Es bien cierto que en estas últimas décadas las derechas españolas no tienen mucha suerte con sus líderes políticos (Mariano Rajoy, Pablo Casado y Alberto Núñez). Seguramente que estas élites (bancos, oligopolios, constructoras, en definitiva el IBEX35), con alguna excepción (Ferrovial…) no les importa mucho este déficit pues no puede decir que les vaya mal con el gobierno español de turno (PSOE/Sumar) si atendemos a los resultados económicos que vienen presentando en estas últimas legislaturas.
A quién sí parece importarle mucho es a sus amigos mediáticos (ABC, Mundo, La Razón, La Voz de Galicia…) y judiciales (Marchena, García-Castellón, Escalonilla, De los Cobos, Concepción…) que bien parecen querer ocupar ese vacío político y llevar la iniciativa en las operaciones de acoso y derribo contra el gobierno progresista. Basta con consultar las hemerotecas de estos años para comprobar estas actuaciones mediáticas y judiciales que, como muestran las evidencias, aun siendo feroces y causando importantes brechas en las izquierdas no consiguen derribar al gobierno progresista. Pero “inasequibles al desaliento” no dejan de intentarlo.
Subrayaba al principio que las derechas españolas no acertaban en la elección de sus líderes y así lo podemos confirmar si repasamos la trayectoria política de los últimos. Si la dirección de Mariano Rajoy (2004-2018) fue tan lamentable como para ser imputado por la corrupción a gran escala de su partido (PP), por las actuaciones de su gobierno (operación Catalunya) y para ser cesado como Presidente del gobierno mediante una moción de censura (2018), el primer y por ahora único caso en la democracia española.
Su sucesor, Pablo Casado (2018-2022), pasaría con más pena que gloria como líder del PP para finalizar siendo defenestrado por los líderes autonómicos de su partido la cuya cabeza estaba y sigue estando Isabel Ayuso. El actual Presidente del Partido Popular (PP), Núñez Feijóo (2022) en el poco tiempo que lleva al frente de las derechas conservadoras no solo ha dado sobradas muestras de su pobre perfil intelectual y político (dejando en no pocos casos una imagen penosa) sino que en su obsesión por llegar en el plazo más corto posible a la Presidencia del Gobierno va de derrota política en derrota política, algunas muy sonadas.
Si ahora todo apunta a que su oposición frontal a la amnistía lo lleva a un nuevo fracaso, no menos suerte le espera a su cruzada contra la corrupción (caso Koldo) por una razón tan simple como que el partido más corrupto de Europa (PP) difícilmente puede liderar una operación como esa: una investigación judicial y política a fondo sobre la corrupción en España seguramente llevaría a la disolución de este partido.
A pesar del respiro que supusieron las elecciones gallegas (18 de febrero) el pasivo de Núñez
Feijóo no para de llenarse de fracasos políticos: elecciones generales (2023) sesiones de investidura fracasadas (las suyas: septiembre 2023) y triunfantes (la de Sánchez: noviembre 2023)…que oscurecen su futuro como dirigente de la derechas españolas. Fracasos que confirman que las derechas españolas siguen sin encontrar un dirigente de un cierto nivel intelectual y político, un estadista.
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