Pedro Sánchez hace caso al sentir mayoritario

Manoel Barbeitos
Economista

Una mujer sujeta un cartel durante una concentración en la calle de Ferraz en apoyo al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la sede del PSOE, a 27 de abril de 2024, en Madrid (España).
Una mujer sujeta un cartel durante una concentración en la calle de Ferraz en apoyo al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la sede del PSOE, a 27 de abril de 2024, en Madrid (España).


 

España precisa de un poder judicial acorde con una democracia avanzada. También de medios de información y opinión libres, independientes y críticos, no de aquellos que contribuyen diariamente a enfangar


 

Pues sí. Finalmente Pedro Sánchez atiende al sentir mayoritario y decide seguir como Presidente del Gobierno español. Era políticamente lo más lógico y coherente aunque hay que aceptar que todo ser humano tiene sus límites, por lo que resultaba comprensible que había dado algunas señales de flaqueza más psicológica y física que política. 


 

 

 

Como señalamos repetidamente en estas páginas y también lo hicieron muchos medios de comunicación y opinión, los ataques de las cavernas política, judicial y mediática contra Pedro Sánchez, los dirigentes de las izquierdas y el Gobierno de progreso están siendo brutales y claramente facinerosos. Claro que con lo que seguramente no contaban aquellas era con la reacción de la sociedad civil de los pueblos de España cuando sienten que le quieren hacer retroceder décadas, que los riesgos de perder parcelas de libertad, espacios de bienestar, mejoras laborales y sociales, avances en la igualdad y en la lucha contra la corrupción son reales por que las “fuerzas de la oscuridad” siguen ahí.


 

Por que seguramente que no menos influencia en esta nueva decisión de Pedro Sánchez tuvo la actitud soberbia, prepotente y despectiva de las derechas extremas (PP, Vox). Para alguien tan combativo como Pedro Sánchez escuchar a Alberto N. Feijoo decir cosas como que “representaba el pasado” seguramente que fue un revulsivo para seguir. Unas declaraciones que sumadas a otras volvieron a poner en evidencia el nulo perfil de estadista de Feijóo así como su torpeza, sin olvidar sus malos modos. Malos modos que le llevan a ir de derrota política en derrota política como ahora y comoseguramente se repetirá en las próximas elecciones catalanas.


 

Como lecturas políticas relevantes cabe reflejar las siguientes: que en la sociedad civil no son pocos/as los/as que valoran muy positivamente las muchas medidas de progreso aprobadas por este gobierno que preside Pedro Sánchez. Los/as mismos/as que no quieren que regresen al poder las que anteriormente llamaba “fuerzas de la oscuridad”.  Se vuelve a poner en evidencia que las derechas extremas con sus ataques al gobierno de progreso lo que realmente consiguen es unir, por encima de las diferencias, las distintas fuerzas que apoyan al Gobierno, que acaban poniendo por delante lo que las une frente a lo que las separa. No cabe duda que, por caso, las fuerzas soberanistas prefieren un gobierno presidido por Pedro Sánchez que uno por Núñez Feijoo.


 

Otras lecturas serían, algo muy repetido, que que las izquierdas deben madurar y dejar  de una vez de pelear como sí habían estado en un patio de colegio para priorizar el interés común sobre el legítimo interés partidario. Los soberanistas, especialmente los catalanes, ya saben que con Pedro Sánchez en la Moncloa se puede avanzar más en soberanía que con la derecha extrema. Que este gobierno de progreso, como se puso de manifiesto en estos días, debe hablar y escuchar más a la ciudadanía y abrir canales su participación para que los partidos que lo forman se democraticen. También debe entender que las fuerzas soberanistas son imprescindibles para avanzar en democracia. Finalmente que hay que avanzar más y rápido en progreso, bienestar social, igualdad, justicia, equilibrio territorial, vivienda, medio ambiente...  no cabe dar marcha atrás.

 

Hablando de reformas pendientes hay dos que en estos días volvieron a quedar en evidencia: la judicial y la mediática. España precisa de un poder judicial acorde con una democracia avanzada. También de medios de información y opinión libres, independientes y críticos, no de aquellos que contribuyen diariamente a enfangar la vida política.

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