Ecologistas advierten de la "grave contaminación por metales pesados" en ríos del entorno de la mina de Touro
Los niveles de mercurio en ríos como el Pucheiras o la balsa de lodos de Angumil son 100 veces superiores al máximo permitido, dicen desde Ecoloxistas en Acción.
El proyecto para la reapertura de la mina de Touro - O Pino sigue su curso. Pese a que la Xunta dio carpetazo al plan de reiniciar la actividad en el complejo minero hace unos años, las promotoras de la iniciativa han vuelto a la carga e, incluso, han iniciado un proceso de recogida de currículums. Sin embargo, todavía no han logrado el visto bueno de las administraciones públicas y tienen que superar un buen número de trámites medioambientales, unas barreras que hoy parecen difíciles de salvar por los alarmantes datos que arrojan los estudios de los grupos ecologistas en la zona.
¿INTENTOS DE OCULTARLO?
En este sentido, el último informe de Ecoloxistas en Acción detalla los altos niveles de contaminación en los ríos del entorno al complejo minero, donde la presencia de metales pesados alarma a los ecologistas. Tras tomar muestras de los caudales, la plataforma envió las pruebas a un "laboratorio acreditado", donde se constató la "grave contaminación" de los ríos.
Los cursos de agua afectados por los drenajes de la mina están bajo el foco de la organización por la "pasividad de la Xunta de Galicia" y las, aseguran, "tentativas de la empresa minera de ocultar la existencia de contaminación grave y persistente". Los ríos Brandelos, Pucheiras, Portapego y la balsa de Angumil han sido objeto de estos análisis, confirmando en ellos "la contaminación por cuatro metales en los puntos analizados". Los niveles de níquel, cadmio, mercurio y selenio son, según estos informes, muy superiores a lo recomendados y se encuentran en caudales que acaban llegando al río Ulla, dentro de la Red Natura 2000.
INFORMES NEGATIVOS
En el caso del Pucheiras, por ejemplo, la presencia de mercurio es 100 veces superior al máximo permitido, como también ocurre en el Brandelos y en la balsa de lodos de Angumil, mientras que el cadmio o el níquel están dos y tres veces por encima del máximo que marca la normativa de calidad ambiental.
En esta misma línea, el Portapego reporta niveles de níquel siete veces superiores al límite legal, con el cadmio triplicando el máximo permitido. Todos los datos han sido remitidos al juzgado instructor de Arzúa, donde se investigan los presuntos delitos contra el medioambiente.
Para Ecoloxistas en Acción, los resultados prueban que, en el caso de la balsa de lodos, no fue "sellada adecuadamente" en 1988 y que "tiene filtraciones hiperácidas", derivando en la contaminación de los arroyos próximos. Por todo esto, el colectivo llama a las administraciones públicas a "actuar frente a las denuncias" por los vertidos que se dieron entre febrero y mayo "sin ningún tipo de autorización" y que se suman a las del pasado octubre.
“A pesar de la reiteración de los vertidos contaminantes y de las múltiples denuncias que realizamos, que llevaron al inicio de un expediente sancionador por Augas de Galicia y un procedimiento penitenciario, la empresa propietaria, Explotaciones Gallegas, apenas fue sancionada con una sanción leve. Una cantidad que es calderilla para la empresa infractora”, censura Isabel García, portavoz de Ecoloxistas en Acción.
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