Después de 34 años como líder de UGT, Pepe Álvarez quiere seguir

Este último trimestre del año va a estar muy animado con tantos congresos que se van a llevar a cabo: PSOE, ERC, Junts, así como el de la  UGT Federal, cuyo congreso está fijado del 25 al 27 de noviembre en Barcelona. La gran novedad del cónclave ugetista es que Pepe Álvarez, su secretario general, ya ha anunciado que optará a un tercer mandato Federal. Lo ha dicho en su intervención, el pasado jueves, en el Comité Nacional de la UGT catalana, argumentando que se siente fuerte para hacer frente a los retos que tiene la organización y cómo se siente imprescindible añadía: “No conviene dejar al sindicato en estos momentos, porque se tardaría algún tiempo en estar al cien por cien”. 

Álvarez, un joven sindicalista de 68 años, le ha cogido el gusto al cargo, a Madrid, centro del poder político , económico de este país, y como viene siendo habitual, hace ya unos cuantos años, en los representantes políticos y sindicales, se están perpetuando en sus cargos como si no hubiera recambio para sustituirlos, que sería lo deseable cuando se dirige  tantos años. Este es el caso de Pepe Álvarez: lleva 8 años al frente de la UGT federal, pero venía de estar 26 en la UGT de Catalunya como secretario general, además en otros cargos del sindicato. Lleva afiliado al mismo desde 1975. 

Es que el actual responsable de la UGT nacional es un fenómeno porque lleva la nada despreciable cifra de 34 años dirigiendo a los ugetistas y ejerciendo el poder, sin dejar que crezca a su lado alguien al que pasarle el testigo. Debe pensar que si Cándido Méndez, su antecesor, estuvo al frente de la UGT 22 años, aún le quedan unos cuantos años. Tiene energías suficientes y morirá con las botas puestas. Es su estilo y su ambición de conservar el poder y lo que ello significa. Lo sabe y lo disfruta a las mil maravillas.

Los nuevos dirigentes sindicales, en Catalunya, y se supone que en otros lugares también, mezclan la defensa de los derechos de los trabajadores con la política, cosa que no deberían hacer. Los dos sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT, han intervenido y de qué manera en todo el “proces”, los políticos presos, los indultos, la amnistía y ahora, a pocos días de la Diada (fiesta nacional de Catalunya) han aprovechado la ocasión, en una nota de prensa conjunta, de demandar la protección y desarrollo de la lengua catalana en todas las actividades de nuestras vidas,- lo que justifica su imposición en el sistema  educativo catalán-  decía la nota de quienes también afirmaban la necesidad de un nuevo modelo de financiación autonómica. ¿Apoyan el concierto económico para Catalunya? Es evidente que sí. Igualmente piden el traspaso de Rodalies al gobierno de la Generalitat de Catalunya, cuando no hace tantos días una buena parte de la plantilla no estaba de acuerdo con el traspaso. ¿Lo han consultado a los trabajadores? No. 

Es curioso cómo los dos sindicatos no se han pronunciado nunca, ni hemos visto la solidaridad, con las familias que han estado y siguen reivindicando más horas de español en las clases, algunas de las cuales han sufrido acoso. El silencio de UGT y CCOO ha sido clamoroso. Los pronunciamientos, así como los apoyos sindicales, son selectivos.

¿Quién empezó el cambio de la UGT de Catalunya? Pues Pepe Álvarez, que se fue alejando de su partido "hermano”, el PSC, dejando en manos de ERC la secretaría general con Camil Ros, un independentista al frente.  No obstante, una buena parte del sindicato se plantó y se hizo un enjuague, poniendo a Matías Carnicero, hombre fuerte en SEAT y en el sindicato, como presidente. Era la fórmula para equilibrar la balanza que impide que Ros campe a sus anchas, aunque en más de una ocasión ha hecho de las suyas.