a provocar una reacción de JxCat contraria, por caso, apoyando una moción de censura al gobierno español de turno es un error por que, como bien apunta la prensa catalana más lúcida, eso no se va a dar. Las derechas catalanas saben que les va mejor con Sánchez-Díaz que con Feijóo-Ayuso-Abascal.

He ahí el “drama” de Feijóo: para abrir la posibilidad de una real alternativa al gobierno de turno (PSOE/Sumar) tiene que marcar distancias tanto con Vox como con la señora Ayuso pero esto es algo que, hoy por hoy, no está en condiciones de hacer. Tampoco está claro que quiera, pues no puede estar seguro que de intentarlo no ponga en riesgo su puesto de presidente del PP: la sombra de Casado es alargada.